Sandra Torres, presidenciable del partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), es la candidata con mayor porcentaje de antivoto, pese a que es la única que conoce el 100% de la población, y a que se ubica en el primer lugar de la intención de voto.
En la Encuesta Libre publicada en abril pasado por Prensa Libre y Guatevisión, la aspirante contaba con el rechazo del 49% de los encuestados cifra que aumentó cinco puntos durante los tres meses de la campaña electoral que arrancó el 18 de marzo.
El área metropolitana y el interior urbano son las regiones donde el rechazo a la candidata de la UNE es mayor con el 79% y 71%, respectivamente. En el interior urbano el nivel de rechazo creció 11%.
No obstante, en la el área rural, donde sus promesas de campaña han calado con mayor fuerza entre la población, el antivoto es solo de 35%.
Al segmentar a la población por nivel socieconómico, ocho de cada diez personas de la clase alta señaló que difícilmente o nunca votaría por ella, en tanto que la cifra se reduce a cinco cuando se trata de la población de nivel bajo.
Son los hombres quienes en mayor medida rechazan a la aspirante de la UNE, con un 59%, seis puntos más que en la encuesta anterior.
Cabrera también sufre del rechazo
Torres no es la única aspirante que se enfrenta al rechazo de los votantes. Thelma Cabrera del Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP) tiene el mismo porcentaje de incremento en el antivoto que Torres, al pasar del 7% en abril al 12% en junio. Debido a que su nivel de conocimiento es menor entre todos los encuestados, el nivel rechazo no la golpea tanto como a Torres.
El caso de Cabrera es particular, pues es una de las candidatas que logró en los escasos tres meses de campaña electoral dar un marcado salto en el nivel de conocimiento. De 16% pasó al 40%, un crecimiento de 24 puntos.
Su fuerza en el nivel de conocimiento está en la metrópoli y en las áreas urbanas, donde cinco de cada 10 la conocen, pero es en esas mismas zonas donde el antivoto cobra fuerza en su contra, con el 19% y el 14%, respectivamente.
En el nivel socioeconómico alto y medio donde sus ofrecimientos de campaña no han encontrado mayor eco, dos de cada 10 de los encuestados no votarían por ella.
Un punto debajo de Cabrera en cuanto al crecimiento del rechazo de los votantes está Edmond Mulet, candidato por el Partido Humanista de Guatemala. En marzo último, el 5% dijo que no le daría su voto, cifra que en esta encuesta subió al 9%.
Pese a que el crecimiento del antivoto en cifras generales subió para él, su nivel de conocimiento logró alcanzar a más guatemaltecos. Uno de cada 10 personas lo conocía antes de hacer campaña, ahora es identificado por cuatro de cada 10.
Su mayor fuerza está entre la población del área metropolitana y en el interior urbano, pero es en la primera donde se ubica la mayor población que nunca lo apoyaría en las urnas, con 20%.
Los votantes del nivel socioeconómico bajo son los que más simpatizan con la propuesta de Mulet, ya que el rechazo hacia él es del 7%, contrario al 15% del nivel medio y 28% del nivel alto.
Logran bajar cifras de rechazo
De los cinco candidatos punteros en la encuesta, dos lograron reducir el porcentaje del antivoto que se registró en la primera Encuesta Libre 2019.
Esta es la primera vez que Roberto Arzú, de la coalición PAN-Podemos, compite por la presidencia, y su nivel de conocimiento creció un 11%. Es en el área metropolitana y en el interior urbano donde nueve de cada 10 personas lo identifican como candidato, contrario a las seis de cada 10 que lo conocen en el área urbana.
Además de darse a conocer entre los votantes, el nivel de rechazo para Arzú bajó un 3% con respecto a la medición de marzo.
Es en las áreas donde más lo conocen donde el antivoto cobra más fuerza para el aspirante de PAN-Podemos, ya que en la metrópoli este alcanza un 34%, mientras que en el interior urbano es del 29% y en el área rural no lo apoya el 14%.
Para Arzú, el rechazo entre hombres y mujeres alcanza una diferencia significativa en comparación con los otros aspirantes, pues 26% de los varones nunca votaría por él, comparado con el rechazo del 18% de la población femenina.
Los votantes de los estratos alto y medio son los que menos se identifican con el candidato, pues tres de cada 10 no lo apoyaría en las urnas este domingo. En tanto que la clase popular la proporción es dos de cada diez.
Quien también logró reducir el rechazo de los electores es Alejandro Giammattei, presidenciable de Vamos, quien pasó del 18% al 16%.
Con cuatro períodos de participación en la carrera por la presidencia, el nivel de conocimiento hacia el candidato es alto y supera el 90% en la metrópoli y en las áreas urbanas, aunque en el sector rural es menor, alcanza un 78%. Esto favorece al aspirante que ahora se posiciona en la segunda casilla de la intención de voto.
Pero el antivoto puede jugar en su contra el día de las elecciones, tanto en la zona metropolina como el interior urbano ya que dos de cada 10 encuestados no le darían su voto a Giammattei, cifra que se reduce a la mitad cuando el sufragio se traslada al espacio rural.
Los electores de los niveles socioeconómicos alto y medio rechazan al candidato en un 25% y 22%, respectivamente.
Según lo revela la encuesta, los sectores donde los aspirantes tienen mayor nivel de conocimiento también es donde el porcentaje de rechazo es mayor.
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