Para empezar, en Guatemala se carece de estadísticas sobre el tema, pero para hacerse una idea, de cada cien personas, solo una lee por placer. El resto, es decir, el 99 por ciento, no lo hace o lo toma por obligación, según el Consejo de Lectura de Guatemala.
El estudio El libro en cifras (2012), del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc), brinda otro tipo de datos, aunque relacionados con la lectura. El informe indica que de las naciones latinoamericanas analizadas, Chile es el que más lee por habitante, con 5.4 libros al año, seguido de Argentina, con 4.6 obras anuales.
Arroja, asimismo, que el 75 por ciento de los argentinos tiene 50 libros o más en su hogar. México le sigue en ese rubro —67 por ciento de la población—.
Fomento de la lectura
La crisis de lectura en Guatemala no pasa desapercibida. No es que no haya libros ni que la producción literaria sea baja; de hecho, el país ocupa el segundo lugar en Centroamérica en la producción editorial, con 790 títulos nacionales en el mercado en el 2010, de acuerdo con el Cerlalc. En todo caso, las condiciones que mayor inciden son la falta de acceso a material de lectura, la pobreza y el desinterés.
Para solucionar esa carencia, el Gobierno y organizaciones no lucrativas han puesto en marcha varios proyectos para fomentar el gusto por la lectura. Uno de ellos es Leer te lleva lejos, de la Red de Bibliotecas Comunitarias Riecken. La Fundación, con sede en Jocotenango, Sacatepéquez, cuenta hasta ahora con 12 bibliotecas en distintos puntos del país. Entre sus objetivos destacan “el rescate de la cultura e identidad étnica y local de las poblaciones, los intercambios generacionales, la formación en técnicas creativas a docentes bilingües de primaria y servir de extensión bibliotecaria en comunidades indígenas”.
En tanto, el Ministerio de Educación —Mineduc— lanzó en el 2012 el programa Leamos Juntos, con cobertura nacional. Este es conocido en k’iche’ como Usik’ixik wuj pa Iximulew Chqasik’ij Qawuj, y fue implementado como respuesta al compromiso adquirido en la VI Conferencia Iberoamericana de Cultura, celebrada en el 2002, que establece la lectura como asunto prioritario en la agenda de las políticas públicas. En el proyecto también participa la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura y el Cerlalc, entre otras instancias.
De esa forma, el Mineduc procura incentivar la lectura mediante cuentacuentos, radiocuentos, publicaciones en prensa escrita y con el aseguramiento de la disponibilidad de material didáctico. Todo con el apoyo de organizaciones y la participación de las comunidades.
Reto titánico
El que solo uno de cada cien guatemaltecos lea por placer es motivo de alarma. Esto se dilucida en los estudios de la Dirección General de Evaluación e Investigación Educativa, del Mineduc. Uno de ellos, con base en resultados del 2010, revela que solo el 47.5 por ciento de estudiantes de primer grado de primaria, el 52 por ciento de tercero y el 30 por ciento de sexto tienen un nivel satisfactorio en las evaluaciones de lectura. La estadística empeora entre los graduandos, pues solo el 23.6 por ciento supera las pruebas de lectura —de acuerdo con la cifra del 2011—.
¿Por qué existe tanto desinterés por las letras? El Cerlalc destaca las causas más frecuentes. Primero, los latinoamericanos aducen “falta de tiempo”. Al menos esa es la excusa del 53 por ciento de brasileños. La siguiente es el desinterés, y así lo indica el 67 por ciento de colombianos.
En el otro extremo; es decir, del lado de los que leen, refieren que lo hacen por dos motivos: por puro placer —esa fue la respuesta más recurrente entre los lectores españoles (85 por ciento) y los argentinos (70 por ciento)—, o para actualizarse culturalmente —evidente en Brasil, Venezuela, México y Chile—.
En cuanto al índice de lectura —asociado a factores como el hábito de lectura, los niveles educativos y el crecimiento económico—, Argentina lidera la región (55 por ciento). En las naciones estudiadas, la cifra promedia el 41 por ciento.
El informe del Cerlalc concluye que existe una “evidente correlación entre nivel educativo de la población, ingreso y lectura de libros”. Nada lejos de la realidad.
El CIA Factbook indica que el 59 por ciento de los guatemaltecos vive bajo la línea de la pobreza —según el Instituto Nacional de Estadística (INE), es de casi el 54 por ciento—, mientras que la población alfabeta es del 76 por ciento —el INE estima que es el 83 por ciento—. Entonces puede que sí, que la cifra estimada por el Consejo de Lectura de Guatemala sea correcta: que solo uno de cada cien guatemaltecos lee por placer.