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Cuál es el método anticonceptivo más efectivo (sin contar la esterilización) y por qué apenas se utiliza

¿Qué objeto se asemeja a un insecto "alienígena" que decapita espermatozoides? Si respondiste el DIU, el dispositivo intrauterino, ¡felicidades! estás en lo cierto.

De longitud similar a un clip sujetapapeles, estos extraños objetos tienen variedad de formas, desde óvalos con adornos a arañas de cuatro patas. Sin embargo, la variedad más común en el mundo occidental consiste en una pieza de plástico en forma de T con una terminación de hilos colgantes.

Para funcionar, el DIU se debe colocar dentro del útero, donde se puede quedar -dependiendo de la marca y el tipo- hasta 12 años. Estos dispositivos son increíblemente buenos a la hora de evitar embarazos.

De hecho, el DIU es el anticonceptivo más eficaz en todo el planeta -al margen de la esterilización o la abstinencia sexual-. Y aparte de esas opciones, también es el método de control de natalidad más popular en el mundo.

Esto no quiere decir que la mayoría de mujeres de cada país haya oído hablar de él. En Asia, por ejemplo, el 27% de las mujeres usan un DIU como método anticonceptivo. Pero la tasa es solo del 6,1% en América del Norte y menos del 2% en Australia y Nueva Zelanda.

¿Por qué? ¿Y por qué deberíamos conocerlo mejor?

Poca publicidad

Una de las razones por las que los DIU no se utilizan más en Estados Unidos puede ser la falta de publicidad. Durante años, los gigantes farmacéuticos han elegido invertir mucho en la promoción de la píldora anticonceptiva, que les aporta más beneficios económicos.

“Creo que los pacientes ahora son más conscientes de lo que eran en el pasado”, dice Alyssa Dweck, una ginecóloga con consulta en Nueva York, EE.UU. “Pero el dinero obviamente es importante”.

“Hay muchas empresas con muchas formulaciones diferentes [de la píldora anticonceptiva], aunque algunas de las diferencias apenas son notorias para las personas”, explica David Hubacher, epidemiólogo de la organización no lucrativa de desarrollo humano FHI 360. “En contraste, si miras el principal DIU que hemos tenido en el mercado desde 1988, ParaGard, no ha habido mucha publicidad”.

Otra razón es que tienen un pequeño problema de imagen. Hay multitud de rumores hostiles sobre los DIU, como la idea de que son dolorosos, que causan infertilidad o que conducen a malas relaciones sexuales.

A la luz de su accidentada historia, esto no es especialmente sorprendente.

Todo tipo de objetos

La idea de que colocar un objeto extraño en los órganos reproductores de una mujer podía evitar embarazos surgió por primera vez a finales del siglo XIX.

En un principio, los doctores simplemente colocaban objetos al azar en la cérvix, la entrada del útero, esperando que funcionaran.

Estos precursores tempranos del DIU, llamados “pesarios de raíz”, estaban hechos de todo tipo de materiales, como huesos o vísceras de gatos. Versiones posteriores eran en su mayoría tornillos de metal con “colas” largas y bífidas.

Los primeros DIU comerciales aparecieron décadas después, en 1920. Fueron popularizados por el doctor alemán Ernst Grafenberg, más conocido porque el punto G recibe su nombre de él.

El diseño de Grafenberg era un simple anillo de metal que se colocaba en el útero. Pronto empezó a realizar estudios científicos para ver si realmente funcionaba. Todo iba bien, pero su investigación fue interrumpida cuando los nazis lo arrestaron. Posteriormente fue rescatado por la reina del control de natalidad, Margaret Sanger, y huyó a Estados Unidos.

A partir de ahí, los DIU recibieron un impulso.

En China, los DIU, junto a las esterilizaciones forzadas. fueron una importante herramienta para aplicar la política de un hijo. Hasta ahora, el país tiene sus propios dispositivos que han sido especialmente diseñados o alterados para que sea más difícil retirarlos, a menudo se requiere una operación.

En Estados Unidos, mientras tanto, ocurrió el desastre de Dalkon Shield. La infame marca, que tenía una carcasa similar a una herradura de caballo, apareció en la década de 1960. Se basaba en la idea de que los DIU con una superficie más amplia serían más efectivos. Pero resultó ser lo contrario: tenían un alto riesgo de embarazo. Incluso peor, condujeron a infecciones generalizadas e infertilidad.

Fue un enorme escándalo público y finalmente más de 50.000 mujeres presentaron demandas que fueron exitosas contra el fabricante.

“Las mujeres siempre van a estar preocupadas sobre su fertilidad futura. Se necesitó bastante tiempo para hacer DIU seguros y para reorientar las opiniones de las mujeres”, evoca Dweck.

Afortunadamente, las versiones modernas son bastante diferentes.

DIU modernos

Hay dos tipos principales de DIU modernos: los que contienen cobre y los que liberan lentamente una dosis baja de la hormona levonorgestrel.

“Los productos que tenemos hoy día son muy seguros y eficaces”, señala Hubacher.

Para comprender este entusiasmo, ayuda compararlo con otros anticonceptivos.

Millones de mujeres de todo el mundo desde Melbourne a Bombay se despertaron esta mañana y sacaron una pequeña pastilla de su paquete. Se tienen que acordar de tomar una casi todos los días, lo que es sorprendentemente difícil.

En teoría, la píldora anticonceptiva les da a las mujeres menos del 1% de posibilidades de quedarse embarazadas en cualquier año.

En realidad, la mayoría de nosotras nos olvidamos accidentalmente de unas cinco píldoras al mes, así que la tasa de riesgo de embarazo es más bien del 9%. Esto quiere decir que si tomas la píldora de forma humana durante 10 años, tienes un 61% de quedarte embarazada en total.

Según los cálculos, la confianza en los anticonceptivos orales lleva a unos 960.000 embarazos cada año. Hay también efectos secundarios, como mayor riesgo de coágulos potencialmente peligrosos y una sensación de bienestar disminuida.

El tema de la disciplina de uso es común a la mayoría de los anticonceptivos, desde los preservativos hasta el parche. Teniendo en cuenta cómo son la naturaleza humana y el comportamiento sexual, no se usan en la vida real tal como se supone que se debe hacer.

Pero los DIU son diferentes. Al no necesitar mantenimiento más allá de su inserción, un procedimiento que realiza un profesional médico, son exactamente tan eficaces como se dice en el paquete.

Los DIU de cobre dejan apenas un 1% de posibilidades de quedarse embarazada al año, lo que se traduce en un riesgo de un 8% a lo largo de una década; las versiones hormonales conllevan un riesgo incluso menor, de un 2% en diez años.

La versión hormonal, además, viene con algo que muchas mujeres ven como un extra: una de cada cinco usuarias ven cómo se les detiene el período.

Ann Foley, de Nueva Zelanda, decidió implantarse un DIU hormonal hace unos años.

“En general, me encantó porque siempre he sido un desastre a la hora de acordarme de tomar la píldora”, dice. “Además, averigüé que sufría efectos secundarios negativos de las hormonas, mientras que Mirena, el DIU, tiene una dosis más pequeña”.

Por qué funcionan

Antes se pensaba que los DIU funcionaban mayormente después de la concepción, al hacer imposible la implantación de un óvulo fertilizado. Pero los expertos ya no creen que ese sea el caso.

En lugar de eso, los DIU funcionan por dos razones. La primera es que cualquier objeto en el útero lleva a una respuesta inflamatoria: cierto tipo de células blancas se agolpan en la zona, donde se comen el esperma y producen un desperdicio que es tóxico para el espermatozoide.

Un estudio constató que los DIU aumentan el número de estas células en el útero en un 1.000%.

La segunda razón depende del tipo de DIU.

Las versiones hormonales modifican el cuerpo de una mujer para hacer más difícil que el espermatozoide llegue a los óvulos, y para hacer el útero inhóspito en caso de que un óvulo sea fertilizado.

Los DIU de cobre, por otro lado, son “aterradores asesinos”. Cuando los iones de cobre se disuelven en el útero, paralizan e incluso decapitan a los espermatozoides, aunque sigue siendo un misterio cómo lo hacen.

De todos modos, incluso los DIU modernos conllevan algunos riesgos. El más serio es la posibilidad de que el dispositivo sea empujado contra la pared del útero mientras se introduce, algo que se considera una emergencia médica, pero ocurre raras veces (una de cada 1.000 inserciones).

También hay un leve aumento del riesgo de infecciones, inflamación pélvica o embarazo ectópico entre otras cosas, pero estos desaparecen una vez se retira el DIU.

Por supuesto, otros métodos anticonceptivos tienen otros riesgos: cerca de una de cada 1.176 mujeres que toman la píldora corre el riesgo de desarrollar un coágulo de sangre en cualquier año, por ejemplo.

¿Duele?

Una de las mayores preocupaciones que tienen muchas mujeres es que la inserción de un DIU sea dolorosa. Y aunque este no sea siempre el caso, sin duda puede ocurrir.

“En cuanto a la intensidad del dolor, te diría que fue de un 10 sobre 10”, relata Foley. “Fue muy duro. Y cuando pensaba en el dolor el resto del día, simplemente me ponía a llorar”.

Generalmente el dolor más intenso desaparece en unos minutos, es como un espasmo fugaz, y las mujeres se quedan con un ligero dolor el resto del día.

De hecho, durante años los doctores pensaron que el dolor de insertar un DIU solo sería soportable para mujeres que hubieran dado a luz porque el canal de parto estaría ligeramente estirado.

Esto tuvo un efecto desafortunado: durante años, muchas mujeres no oyeron hablar de este método por parte de sus doctores. Ahora sabemos que no marca una gran diferencia, las mujeres que han dado a luz evalúan su dolor en un 4 (en una escala de 1 a 10), en comparación con un nivel 6.

Muchos doctores dicen ahora que las mujeres deberían tener la opción de recibir anestesia local antes de la inserción, con la esperanza de que esto aumente el número de mujeres que se colocan el DIU.

Más allá de esto, la popularidad de estos ingeniosos dispositivos “mata-espermatozoides” ha ido aumentando de forma constante desde 2000.

“Hay una gran tendencia en recomendar los DIU como una opción de primera línea”, sostiene Dweck.

Pese a que son caros de comprar e insertar, digamos que en un periodo de 10 años pueden ser más rentables que la píldora anticonceptiva, y los proveedores sanitarios se han dado cuenta.

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