En epidemiología, el IMC se usa solo como un indicador de prevalencia e incidencia. Las definiciones actuales en uso establecen los siguientes valores:
Un IMC menor de 18.5 se considera peso inferior al normal.
Un IMC entre 18.5 y 24.9 se considera peso normal.
Un IMC entre 25 y 29.9 se considera sobrepeso.
Un IMC entre 30 y 39.9 se considera obesidad.
Un IMC de 40 ó más alto se considera obesidad severa o mórbida.
El IMC como indicador de una enfermedad se usa en conjunción con otros indicadores clínicos tales como la circunferencia de la cintura. En un estudio clínico, los médicos tienen en cuenta la raza, la etnia, la masa muscular, la edad, el género y otros factores que pueden afectar a la interpretación del IMC, según el sitio muydelgada.com
Así, el IMC sobreestima la grasa corporal en personas que tienen una gran masa muscular, mientras que puede subestimar la grasa corporal en los menos musculados (por ejemplo las personas mayores). La obesidad ligera, como es definida al tener en cuenta solo el IMC, no es un factor de riesgo cardíaco y, por tanto, el IMC no puede usarse por sí solo como un predictor de la enfermedad cardiovascular.
Circunferencia de la cintura
El IMC no tiene en cuenta las diferentes proporciones de tejido adiposo muscular, ni tampoco distingue entre diferentes formas de adiposidad, algunas de las cuales pueden correlacionarse más estrechamente con el riesgo cardiovascular.
La mayor compresión de la biología de las diferentes formas de tejido adiposo ha mostrado que la grasa visceral u obesidad central tiene una correlación mucho más fuerte con la enfermedad cardiovascular que el IMC.
Para la medida de la obesidad central se usa la circunferencia de la cintura absoluta (mayor de 102 cm en hombres y de 88 cm en mujeres) o la relación cintura-cadera (más de 0.9 en hombres y más de 0.85 en mujeres).
Medida de la grasa corporal
Una forma alternativa de determinar la obesidad es la estimación del porcentaje de grasa corporal. Los doctores y científicos acuerdan en general que los hombres con más de un 25 por ciento de grasa corporal y las mujeres con más de un 30 por ciento son obesos.
Sin embargo, es difícil medir la grasa corporal de una forma precisa. El método más aceptado es pesar a una persona bajo el agua, pero el peso subacuático es un procedimiento limitado a laboratorios con equipamiento especial. Dos métodos más simples para medir la grasa corporal son:
La prueba de la capa de piel, en la que una fina capa de piel se mide con precisión para determinar la delgadez de la capa de grasa subcutánea.
el análisis de impedancia bioeléctrica, que se lleva a cabo en clínicas especializadas.
Otras medidas de la grasa corporal incluyen la tomografía computerizada, la resonancia magnética y la absorciometría de rayos X de energía dual.
Factores de riesgo y comorbilidades
La presencia de factores de riesgo y enfermedades asociadas con la obesidad se usan también para establecer un diagnóstico clínico. La enfermedad coronaria del corazón, la diabetes tipo 2 y la apnea del sueño son posibles factores de riesgo que amenazan la vida, y deberían indicar la necesidad de un tratamiento médico para la obesidad. La diabetes y la enfermedad coronaria son también factores de riesgo usados en los estudios epidemiológicos.