Su divertida presentación, una de las últimas de la jornada, reunió a multitud de celebridades en primera fila, entre ellas las modelos Gigi Hadid e Irina Shayk, que posaron junto al maniquí Jon Kortajarena y el rapero G-Eazy. El diseñador apostó para la próxima primavera-verano sobre todo por los minivestidos: metalizados, con aparatosos volantes al cuello o en la falda; con bordes asimétricos, dignos de un dibujo de cómic; o en clave irónicamente “sexy”, recubiertos de braguitas de satén.
Con el denominador común del color y el volumen pero un estilo muy diferente se presentó por segunda vez en la “Fashion Week” el japonés Tomo Koizumi, relativamente desconocido en Estados Unidos hasta que sus llamativos diseños de organza se abrieron paso en la exposición anual del Instituto de Moda del Metropolitan Museum.
Koizumi mostró sus creaciones en un formato diferente: una maniquí iba probándose -con ayuda de dos asistentes- los modelos de exagerada silueta y después danzando con ellos, gesticulando con el rostro y los brazos en una suerte de actuación teatral.
Con cascadas de volantes delicadamente fruncidos en una paleta de colores que abarcaba todo el arcoiris, dio la sensación de que las llamativas obras del japonés, en tonos rojos y rosas, o morados y azules, eran aves exóticas.
Por su parte, el hondureño Carlos Campos hizo una propuesta para hombre motivada por los brillantes colores del graffiti de la Nueva York de los años 80 y 90, combinando rosa fucsia, azul intenso o verde turquesa con tonos caqui, negro y blanco en conjuntos entallados.
Campos se mantuvo fiel al carácter de su firma lanzada en 2007 mostrando piezas de sastrería, un oficio que aprendió de su padre en Honduras y que se reflejó en “looks” de chaqueta y pantalón, cazadora tipo aviador, camisas de manga corta y abrigos ligeros.
A las dosis de color de Campos se sumaron las dosis de volumen de Vivienne Hu, una estadounidense de origen chino formada en Oscar de la Renta que vistió a una mujer femenina y atrevida en colores neutros, blancos y negros, pero también alegres, amarillos, naranjas, rojos o rosas.
Hu resaltó en sus piezas las mangas abullonadas, las chorreras y los volantes, tanto en camisas como en vestidos cortos o largos que marcaban la cintura, en algunas ocasiones con corsés cortos superpuestos.
En un espectáculo que contó con dos mujeres cantando y rapeando en directo al son de la música electrónica, la diseñadora apostó por acabados en raso, brillantes o metalizados, así como vestidos y faldas largos y con movimiento.
La marca más discreta de la jornada fue que regresó a la cita de la Gran Manzana después de tres años con un desfile que aunó la moda con la música, la tecnología y la danza en directo, de la mano de una pareja de bailarines cuya coreografía se reflejaba en una pantalla en tres dimensiones.
Esta casa estadounidense hizo gala de su estilo informal pero rompedor a través de conjuntos de aire “preppy” y “Americana” en los que abundaron los básicos blanco, negro y rojo; los tonos otoñales en verde caqui o beige y mucho azul marino.
En cuanto a las prendas, predominaron las camisas, los jerséis anchos con cuello de pico, las chaquetas americanas, los pantalones tejanos y las minifaldas, combinadas con botines en punta o zapatillas deportivas. La “Fashion Week” neoyorquina (NYFW), que este viernes contó también con una presentación de la marca Telfar, continúo ayer sábado con los desfiles de Taoray Wang, Christian Siriano, Brandon Maxwell y Ralph Lauren, entre otros nombres reconocidos del mundo de la moda.
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