Cuando los colonizadores entraron en contacto con las culturas nativas, introdujeron nuevos patógenos contra los que los aborígenes no habían desarrollado inmunidad y estos últimos se vieron abrumados y diezmados por enfermedades altamente contagiosas que contribuyeron a la desaparición de sus civilizaciones.
BBC NEWS MUNDO
Coronavirus: la amenaza del covid-19 para los pueblos indígenas (y qué epidemias han devastado a los de América Latina)
La expansión europea a territorios de América y Oceanía que se inició en el siglo XVI y la colonia en los siglos subsiguientes tuvo consecuencias catastróficas para los pueblos autóctonos de esas regiones.
La devastación de pueblos continuó hasta entrado el siglo XX y ahora el nuevo coronavirus amenaza con consecuencias similares.
“Sin lugar a dudas, nosotros, los pueblos indígenas somos uno de los segmentos más vulnerables ante la actual pandemia de coronavirus covid-19”, declaró en un comunicado la Confederación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB).
“A lo largo de la historia hemos sido víctimas de sucesivos invasores (…) por las enfermedades que portaban, como la gripe, la viruela y el sarampión”, continúa el comunicado.
Y añade: “el coronavirus es otra de estas amenazas”.
El primer caso confirmado de coronavirus entre la población indígena de Brasil se anunció el 4 de abril. Desde entonces y hasta este 14 de abril la cifra ha aumentado a 16 casos confirmados y tres muertes, según la Secretaría de Salud del Estado.
Suelo virgen
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Missouri, en Estados Unidos, concluye que la consecuencia más devastadora de la colonización europea fue la introducción de nuevas enfermedades infecciosas.
En ese momento, muchas de las poblaciones indígenas no habían sido expuestas a patógenos que eran tan comunes en Europa. Y lo provocado por dichos microorganismos altamente infecciosos entre estas comunidades se conoce como epidemias en suelo virgen.
Sus consecuencias fueron “extremadamente graves”, con un alto índice de mortalidad y una completa descomposición social, dice el estudio.
En las pequeñas comunidades indígenas de la Amazonía y otros lugares de la región, la situación no solo ocurrió en el período inicial de la colonización europea, sino amplia y repetidamente a lo largo de los siglos.
Epidemias que impactaron a los pueblos nativos de América desde la llegada de Colón en el siglo XV
1493 La flota del segundo viaje de Cristóbal Colon lleva consigo ganado infectado con un virus de influenza y arrasa con los taínos de las islas del Caribe. La epidemia se propaga por las rutas comerciales taínas hacia Cuba y Florida.
1518 Los mayas registran en sus códices la transmisión de la viruela desde la isla de La Española (hoy República Dominicana y Haití) hasta la península de Yucatán. El ejército conquistador de Hernán Cortés lleva la epidemia hasta el interior de México.
1531-33 Los pueblos de Mesoamérica –mayas, toltecas y otros- sucumben ante la epidemia de sarampión, muriendo en grandes números al contacto con europeos. Los españoles reportan que la enfermedad se extiende hacia el norte.
1659 El sarampión diezma los pueblos nativos de Florida. Hasta 10.000 personas mueren entre las comunidades calusa, tequesta, tacobaga y otras que ya habían experimentado una constante caída de sus números por epidemias desde la llegada de Colón en 1492.
1763-64¿La primera guerra biológica? Varios historiadores acusan al ejército británico en una de sus colonias en Norteamérica (futuro estado de Delaware, EE.UU.) de repartir mantas contaminadas con viruela a las comunidades indígenas shawnee y lenape. Aunque algunos dudan esas versiones, hay testimonios de la época y el oficial británico encargado, Jeffery Amherst, era conocido por su deseo de exterminar a los nativos.
1918-19 La influenza, conocida también como la gripe española, cobra millones de víctimas en todo el mundo, pero entre las tribus de Norteamérica alcanza hasta 80% de mortalidad y algunas comunidades pierden casi toda su población. Igualmente sucede entre las comunidades autóctonas de la Amazonía.
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1972 Con la inauguración de la carretera transamazónica de Brasil se crea el perfecto conducto de la malaria en la Amazonía. Con sus 4.000 km cruza la selva y provoca el desplazamiento de numerosas comunidades indígenas, poníendolas por primera vez en contacto con enfermedades extrañas. Los efectos continúan hasta hoy en día. Según expertos en medicina tropical más de 99% de casos de malaria reportados en Brasil se dan en la Amazonía.
2009 El virus N1H1, también conocido como gripe porcina, infecta a los pueblos nativos de Norteamérica con una tasa de mortalidad cuatro veces mayor que la de todos los otros grupos raciales y étnicosjuntos. Esa tasa es comparable a la de la pandemia de influenza en 1918. Neumólogos en Brasil también indicaron un mayor porcentaje de hospitalizaciones entre pacientes indígenas.
2020 El primer caso confirmado de covid-19 entre la población indígena de Brasil se registra el 4 de abril. La afectada es una joven de la etnia kokama. Una investigadora de la Universidad Federal de Sao Paulo advierte que las comunidades nativas están en peligro de ser “exterminadas”.
Respuesta inmune inferior
La doctora Lisa Sattenspiel, profesora de antropología de la Universidad de Missouri, le dijo a BBC Mundo que hay bastantes paralelismos entre la pandemia de coronavirus y una epidemia en suelo virgen.
“Se dice que este virus (SARS-Cov2) es completamente nuevo porque la ciencia moderna no lo ha visto antes”, explicó.
Como virus nuevo, nadie en el mundo había estado antes expuesto a este, pero los expertos prevén que las comunidades indígenas son particularmente vulnerables como lo han sido a lo largo de la historia de las epidemias.
En primer lugar, estas poblaciones tienden a ser geográficamente remotas, lo que presenta todo tipo de problemas, desde su respuesta inmunológica hasta la falta de recursos varios.
“No son parte de la cultura dominante de sus países. Eso puede ser ventajoso algunas veces, pero la mayoría del tiempo es un problema. Pueden ser olvidadas”, dijo Sattenspiel.
Aun con los métodos de transporte y comunicación modernos, el aislamiento o la lejanía de otras poblaciones ha mantenido a estos puebloslibres del contacto con muchas enfermedades.
“Uno se encuentra con grupos que se han criado sin haber estado expuestos a nada y, cuando se contagian como adultos de una patógeno por primera vez, su respuesta inmune es muy inferior y la enfermedad mucho más grave”.
La doctora Sattenspiel estudió el impacto que tuvo la pandemia de influenza de 1918-19 en los pueblos autóctonos de Canadá y los aborígenes de Alaska, y asegura que los factores que hicieron que la repercusión fuera grande siguen estando vigentes.
“Algo muy importante con estas poblaciones es, entre otras cosas, su bajo estatus socioeconómico, que implica muchos más problemas crónicos de salud y eso hace las cosas aun peores cuando contraen un patógeno”, señaló.
“Hay problemas de nutrición, porque sus dietas tradicionales han cambiado y están consumiendo muchas comidas procesadas”.
Una “gripezinha” de graves consecuencias
La influenza de 1918-19 también fue nefasta para las comunidades de la Amazonía, en gran parte ocupada por Brasil, pero que también se extiende a Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Paraguay.
Sin embargo, esa “guerra epidemiológica” continúa, según Bárbara Arisi, profesora de antropología de la Universidad Federal de Integración Latinoamericana, en Brasil, y quien estudia un posdoctorado en la Vrije Universiteit de Ámsterdam.
“Cuando el entonces gobierno de facto (de Brasil) hizo contacto con el pueblo (de la etnia) matis en los años 76 y 78, casi dos tercios de la población murieron por enfermedades muy simples como la gripe, porque no tenían anticuerpos”, afirmó.
“Al abrirse la carretera transamazónica en los 80, murieron muchos de la comunidad arará. Hubo una mortalidad altísima, casi la misma que ocasionó la llegada de (Pedro Álvares) Cabral a Brasil o Cortés a México”, aseguró.
La doctora Arisi forma parte de una sociedad de antropólogos internacionales que vela por las Tierras Bajas de América del Sur (SALSA, por sus siglas en inglés).
La organización escribió una carta abierta a las autoridades brasileñas y a la sociedad en general advirtiendo sobre los peligros de la actual pandemia de covid-19para los pueblos indígenas aislados.
Asisi criticó las postura del gobierno y sus adeptos al restarle importancia a la propagación del virus.
“El presidente Bolsonaro dijo que se trata de una gripezinha (gripe leve), pero para muchos pueblos autónomos una gripezinha es un gran problema”.
El primer caso confirmado de coronavirus entre la población indígena de Brasil se anunció el 4 de abril. Hasta la fecha la cifra ha aumentado a 16 casos confirmados y tres muertes, incluyendo una anciana borari de 87 años y un joven yanomami de 14 años, de acuerdo a lo comunicado por la Secretaría de Salud del Estado.
Cero contacto
La principal política de la Fundación Nacional Indígena (FUNAI) de Brasil, el organismo responsable de proteger a estas comunidades y sus tierras, es no entrar en contacto con ellas a no ser que el contacto lo inicien ellas mismas.
“Están en una situación arriesgada”, indicó la doctora Arisi. “Se pueden enfermar y, como es un contacto reciente, pueden regresar a la selva y contagiar a su comunidad o morir allí sin que nadie lo sepa”.
Los indígenas se ven forzados a salir de sus territorios y entrar en contacto con otras poblaciones por diferentes factores.
Principalmente es para denunciar la invasión de sus predios por madereros y mineros ilegales (garimpeiros), narcotraficantes o grupos armados.
Pero también se deba a la adjudicación de tierras por parte del gobierno para la agricultura o la explotación de recursos naturales.
Incluso las actividades evangelizadoras de los misioneros pueden poner a los indígenas en peligro, advierten los expertos.
En ese sentido, SALSA se manifestó profundamente preocupada por el nombramiento de un exmisionero para dirigir el Departamento de Indígenas Aislados, “dada la larga historia de impactos negativos en la salud y cultura” de estas sociedades por parte de los religiosos en el pasado.
“Es como poner a un coyote a cuidar las ovejas“, denunció Arisi.
La antropóloga recomienda que lo mejor es dejar solos a los pueblos aislados, “no hacer contacto con ellos”.
Cambios de tradición
Por el lado de los indígenas que ya han entrado en contacto por actividades en décadas pasadas, o contacto reciente, Arisi señaló que sus líderes están realizando campañas de información y prevención entre sus comunidades.
“Ellos tienen miembros egresados de universidades, doctores formados en ciencias no indígenas que están educando y haciendo publicidad contra la transmisión”.
Entre las medidas que están adoptando está cambiar algunas de sus costumbres, como la de comer juntos los alimentos comunitarios servidos en una estera.
Tambiénestán adaptando sus tradiciones a manera de prevención.
Por ejemplo, las malocas (casas donde se los adolescentes se aíslan durante la transición de la pubertad) se están utilizando para poner en cuarentena a los miembros de la comunidad que regresan a la aldea.
Sattenspiel, de la Universidad de Missouri, coincide en la necesidad de dejar a las comunidades más remotas solas, especialmente las de menor tamaño pues, basándose en los antecedentes de la influenza de 1918-19, “si el patógeno penetra en ellas (el resultado) es devastador”.
“En las comunidades indígenas apartadas de Alaska y Labrador la mortalidad fue del 80% y algunas quedaron completamente desoladas”.
No obstante, adelanta que las consecuencias serán heterogéneas entre las regiones, con unas comunidades devastadas y otras en las que el coronavirus no tendrá impacto alguno.
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