Las frías noches de fin de año no tienen piedad con las personas que viven en situación de calle y que deben de ingeniárselas para mitigar las bajas temperaturas, es por ello que integrantes del Ministerio Seguimos a Cristo decidieron llevar abrigo y palabras de amor y esperanza a indigentes que duermen en la Avenida Bolívar, en la zona 8 de la Ciudad de Guatemala.
Son alrededor de las 7 de la noche y los integrantes del Ministerio Seguimos a Cristo se reúnen para dirigirse a un punto donde compartirán con personas en situación de calle. En esta ocasión les llevarán alimentos, ropa y un mensaje de amor y esperanza.
Esta actividad la llevan a cabo cada quince días desde el año 2013, el sueño que tienen es ayudar a estas personas a salir de esta difícil situación y animarlos a que luchen por su futuro.
Con una sonrisa en el rostro y en el corazón, estos buenos samaritanos se dirigen a una de las calles de la Avenida Bolívar, donde todas las noches se reúnen decenas de personas para acomodarse como pueden y descansar.
Alicia Salazar es una de las personas que integran el Ministerio Seguimos a Cristo, ella tiene la esperanza que está actividad sea un punto de apoyo para que muchos logren salir de las calles.
“Compartimos no solo tiempo con ellos sino también, cada vez que venimos compartimos alimento, no solo físico, sino espiritual”, explicó Salazar.
El ambiente es sombrío y desolador, pero con el ánimo de estos entusiastas benefactores la calle pareciera iluminarse. Reparten comida entre los hombres y mujeres que han hecho de la calle su casa. También oran por ellos, además, les entregan algunas prendas de vestir para que puedan cubrirse del frío y cambiarse la que llevan puesta.
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Mynor Méndez es otro de los jóvenes que buscan llevar un poco de esperanza, “lo que nos motivó para compartir con los chicos en situación de calles es Dios, lo el amor que él reflejó un día hacia nosotros, ahora nos tiene reflejándolo hacía la gente que lo necesita”, resaltó Méndez, quien destacó que es un privilegio el poder poner un granito de arena para tratar de cambiar la vida de estas personas.
Ejemplo viviente
Hugo Pascual es otro de los miembros del Ministerio Seguimos a Cristo, Pascual es un caso especial en este grupo de amigos que buscan ayudar al prójimo, lo que lo hace diferente
Este joven estuvo en las calles durante mucho tiempo, desde los siete años salió de su casa por problemas familiares y tuvo que soportar el hambre, la lluvia, el frío y todo lo que significa vivir sin un techo, sin un lugar al cual llamarle hogar.
Es por ello que ahora comparte su experiencia con quienes están en esa situación para que ellos también se animen a salir de las calles.
Pascual resalta que lo más importante es estar convencido que una mejor vida es posible, las personas que están es esta situación han llegado allí por distintos motivos, pero salir de allí es posible y Hugo Pascual es un claro ejemplo.
“No fue nada fácil aceptar el reto de salir de calle, pero gracias a Dios después de todo eso ahora vengo acá para regalarles un poco de lo que Dios nos ha bendecido”, expresó Pascual.
Esta historia nos deja claro que no necesitamos de grandes cosas para hacer feliz al prójimo, para ayudar solo necesitamos un corazón noble y dadivoso.