“Tenemos en América Latina un doble problema, la falta de competitividad de las economías latinoamericanas y un crecimiento que es poco incluyente, sigue habiendo unas desigualdades muy brutales.
Donde se puede encontrar muy bien esta agenda de competitividad con una agenda de crecimiento más incluyente es con la internacionalización de la Pyme, con la incorporación de la mujer a la economía y al comercio internacional, que por definición mejora la competitividad pero distribuye mejor el crecimiento”, precisó.
González señaló que en la región el 60 por ciento de las mujeres trabajan en el sector informal “con unas condiciones laborables miserables y unos salarios miserables” cuando en realidad ellas pueden contribuir “a un crecimiento más fuerte, a la innovación, a la creatividad, al valor añadido, en un siglo XXI que es el del comercio del valor añadido”.
El reto de las mujeres en la región “aún es demasiado grande: salir de la informalidad, legislaciones y prácticas que son discriminatorias, con dificultades en acceso al crédito”, sostuvo la experta española.
González remarcó que la mujer gasta sus ingresos de forma diferente que el hombre: “De media, en el mundo la mujer reinvierte el 80 por ciento de lo que gana en su familia y en su comunidad, el hombre, sólo un 40 por ciento”.
“Si quieres mejorar la sanidad, la alimentación, la educación, la vivienda, probablemente lo vas a hacer de una manera más rápida si empoderas económicamente a la mujer. Esto no es una cuestión de caridad, es una cuestión de economía y políticas económicas que tengan como resultado mayor crecimiento y mejor distribuido”, destacó.