La intención fue brindarle abrigo a quien más lo necesitaba. Durante el recorrido encontraron a una señora en silla de ruedas que pide dinero, un hombre que duerme en la calle sobre restos de cajas de cartón y unos niños cerca de donde funcionaba el Museo del Ferrocarril.
La primera beneficiada por este donativo fue la señora en silla de ruedas, ella entre lágrimas, agradeció a Rafael y Gissell por este acto de solidaridad. Al mismo tiempo que recibió emocionada el donativo.
Luego de recorrer varias calles, los entusiastas voluntarios encontraron a un joven que dormía en el suelo, tapado con cajas de cartón. Se acercaron a él para regalarle una almohada y una sábana.
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El joven reaccionó feliz ya que vivir en las calles es difícil y con este regalo al menos podrá descansar más cómodo, mientras busca alguna manera de cambiar su vida para bien y dejar las calles.
Por último y luego de recorrer aproximadamente un kilómetro, encontraron a un grupo de personas cerca de la 10 avenida y 18 calle, allí regalaron algunas colchitas, almohadas y peluches a varios niños y a algunos adultos.
Los pequeños reaccionaron muy felices y abrazaron a sus nuevos juguetes, mientras que los adultos agradecieron ya que es duro vivir en las calles en estos meses de frío intenso.
La iniciativa se dio porque tanto Rafael como Gissell han visto que hay muchas personas en situación de calle, que requieren de su ayuda.
“Nosotros hemos pasado antes por esas calles, nos tomamos la tarea para de corazón ayudarles”, indicó Rafael, quien agregó que también les entregaron a las personas algunos suéteres.
Rafael indicó que esta experiencia le dejó mucha emoción, ya que ayudar al prójimo y compartir un poco de amor es algo que satisface a todos los seres humanos.
De las personas a las que ayudaron, Rafael indicó que quien más le marcó fue el joven que dormía sobre unos pedazos de cartón, al cual le regalaron una frazada y una almohada.
Por último y luego de recorrer aproximadamente un kilómetro, encontraron a un grupo de personas cerca de la 10 avenida y 18 calle, allí regalaron algunas colchitas, almohadas y peluches a varios niños y a algunos adultos.
Los pequeños reaccionaron muy felices y abrazaron a sus nuevos juguetes, mientras que los adultos agradecieron ya que es duro vivir en las calles en estos meses de frío intenso.
La iniciativa se dio porque tanto Rafael como Gissell han visto que hay muchas personas en situación de calle, que requieren de su ayuda.
“Nosotros hemos pasado antes por esas calles, nos tomamos la tarea para de corazón ayudarles”, indicó Rafael, quien agregó que también les entregaron a las personas algunos suéteres.
Rafael indicó que esta experiencia le dejó mucha emoción, ya que ayudar al prójimo y compartir un poco de amor es algo que satisface a todos los seres humanos.
De las personas a las que ayudaron, Rafael indicó que quien más le marcó fue el joven que dormía sobre unos pedazos de cartón, al cual le regalaron una frazada y una almohada.
“La verdad todos me marcaron, pero la que más me emocionó fue la persona que estaba durmiendo y que pudimos ver que no tenía almohada. Luego nos dimos cuenta que sí estaba despierto y solo estaba descansando”, explicó.
“Lo bueno es que él también se emocionó y se sintió feliz al ver lo que nosotros le llevamos algo”, agregó Colón.
En la zona uno capitalina se puede encontrar mucha necesidad, la pobreza es uno de los lastres que azotan a nuestro país, pero es ejemplar ver a guatemaltecos, que, aunque quizá no sean los más adinerados o tengan abundancia extrema en su hogar siempre ayudan.
“Pensemos siempre en el prójimo, a veces tiene necesidad, da tristeza también ver a personas que no ayudan y por lo menos con un poquito de lo que nosotros tenemos compartimos con ellos para que se sientan felices”, reflexionó Rafael.
“En este tiempo en el que estamos viviendo hay que ayudar y compartir el amor de Dios con ellos. Les deseo unas buenas fiestas a todos”, concluyó el joven.
Al finalizar la entrevista Rafael Colón instó a todos los guatemaltecos a ayudar, sin importar su estrato social, si tienen mucho o poco. Eso enriquece el alma, fortalece el espíritu y llena el corazón.