Fomentar el conocimiento de la historia compartida a ambos lados del Atlántico fue el objetivo de “América-92” y “Aventura-92” , génesis de la “Ruta Quetzal” que si inició en 1993, y que desde el 2000 cuenta con el patrocinio del BBVA.
Cada viaje repitió las rutas de “Cristóbal Colón” y de otros descubridores, en los que participan como expedicionarios alrededor de 300 jóvenes de medio centenar de países.
Nacido en Madrid en 1932, Miguel de la Quadra-Salcedo destacó desde muy joven como deportista, en especial en atletismo, y participó en los Juegos Olímpicos de Roma de 1960.
Tras abandonar el deporte de competición probó suerte en América como profesor de educación física en Chile, como guía turístico en el Amazonas y como colaborador del Museo Antropológico de Bogotá.
En 1963 volvió a España y al año siguiente empezó a trabajar como reportero para Televisión Española (TVE) y fue pionero en este medio, al ser nombrado en 1967 primer delegado en Sudamérica.
Y en los años 70 formó parte de un grupo de reporteros que contaron en España los sucesos más relevantes del siglo XX y mostró a personajes de la talla de Pablo Neruda, Indira Gandhi, Salvador Allende, Yaser Arafat y el Dalai Lama en espacios como “Los reporteros” , “El mundo en acción” y “Primera página” .
Otros de sus programas fueron “Españoles en el Pacífico” (1980) y “Un nueva aventura” (1981), aunque el más popular fue “A la caza del tesoro” (1983 y 1984) .
A lo largo de su trayectoria recibió numerosos galardones, como el Español del año (1973) , Premio Javier Bueno de la Asociación de la Prensa (2003) y Premio Toda una Vida 2004 que concede la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión (ATV) .
El gobierno español decidió concederle la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio a título póstumo destacando su trabajo “para estrechar los lazos de unión con Iberoamérica”, anunció la vicepresidenta del ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría.
También los reyes de España, entre muchas otras personalidades de la vida política y cultural española, expresaron su pesar por el fallecimiento de esta figura de leyenda.
Ingeniero técnico de formación, atleta, etnobotánico, e incluso domador de fieras, el polifacético aventurero de inconfundible bigote rubio y espesas cejas sobre unos clarísimos ojos azules, “nómada desde siempre” como él mismo se definía, había entrado a trabajar en 1963 en la televisión pública española como reportero.
Micrófono en mano narrando la crisis siempre desde el terreno, cubrió guerras como la del Congo, donde fue detenido por sus grabaciones y condenado a una pena de muerte de la que logró escapar gracias a unos soldados cubanos con quienes había trabado amistad y que lo sacaron de la cárcel.
El periodismo “es una filosofía de vida y no una profesión” , explicaba en una de sus últimas entrevistas, en 2009.
Cubrió otros grandes acontecimientos como las guerras de Vietnam, Eritrea o Mozambique, la muerte del Che Guevara, el regreso de Juan Domingo Perón a Argentina y el golpe de Estado de Augusto Pinochet en Chile.
Pasión por Latinoamérica
De melena ondulada, tez curtida por el sol y eternas camisas de algodón blancas o caqui, como será recordado gracias a cientos de icónicas imágenes, mantenía una estrecha relación con América Latina desde que a principios de los 1960 trabajó como etnobotánico en la selva colombiana.
Convertido en periodista de aventura en los años 1970, sus reportajes lo llevaron a menudo a la Amazonía, para bajar el río en balsa o convivir con pueblos índigenas.
“La selva tuvo para mí una atracción porque todavía podíamos vivir exactamente igual que antes de descubrir América” , recordaba en el 2009. “Cuanto más difíciles son las cosas, saben mejor” , afirmaba este hombre que siempre huyó de la facilidad.
Y su última iniciativa profesional buscó precisamente estrechar los lazos entre España y Latinoamérica.
Cuentan que fue el entonces rey Juan Carlos I quien, en 1979, le sugirió fundar el proyecto Aventura 92, posteriormente rebautizado Ruta Quetzal y ahora conocido como ruta BBVA por su patrocinador.
Declarado de “interés universal” por la Unesco en 1990, el programa consiste en un viaje cultural, histórico y medioambiental que anualmente lleva durante un mes y medio a un grupo de adolescentes de más de 50 países en un periplo por España y Latinoamérica y que en más de 30 años ha unido a unos 9.000 jóvenes.
“Es una experiencia que ambiciona un decidido compromiso social, educativo, antropológico y medioambiental” , explica su web.
Su objetivo es “que nuestros expedicionarios reflexionen y hagan aportaciones a algunos de los retos más importantes con los que se enfrenta hoy la Humanidad como son la exclusión social, las grandes transformaciones en el medio ambiente y la promoción personal de habilidades y actitudes emprendedoras” , agrega.