Gómez es segundo dan negro y en sus tiempos libres busca transmitir sus conocimientos a niños de escasos recursos.
Logró un espacio en el salón comunitario del barrio Gerona, en la zona 1 capitalina, y convocó a los menores interesados en aprender taekuondo de manera gratuita.
Él se encargó de conseguir equipo, ropa y el permiso de sus padres.
“Como adultos somos responsables de que las nuevas generaciones crezcan bien y lejos de la violencia”, dice.
La motivación de Gómez es que los niños tengan espacio para divertirse, aprender y hallar una alternativa sana.
“Aquí pueden ver a futuros deportistas. Niños y niñas que a pesar de las limitaciones económicas tienen deseos de superación”, añade.
Dos niñas ya aspiran ser tomadas en cuenta por la Federación, y Gómez confía en que el esfuerzo de las pequeñas se transforme en medallas.
“Esta es una forma de dar un granito de arena para el país, sin pedir nada a cambio”, asegura.
* Con información de Imer Lucero