El reto es crecer fuera del nicho

Presidenciables enfrentan el desafío de mejorar su intención de voto en zonas débiles en las semanas que restan de campaña.

Elecciones de primera vuelta en Guatemala 2015. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

La carrera por ocupar la silla presidencial en el 2020 es liderada por cuatro candidatos con diferentes grados de reconocimiento y potencial de crecimiento. El escenario ha cambiado desde los comicios del 2015, cuando los tres primeros aspirantes en los sondeos igualaban o superaban el 90 por ciento de reconocimiento a escala nacional.

La Encuesta Libre de mayo del 2015 mostraba un reconocimiento del 99 por ciento para Manuel Baldizón, de Líder, y Sandra Torres, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE); y de un 90 por ciento para Alejandro Sinibaldi, quien desistió de la carrera presidencial.

De este grupo, Baldizón está actualmente bajo arresto domiciliario en Estados Unidos y Sinibaldi es prófugo. Torres es en este panorama la política más conocida del país y conserva un 99 por ciento de reconocimiento.

La candidata de la UNE lidera la intención de voto, con el 20.7 por ciento, seguida por Zury Ríos, del partido Valor, con 15.9 por ciento, mientras que el tercer puesto lo ocupa Thelma Aldana, de Movimiento Semilla, a una diferencia similar del segundo lugar, con 9.5 por ciento.

La brecha es más estrecha con el cuarto lugar, ocupado por Alejandro Giammattei, del partido Vamos, con una intención de voto del 7.4 por ciento.

Sin embargo, los niveles de reconocimiento y rechazo que existen entre los candidatos difieren. Esto brinda un margen de crecimiento diferente para los presidenciables.

El caso más polarizante es Torres, con un nivel de identificación a escala nacional, llegando incluso al 100 en las zonas urbanas del interior.

La candidata presidencial de la UNE, Sandra Torres, se postuló en 2015 y fue rechazada su inscripción por el TSE en 2011. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

No obstante, su nivel de rechazo es amplio entre el electorado metropolitano, con un 78 por ciento de los encuestados que eligió que “nunca votaría por ella”. Esta fue la misma respuesta en el 60 por ciento de los consultados en las zonas urbanas de la provincia. El potencial de crecimiento para Torres se encuentra en su área más fuerte: la rural. Un tercio de los electores (33 por ciento) la consideran “entre sus favoritos”, y una cifra similar (31 por ciento) eligió la opción “tal vez votaría por ella”. El último tercio de los votantes en las zonas rurales indicó que “nunca votaría por ella”.

Rezago en área rural

El escenario es diferente para los tres aspirantes siguientes. Ríos, Aldana y Giammattei tienen niveles de reconocimiento muy similares a los de Torres en las áreas metropolitana y en el interior urbano, con una identificación de los candidatos que va del 88 al 96 por ciento en estas dos áreas. El espacio de crecimiento para este trío, sin embargo, está en el área rural, donde ninguno de ellos supera el 70 por ciento de reconocimiento.

Ríos alcanza el 67 por ciento de reconocimiento en las poblaciones rurales, mientras que Aldana obtiene un 61 por ciento, y, de manera similar, Giammattei registra un 60 por ciento. El reto para estos aspirantes es crecer en el nivel de identificación de parte de los electores, como paso previo para pedir su voto.

Los tres candidatos tienen en su contra que encabezan partidos nuevos, sin un historial político. Ríos es postulada por Valor, una agrupación que utilizó la ficha del Partido Liberal Progresista (PLP) para cambiar su nombre al actual.

El PLP postuló en 1995 al diplomático Acisclo Valladares Molina, embajador durante el actual gobierno y además le ofreció a Ríos que sería su presidenciable en 2015, pero finalmente compitió por Viva.

La candidata de Valor es desconocida por el 36 por ciento en el área rural, muy por encima del 3 por ciento de desconocimiento a Torres en esas regiones del país. En estas zonas, Ríos solo tiene el 9.1 por ciento de intención de voto y un espacio de crecimiento entre los posibles electores, ya que el 31 por ciento dijo que “tal vez” votaría por ella.

Zury Maité Ríos Sosa, hija del fallecido exdictador José Efraín Ríos Montt, se postuló a la presidencia por el partido Viva en 2015 gracias a un amparo provisional de la Corte Suprema de Justicia . EFE/Esteban Biba

Por su parte, Aldana se encuentra al frente del Movimiento Semilla, partido político que fue inscrito oficialmente hasta diciembre del año pasado. La agrupación sumó a Aldana luego de que el grupo Plataforma Ciudadana, formado por excolaboradores de la ex fiscal general en el Ministerio Público, logró una alianza con los fundadores originales de Semilla para postularla.

La ex fiscal general no es conocida por un 41 por ciento de la población encuestada en las zonas rurales. Aldana solo obtiene una intención de voto del 4.5 por ciento en estas zonas, frente al 31.3 por ciento de Torres.

El espacio para crecimiento de Aldana enfrenta el reto de que es desconocida por poco menos de la mitad de los electores en el área rural —41 por ciento—. La ex fiscal general, además, a la fecha no está inscrita como candidata, porque enfrenta un proceso legal en su contra.
El Tribunal Supremo Electoral también rechazó su inscripción porque los magistrados consideraron que su finiquito no está vigente. Oficialmente la aspirante no ha hecho campaña política, aunque ha tenido apariciones en sus redes sociales y entrevistas.

Thelma Aldana, aspirante a la presidencia por el Movimiento Semilla, se encuentra en El Salvador mientras en Guatemala tiene orden de captura vigente. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

A su vez, Alejandro Giammattei, presidenciable de Vamos, encabeza una agrupación que compite por primera vez en elecciones. El candidato también se postuló dos veces por la agrupación Centro de Acción Social (Casa), mientras que en los comicios del 2015 fue aspirante del partido Fuerza.

En esa ocasión obtuvo el cuarto lugar, con 6.45 por ciento de los sufragios.
Giammattei es el presidenciable con menor reconocimiento en las áreas rurales, de entre los cuatro primeros lugares en intención de voto a escala nacional. El presidenciable de Vamos es desconocido para el 43 por ciento de los electores encuestados en zonas rurales. Su intención de voto en estas zonas es de 7.6 por ciento, que supera a la de su rival más inmediata, Aldana, quien cuenta con una intención de 4.5 por ciento.

El candidato de Vamos, sin embargo, se ubica detrás de dos aspirantes que podrían no contender en las elecciones: Aldana no está inscrita oficialmente y Ríos espera un fallo judicial que determine la constitucionalidad de su participación.
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Alejandro Giammattei, candidato a la presidencia por el partido Vamos, buscó la presidencia en las pasadas elecciones por el partido Fuerza. (Foto Prensa Libre: Juan Diego González)

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En contraste, Ríos y Aldana lideran ampliamente la intención de voto en la región metropolitana, donde Torres solo cuenta con un 9.9 por ciento de posibles sufragios y Giammattei tiene un 3.8 por ciento. La candidata de Valor aventaja a todos los aspirantes en esta área, con 25.2 por ciento, seguida por la presidenciable de Semilla, con 18.3 por ciento.

A Ríos y Aldana les sigue en la intención de voto en la metrópoli Giammattei, con 7.4 por ciento.
A la zaga de Giammattei se encuentra el presidenciable de Pan-Podemos, Roberto Arzú, con una intención de voto del 3.8 por ciento a escala nacional y es desconocido para el 52 por ciento de la población rural.

Muy cerca, además, está Mario Estrada, presidenciable de Unión del Cambio Nacional (UCN), con 3.7 por ciento de intención de voto y un desconocimiento del 45 por ciento del electorado rural.

Por último, como candidatos que superan el 2 por ciento de la preferencia de voto a nivel nacional están Edmond Mulet, del partido Humanista; y Fredy Cabrera, de Todos. Ambos comparten un profundo desconocimiento en las zonas rurales. Mulet es desconocido para el 94 por ciento y Cabrera, para el 84 por ciento.

Panorama

A criterio del politólogo Ricardo Barreno, del Instituto Centroamericano de Estudios Políticos (Incep), en la primera vuelta de estos comicios la incertidumbre por las acciones judiciales en las que se han encontrado las primeras candidatas ha sido un factor más determinante que un posible antivoto.

“Esta incertidumbre está ocasionando una confusión sobre la fuerza real de las figuras presidenciales”, apuntó el politólogo.

La directora del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos (Ipnusac), Geidy de Mata, opina que los datos muestran claramente una Guatemala partida entre el área rural y el área urbana.

A criterio de De Mata, la clave para Torres se encuentra en consolidar un voto duro en el área rural, aprovechando su estructura partidaria, mientras que en una posible segunda ronda su mayor vulnerabilidad es el antivoto.

“La lectura de la realidad no es la misma en las áreas rurales que en las zonas urbanas. La mayor concentración de pobreza también genera mayores expectativas”, señaló la politóloga.

En el escenario de un enfrentamiento en segunda vuelta de Torres y otro candidato emergente, este dependería de una estrategia para captar los votos en el interior y no solo confiar en posibles alianzas. “Ya que los votos no se endosan como bloque”, señaló De Mata.

Áreas de fortaleza y debilidad de los candidatos

La encuesta también midió la fuerza competitiva de los candidatos, se presenta el detalle de los superiores al 2 por ciento de intención de voto.

 

 

 

 

 

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