Al inicio de cada campaña electoral, en la Encuesta Libre de Prensa Libre y Guatevisión la ciudadanía ha dejado claros los problemas que más le preocupan y revela que las necesidades son distintas para quienes residen en el área urbana y los pobladores de las comunidades rurales.
Pese a ello, los gobiernos no han aliviado esos males y, por el contrario, la gente es más sensible a ellos.
A escala nacional, por ejemplo, cuatro de cada 10 guatemaltecos consideran que su mayor preocupación es la inseguridad, los asaltos y la delincuencia. Cuatro años atrás eran dos de cada 10 quienes así pensaban. O sea que la percepción subió 15 puntos porcentuales en comparación con el 2015.
La corrupción y el enriquecimiento ilícito preocupa al 22 por ciento, y son más los hombres quienes lo perciben como un problema, al igual que la población mayor de 25 años, en los niveles socioeconómicos alto y medio, y en el área metropolitana e interior urbano.
En la Encuesta libre del 2011 la corrupción no era un tema que inquietara a la población, pero en las pasadas elecciones fue la preocupación del 18 por ciento de los guatemaltecos, cuando salió a luz la existencia de estructuras criminales incrustadas en el Estado.
Cuando 194 mil personas mayores de 15 años no tienen ninguna oportunidad de trabajo —dato de la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos 2018 (ENEI) del Instituto Nacional de Estadística (INE)—, el desempleo sigue siendo una constante en la escala de problemas que aquejan a los ciudadanos, y esta vez aparece con un 21 por ciento, a lo que puede sumarse un 7 por ciento que señala el alto costo de la vida.
Son las mujeres —22 por ciento—, los jóvenes entre 18 y 24 años —23 por ciento— y quienes se encuentran en el nivel socioeconómico bajo —22 por ciento— quienes muestran mayor preocupación por el panorama laboral en el país.
“La tercera parte de la población ocupada está en la agricultura y la gran mayoría se halla en condiciones muy precarias. Definitivamente, el trabajo es algo que la gente demanda con urgencia”, comentó Gustavo Arriola, coordinador del Informe Nacional de Desarrollo Humano.
La Guatemala rural
Guatemala es un país con evidente desigualdad y exclusión, por lo que la percepción de los problemas que más afectan a los pobladores cambia en la provincia, al punto de que pareciera que se trata de dos países.
Así como en lo urbano la inseguridad es un tema sensible para seis de cada 10 personas, la cifra se reduce a la mitad entre quienes se encuentran en el área rural del país. Para este grupo lo trascendental es atender aquellas necesidades que están más conectadas con la gente y que les afectan directamente, como la escasez de agua entubada —27 por ciento— y la falta de caminos para conectar a las poblaciones —29 por ciento—. Son temas que por primera vez los pobladores mencionaron en la Encuesta Libre.
Según los resultados, la escasez de agua golpea fuerte a la población. La metrópoli lo resiente —hay colonias que se pelean por ese recurso y zonas en las cuales el pago de cisternas es la única manera de abastecerse—, pero conforme las poblaciones se alejan de los cascos urbanos, el servicio ya no llega a los hogares, no hay para los quehaceres domésticos, el aseo personal, cocinar o beber, así como para la agricultura, único medio de subsistencia para muchos hogares.
Arriola indica que en país hay “muchas fuentes hídricas”, pero el problema radica en que hay una mala utilización y aprovechamiento del recurso. “No existe una ley de aguas adecuadas que regule cómo es que se aprovecha y la forma cómo se explota, lo que está dejando sin este recurso a una buena parte de la población”, y ese debería ser uno de los principales desafíos para los candidatos en esta campaña, agregó.
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