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BEBEdores

En Guatemala, el promedio de edad en que los jóvenes se inician en el consumo de alcohol es de 15 años

En las fiestas de graduación y las próximas celebraciones navideñas no pierda de vista a sus hijos, porque aunque le parezca increíble, éstas son algunas de las principales ocasiones que los jóvenes aprovechan para ingerir bebidas alcohólicas por primera -pero no siempre última- vez.

Según los relatos de muchas personas que se convirtieron en dependientes del alcohol y que han dado a conocer su testimonio en reuniones de Alcohólicos Anónimos, AA, o en centros privados de recuperación, empezaron tomándose los restos de licor que dejaban los adultos en festejos como los mencionados; después, solos o en compañía de sus amigos, iniciaron la costumbre de pasar a alguna tienda de autoservicio a comprar vino o champagne, para continuar divirtiéndose.

¿Cuál es el trasfondo?

Debido a que los seres humanos somos entes biopsicosociales (cuerpo, mente y sociedad), no podemos ser analizados de manera aislada, sino que se debe tomar en cuenta todos los aspectos en mención.

Y ante la interrogante: ¿por qué un adolescente se inicia en la bebida?, hay varias respuestas.

A criterio del psicólogo clínico Sergio Argüello, de la Universidad de San Carlos, con experiencia en atención de casos de alcoholismo y adicciones, la historia familiar de los muchachos afectados es muy importante.

Por ejemplo, si sufrieron la muerte o el abandono de alguno de sus padres, si fueron sobreprotegidos o existe un control excesivo por parte de la madre, debido a que ella es codependiente de su esposo, también puede ocurrir que haya una relación de dependencia entre el adicto y otros integrantes de la familia.

?Esto significa que el vínculo del joven con el alcohol ha sido establecido, muchas veces, a través del vínculo parental, y por eso les resulta tan difícil desprenderse de él?, señala Argüello.

Al respecto, Sibyl Prado Rosales, psiquiatra infantil por la Universidad Heidelberg de Alemania, expresa que sin duda los factores son diversos, e inciden en un cuadro de abuso de alcohol durante la adolescencia. Por lo general, se combinan elementos genéticos y familiares con la presión social, sumado al incompleto desarrollo de las habilidades cognoscitivas, interpersonales y físicas de los jóvenes, situación que los torna potencialmente más vulnerables.

Aristas

El alcoholismo está definido como una enfermedad y determinado como tal, se encuentra en las clasificaciones médicas mundiales. También se sabe que cuando existen antecedentes familiares del problema, los hijos son más susceptibles a padecer el trastorno, pero no ocurre así en todos los casos.

Hay quienes optan por no probar jamás el alcohol, pero hasta cierto punto éste es un rechazo inconsciente a la conducta de sus padres. Mientras, las hijas de alcohólicos tienden a la codependencia, es decir, a involucrarse en relaciones de pareja donde hay abuso emocional e incluso físico, señala Prado.

Estos jóvenes son ansiosos, depresivos, tienen sentimientos de inferioridad y baja autoestima. Hay quienes presentan características especiales como personalidad limítrofe (con dificultad para controlar sus impulsos; incluso, algunos padecen problemas de inteligencia). Según agrega Argüello, el conflicto fundamental es el problema de identidad, porque las discordias familiares no les han permitido obtener un buen reflejo de quiénes son.

Dependencia

El pediatra Mario Castillo, jefe del Programa Nacional de Atención Integral del Adolescente, del Ministerio de Salud, considera que el alcoholismo no es una enfermedad sino una decisión de dependencia, tal vez inconsciente, que se podría expresar en ?yo decido cómo hacerme daño?.

También señala que al principio los adolescentes no son alcohólicos crónicos (de empezar a beber hoy y terminar a los seis días), sino etílicos agudos, que sólo beben, por ejemplo, cada fin de semana. ?Comienzan siendo bebedores sociales y terminan convirtiéndose en alcohólicos?, dice Castillo.

Asimismo, hay otros que beben una o dos cervezas diarias, sin llegar a emborracharse, pero personalmente no se consideran alcohólicos. Ser llamados así les representa una amenaza, porque no quieren reconocerse como dependientes. Irónicamente, a muchos les gusta bromear: ?Más vale ser un borracho conocido que un alcohólico anónimo?.

Varias consecuencias

El alcoholismo afecta a la persona a nivel físico y emocional, así como a su esfera familiar, social, laboral y económica. Los adolescentes etílicos no escapan a estas consecuencias, ya que se muestran irritables, agresivos, rebeldes, y sufren cambios en su conducta interpersonal y académica.

Esto los lleva a un bajo rendimiento escolar, ya que además de faltar al colegio o la escuela, cancelan con frecuencia sus reuniones de estudio para llevar a cabo actividades de alto riesgo, como conducir en estado de ebriedad y tener relaciones sexuales irresponsables, indica la doctora Sibyl Prado.

En cuanto al surgimiento de daños orgánicos, Castillo puntualiza que depende de la cantidad de alcohol que los jóvenes ingieran y la frecuencia. Por ejemplo, podría ser que si empezó a los 15 años, no presente síntomas de cirrosis sino hasta los 20.

Círculo vicioso

El efecto psicológico del alcohol opera en dos vías: una, a través de lo que tradicionalmente se ha llamado placer o reforzamiento positivo, que crea una sensación de bienestar y euforia; la otra, por reforzamiento negativo, que produce ansiedad y depresión.

Por eso, cuando el efecto pasa, las personas necesitan ingerir más. Esto se debe no sólo al efecto físico de mayor tolerancia, sino también a que buscan sentirse mejor. Si bebieron y se sintieron ?6? (en una escala del 1 al 10), después ingerirán mayor cantidad para sentirse ?10?. ?Ésta es la factura que pasa el alcohol, pues hace que la persona necesite una nueva dosis y así empieza el círculo vicioso que al establecerse, identifica al alcoholismo?, concluye Argüello.

Esté alerta

Una persona alcohólica es fácil de detectar, porque sufre diversos trastornos.

? Por ejemplo, le cuesta hablar, caminar, se muestra más agresivo o retraído; además, el aliento etílico no pasa inadvertido.

? Los adolescentes presentan bajo rendimiento escolar. Los padres se darán cuenta que les hace falta dinero; a veces, el chico vende objetos personales o familiares para comprar licor.

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