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Por qué “Star Wars” debió haber sido una sola película

Cuarenta años después de que llegara a las pantallas la película que ahora debemos llamar "La guerra de las galaxias -episodio IV: Una nueva esperanza", las celebraciones tienden a enfatizar su fenomenal legado.

Dicen que "segundas partes nunca fueron buenas". ¿Y terceras, cuartas, quintas..? (ALAMY)

Dicen que "segundas partes nunca fueron buenas". ¿Y terceras, cuartas, quintas..? (ALAMY)

Atención: este artículo contiene 'spoilers' sobre los diferentes filmes que forman la saga de “La guerra de las galaxias”.

Hasta ahora se han producido tres secuelas y cuatro precuelas, dos películas para televisión y una animada.

A esa galería se suman 298 novelas y 278 dibujos animados, y por supuesto, el Día Nacional de La Guerra de las Galaxias, más los videojuegos, juguetes, camisetas y toda la parafernalia adicional generada por la opera espacial de George Lucas.

No hay muchas personas que hayan dejado semejante huella en el mundo del entretenimiento como lo ha hecho Lucas.

Pero hay un lado negativo en todo este énfasis en el “legado” de la película original de Star Wars.

Implica que su principal logro fue permitir las secuelas y precuelas, como si fuera la piedra fundacional de una iglesia.

Y aunque las películas que siguieron fueron buenas -algunas de ellas, en cualquier caso-, estas pueden oscurecer nuestra visión de la original. Y, hasta cierto punto, la estropean.

Puede que Star Wars sea la franquicia más exitosa en la historia del cine. Pero quizás hubiera sido mejor si hubiera comenzado y terminado con una sola película.

Esto es lo que voy a argumentar a continuación.

Una historia más grande

Paradójicamente, uno de los aspectos más ingeniosos de “Una Nueva Esperanza”, es que siempre pareció ser parte de una serie.

Cuando la estrenaron no fue titulada Episodio IV -esa etiqueta fue agregada en el reestreno de 1981-, pero dio la impresión de que era parte de una historia más grande que estaba en curso.

Lucas se inspiró en las series de ciencia ficción de los sábados en la mañana para insertar en la película lo que llaman un opening crawl (un texto introductorio que describe el contexto de la historia que sigue).

“Naves rebeldes, atacando desde una base clandestina, han ganado su primera victoria contra el diabólico Imperio Galáctico”, dice el texto.

De ahí en adelante, la película genera la engañosa ilusión de que, si hubiésemos ido al cine una semana antes, habríamos visto esas naves rebeldes atacando al Imperio.

Ahí nos cuentan que Obi-wan Kenobi ayudó al padre de la princesa Leia en un conflicto llamado la Guerra de los Clones, que Darth Vader fue pupilo de Obi-Wan y que Han Solo se convirtió en enemigo de un gánster llamado Jabba el Hutt.

Y por supuesto, hay una declaración en la que se revela que todo eso pasó “hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana”.

Estas alusiones aumentan el maravilloso sentido de la aventura que vamos a presenciar, la cual es una de las tantas que han ocurrido en esa lejana galaxia.

Sabemos que esas referencias no son reales, pero es realmente excitante imaginar que sí lo fueron.

Es por esta razón que, si los otros episodios se hubiesen quedado solo en nuestra imaginación, “Una Nueva Esperanza” sería hoy más apasionante.

Del mito a lo disfuncional

Las producciones que vinieron después comenzaron a responder las preguntas, a resolver los misterios.

Redujeron su mítica visión a una mera pelea entre los miembros de una familia disfuncional.

Las precuelas desmitificaron al icónico villano de “Una Nueva Esperanza”, mostrándolo como un amargado niño malcriado.

Las secuelas más recientes -como el “Despertar de la fuerza”- devalúan su victoria al mostrárnosla como algo poco espectacular: no solo prevaleció el mal, sino dos de los héroes (Han Solo y la Princesa Leia) tuvieron un hijo que luego se convertiría en un maniaco parricida y genocida.

La magia de “Una Nueva Esperanza” nos hizo creer que estábamos viendo un episodio de una hitoria épica en desarrollo.

Años después, cuando realmente se volvió un episodio dentro de una épica en desarrollo, la magia desapareció.

¿La mejor de todas?

Para algunos fanáticos, la primera película de la saga no es la mejor de todas.

Hay cierto consenso al decir que “El imperio contraataca” es el punto álgido de la franquicia, con un 94% de aprobación en el sitio Rotten Tomatoes (por encima de “Una nueva esperanza”), y una puntuación de 8.8 en IMDB (“Una nueva esperanza” alcanza 8.7).

Y aunque técnicamente pudiera ser superior, el hecho es que “El imperio contraataca” hace lo que se espera de ella, mientras que “Una nueva esperanza” hizo lo que nadie esperaba.

Es verdad que Lucas hacía un tributo a Flash Gordon y Buck Rogers.

Sin embargo, también añadió un mago de la leyenda de Arturo, dos sirvientes pendencieros de una película de samuráis (“La fortaleza oculta”, de Akira Kurosawa), una cantina del oeste y un combate aéreo como los de las películas de la Segunda Guerra Mundial.

Nadie había hecho eso antes.

Adicionalmente, “El imperio contraataca” es obviamente un capítulo intermedio, que no tiene una resolución por sí mismo.

La genialidad de “Una nueva esperanza” es que, aun cuando pretende ser un episodio de una saga en expansión, es la única película que ofrece una historia completa y satisfactoria.

Es la única en la cual el viaje del héroe va desde ser nadie a la gloria intergaláctica.

¿Y los personajes de la saga?

¿Y la saga no se hizo más interesante con los personajes que vinieron después? ¿Qué pasa con Lando Calrissian y Yoda?

Frente a esas preguntas, podría decirse que, si quisiéramos ver al piloto contrabandista de la Falcon Millennium encontrar su conciencia justo a tiempo para unirse a los rebeldes, entonces no necesitamos a Lando. Nos quedaríamos con Han Solo.

Si quisiéramos contemplar a un ermitaño de pelo blanco, transformado en un maestro Jedi, habría que decir que Obi-Wan Kenobi estaba haciéndolo muy bien antes que Yoda apareciera.

Fórmula repetida

Es sorprendente lo rápido que Lucas comenzó a plagiarse así mismo.

Desde la primera secuela hasta la última vemos variaciones de los temas introducidos en “Una nueva esperanza”.

De las ocho películas presentadas hasta ahora, tres alcanzan el clímax cuando un escuadrón de rebeldes hace estallar la Estrella de la Muerte.

Y cuatro han traído a un joven desde un planeta rural hasta el corazón del conflicto.

La que más se adueña de elementos de “Una nueva esperanza” es “El despertar de La Fuerza”. El guion es idéntico, pero con el doble de personajes.

Pero eso no es la peor. “Rogue One”, estrenada el año pasado, pareciera más creativa, pero: tiene otro héroe reacio (Jyn Erso), otro mentor (Saw Gerrera) que vive en una cueva, otro robot pesimista (K-2SO) y otro piloto espadachín (Cassian Andor).

Incluso presenta a los héroes infiltrándose en una base imperial, disfrazados de soldados del Imperio, tal como lo hicieron Luke Skywalker y Han Solo hace 40 años.

Y su secuencia más celebrada es el final de Darth Vader, todo un detallado y descarado homenaje a “Una nueva esperanza”.

La única

¿Deberíamos pedir más de las grandes producciones de ciencia ficción?

Los fanáticos de “La guerra de las galaxias” se muestran patéticamente agradecidos cada vez que el director cambia cualquier cosa (armaduras negras por unas blancas; androide de cuerpo esférico, en vez de uno cilíndrico).

En el caso de “Una nueva esperanza” no había cambios.

No obstante, también hay que admitir que Lucas no habría hecho este paradigmático film si hubiese asegurado los derechos de Flash Gordon.

Todo se debe a que Lucas se vio obligado a crear escenarios y personajes frescos, más que a modificar algo existente.

Eso le hizo revolucionar las tendencias prevalecientes en el mundo del cine.

Quién sabe que habría creado si “La guerra de las galaxias” no hubiese absorbido su vida.

También vale preguntarse: ¿quién sabe lo que sus sucesores -J. J. Abrams, Gareth Edward, Rian Johnson y otros- habrían creado de no estar tan ocupados imitándolo?

De no ser por todas las secuelas y precuelas, no habríamos tenido necesidad de decir “La guerra de las galaxias – Episodio IV: una nueva esperanza”.

Simplemente le habríamos otorgado el monumental título que merece, el mismo de su estreno en 1977: “La Guerra de las Galaxias”.

Lee la historia original en inglés en BBC Culture

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