Son palabras de Leo, quien nació con genitales femeninos, y este verano, a sus 10 años, empezó a hablar abiertamente de con qué se identifica y con qué no.
BBC NEWS MUNDO
“No soy ni niño ni niña”: Leo, de 10 años, te cuenta qué es ser “no-binario”
"Pensé que era niño, porque no soy del todo niña. Pero tampoco soy niño".
Leo usa sostén y dice que lo primero que llama la atención de la gente son sus pechos. Aunque cuando dicen que es niña lo niega.
Investigó sobre sus sensaciones con la ayuda de sus padres y decidió que es “no-binario”.
“Me encontré con el concepto y me di cuenta que es lo que de verdad funciona para mí”.
El género no-binario, también conocido como genderqueer, se refiere a un conjunto de identidades transgénero que agrupa a todas aquellas personas que no se sienten identificadas con lo masculino o lo femenino.
Los no-binarios pueden sentirse hombre o mujer a la vez, ninguno de los dos o identificarse con un género durante un periodo y con otro durante otro.
Leo le explicó su caso a la BBC.
“¿Cuál sería tu nombre?”
“No sé cuándo me di cuenta de que no me estaba sintiendo bien (con mi identidad de niña).
A la primera persona a la que se lo dije fue mi profesora.
La pregunté por qué en la obra que estábamos representando ninguna niña tenía genitales masculino y le dije que yo no era una niña.
Ella no pensó que le estuviera mintiendo, porque (lo que le estaba diciendo) no era para nada común.
Pero tampoco creo que entendiera cómo me estaba sintiendo.
Pensé que debía esperar a tenerlo claro antes de contárselo a alguien más, pero me di cuenta que eso no me iba a hacer bien.
Así que le saqué el tema a mi madre, porque sabía que me iba a apoyar con todo.
Era un manojo de nervios.
Pero me relajé cuando vi que a mi mamá le interesó mucho lo que le estaba contando.
“¿Cuál sería tu nombre si fueras niño?”, me preguntó.
“Siempre te atrajeron más lo niños. ¿Serías entonces un hombre homosexual o heterosexual?”, siguió.
En algunas familias simplemente se reirían (de la situación) y no lo creerían. O no sabrían cómo reaccionar.
Así que tengo mucha suerte. Es estupendo tener unos padres tan maravillosos.
“No cambia nada”
En la escuela todo el mundo se ha portado también muy bien.
Fue mi maestra la que se lo contó a mis compañeros de clase, quienes me dijeron que (lo mío) es realmente interesante.
Y es que tenemos 10 y 9 años y esto no cambia nada.
Sólo jugamos, no hablamos de cosas personales.
Una vez, cuando estaba jugando en la arena con una amiga, me preguntó: “Entonces, ¿eres un niño?”.
“No, no soy un niño, ni tampoco una niña”, le dije.
“Soy no-binario. Así que estoy en la mitad”.
“¿No eres ni uno ni lo otro?”, me repitió.
No, no es que crea que no soy ni masculino ni femenino. Soy ambos.
Quiero usar el baño de los niños porque es el más adecuado. Aunque entiendo que a muchos niños puede preocuparles que alguien que no tiene lo que ellos tienen use su baño.
Pero no me permiten usar los lavabos de las niñas y creo que sí debería poder hacerlo.
Aun así, siento que “él”, no termina de funcionar bien para mí.
De pechos y barba
Cuando sea mayor volveré a decidir sobre esto, porque va a ser difícil decir que no soy mujer.
No existe un cuerpo para los dos géneros. Ojalá hubiera algo a medio camino.
Por el momento uso sostén. Pero puedo salir sin él si me visto con una sudadera deportiva.
Los pechos son lo primero que percibe la gente, así que, cuando dicen “ella” o “él” para hablar de mí, les digo que no soy ni niña ni niño.
Y lo dejo así.
Si me hacen preguntas, las respondo, pero no quiero que eso sea el centro de atención.
Ni siquiera es lo más interesante de mí.
Me gusta la idea de tener barba algún día. En verdad me gusta esa idea.
Puedes poner el pelo de tu cabeza en el mentón y crece como barba. Así lo usa la gente con cuerpo de mujer.
El padre de un amigo me dijo que funcionaba, pero igual estaba equivocado.
Si hubiera alguna forma de no tomar hormonas bloqueadoras y masculinas… — la terapia de sustitución hormonal que usan los transexuales y transgénero para cambian el balance de las hormonas en sus cuerpos—.
Pero entonces la gente diría de mí: “Mira (esa mujer) con barba de hombre”.
No quiero que la gente me asocie con un género u otro.
Pero sé que lo hará. No creo que haya forma de escapar de eso.
Aunque ahora me siento mucho más feliz que antes. Siento más relajación, me siento más capaz de hablar sobre ellos sin tener que avergonzarme.
“No necesito que la gente me entienda. Sólo que no sea desagradable”.