Su trabajo está enfocado en la promoción e implementación de la Contabilidad del Capital Natural (CCN) en diferentes países del mundo. En particular, enfoca sus esfuerzos en la región latinoamericana, aunque también acompaña procesos de construcción de cuentas en Bostwana, Madagascar y Filipinas, entre otros países.
Castañeda es candidato al doctorado en Economía por la Universidad van Tilburg, en Holanda, y tiene una maestría en Economía Ecológica de la Universidad de Edimburgo, Reino Unido (2005). Su tesis Hacia una contabilidad verde: estudio de caso de Guatemala trata sobre la macroeconomía ambiental, vinculada con el tema de cuentas nacionales ambientales. A partir de esta especialización no ha dejado de trabajar en el tema, primero impulsándolo en Guatemala y, ahora, hacia los países asiáticos y africanos.
¿Cómo se inició en el mundo académico?
Soy arquitecto egresado de la Universidad de San Carlos (1994) y tengo una maestría en Evaluación de Proyectos. Fue a partir de esta especialidad que me empezó a gustar el tema económico, ya que lo combiné con la especialidad de economía ecológica que obtuve en Edimburgo.
Poco o casi nada se sabe de esta especialidad. ¿En qué consiste la economía ambiental?
Estudia las relaciones entre la Economía y el Ambiente, puesto que son un camino en doble vía. El ambiente provee de recursos naturales a la economía, es un insumo de la producción. No obstante, la generación económica devuelve al ambiente contaminación —basura, emisiones, contaminantes al agua y otros—. Pero también puede devolver inversión, pues lo que se ganó debería invertirse para proteger ese ambiente natural.
Cuando la economía utiliza el ambiente para producir, este se deteriora de tal forma hasta agotar los recursos, al punto de que la economía no puede subsistir. Es un círculo vicioso.
Según su experiencia, ¿este daño se produce a mediano plazo?
Regularmente es a largo plazo. Uno empieza a ver los problemas ambientales después de muchos años. La economía puede crecer muy bien cada año, pero sobre la base del daño a los recursos. Por ejemplo, cortar más bosque de los que se recuperan o extraer recursos del subsuelo contaminando el agua. No es inmediato, pero cuando sucede, a veces es tarde y el daño es irreversible.
¿Qué buscan las cuentas verdes?
Tratamos de llevar la cuenta de esas relaciones, es decir, de la Economía y el Ambiente. Si el balance es negativo se debe a que crecemos destruyendo los recursos; si es positivo, es porque estamos tomando buenas decisiones.
¿En qué países han obtenido resultados positivos?
Se empiezan a dar en algunos países europeos. Aunque hay críticos que afirman que ellos lo logran exportando sus problemas a otros países. Pero ese es el objetivo de la economía verde, que esa ecuación se vuelva positiva. Es decir, revertir el problema.
¿Usted fue de los primeros en abordar este tema en Guatemala?
Sí, de hecho el país fue de los primeros en Latinoamérica, junto con México y Colombia. En el 2005 era un tema muy novedoso en Centroamérica, pero al mismo tiempo, de esos que no les dan ni 10 puntos.
¿Cuál es el balance del país?
Se pierden seis mil hectáreas de bosque al año. La economía crece un poco. Esto significa que en el futuro tendremos menos bosques y esto podría limitar el crecimiento económico.
¿Qué resultados se tienen de esta contabilidad verde?
En Guatemala, el valor total del capital natural se calcula en Q1.1 billones. Incluye los bosques y los recursos del subsuelo (petróleo y minerales). La depreciación del capital natural se estima en Q3.5 mil millones; casi tres veces la cantidad que el país gasta en protección y gestión del medioambiente. Los impuestos y tasas relacionadas con el uso del medioambiente superan los Q3 mil millones, mientras que el gasto es de solo Q1.4 mil millones.
¿Cuál es la contribución forestal en la economía?
La verdadera contribución de los bosques a la economía es del 2.5 por ciento del producto interno bruto (PIB) en comparación con el actual uno por ciento que se registra en las cuentas nacionales.
El volumen disponible de madera en los bosques tiene reducciones mayores al 1.5% anual. De esta, al menos el 96% no es controlado, o sea, escapa a los mecanismos de control estatal o es ilegal. Estos resultados se han utilizado como un insumo clave en la nueva estrategia de gestión de los bosques y en los esfuerzos para frenar la tala no controlada.
¿Cómo se puede controlar la tala ilegal?
El problema es que no se trata de una tala ilegal, pues un alto porcentaje de la madera que extraen es para uso en los hogares, lo cual está permitido, es un derecho adquirido. La problemática consiste en el nulo control que se tiene de este proceso. Ninguna institución vela por este factor.
¿Ninguna institución?
El Instituto Nacional de Bosques (Inab) debería hacerlo, pero no tiene suficientes recursos.
Entonces estamos hablando de que tenemos un balance negativo.
La idea es tomar las mejores decisiones posibles en relación con la política nacional o diferentes políticas a nivel territorial. La principal razón de la contabilidad ambiental es que al medir el PIB el sistema de cuentas nacionales no incorpora esta medición. Y cuando a usted le indican que el PIB crece en el país, pero a costa de la reducción de nuestro capital natural: bosques, agua, ecosistemas. Uno puede crecer económicamente, pero cada año puede que sea a costa del ambiente.
Estaría bien perder parte del capital natural (minería) si esos recursos se van a otro tipo de capital que le va a generar riqueza en el futuro (capital humano). Por lo regular, en un país como Guatemala influye en las posibilidades de desarrollo.
¿Realmente se puede producir una recuperación económica en forma sostenible o solo es una utopía?
Se debería poder revertir, y esa es la idea de medirlo. Mi trabajo es proponer políticas para los países.
En general, cuando se habla de economía verde es sobre la posibilidad del balance entre crecimiento económico y protección ambiental. Es complicado y no siempre se logra, pero la idea de medir cuentas ambientales es ver quiénes son los ganadores y perdedores en ese balance. Eso le permite tomar mejores decisiones, puesto que a los perdedores de alguna forma hay que compensarlos, y los ganadores tienen que tener mecanismos de redistribución.
A medida que reduzcamos nuestro capital natural, las posibilidades de crecer en el futuro se verán más limitadas. Es muy difícil encontrar esos balances pero hay países que lo han hecho.
¿Qué países lo han logrado?
Costa Rica ha tomado algunas decisiones sobre la protección de recursos naturales y ha desarrollado políticas turísticas que le permiten ser un ejemplo. Ese balance se puede tener. Por supuesto, hay gente que piensa que no, y otros consideran que hay que cambiar el modelo capitalista, pero esto es más difícil.
A partir de estos estudios técnicos, ¿cuáles son los escenarios a futuro?
A nivel global, el Banco Mundial impulsa esta iniciativa para que se utilicen estos mecanismos de medición y se incorporen a la medición del PIB de los países, y luego ayude a formar política pública.
Se trabaja en dos niveles. A nivel global, donde se interacciona con diversos organismos e iniciativas como ONU, FAO, etc. A nivel de países damos asistencia técnica y financiera. Dentro de estos, Guatemala, que recientemente se incorporó. Se trabaja en consolidar el esfuerzo iniciado por el Instituto de Agricultura, Recursos Naturales y Ambiente (Iarna), institucionalizarlo y generar el diálogo con distintas organizaciones —públicas y privadas— para dar a conocer los indicadores y que los utilicen en las decisiones que tomen.