Revista TodoDeportes

El surf cambia vidas en Champerico

La tranquilidad de la madrugada y el sonido de las olas que chocan contra las rocas de la orilla de la playa se ven interrumpidos por los gritos que claman al unísono a Macaco.

En las playas de Champerico ha crecido el interés por la práctica del surf. (Foto Prensa Libre: Norvin Mendoza)<br _mce_bogus="1"/>

En las playas de Champerico ha crecido el interés por la práctica del surf. (Foto Prensa Libre: Norvin Mendoza)

Son unas 15 voces de jóvenes que llegan a la casa de Obed Rivera, conocido en Champerico y en el mundo del surf con ese apodo. La puerta de madera rechina y se abre, para dar paso al pequeño grupo, que como todos los días llega a recoger las tablas de surf que fueron colocadas cuidadosamente en la sala, el día anterior.

Salen presurosos de regreso a la calle y se conducen por el callejón lleno de charcos y lodo, porque la noche anterior llovió, y se dirigen a la playa acompañados de música y de conversaciones jocosas, y pláticas de estrategias para realizar su mejor pirueta, como lo hacen los exponentes internacionales.

Su principal preocupación es cómo estará el día, si las olas tardarán en crecer, mientras se escucha el canto de los gallos que anuncian las 5 de la mañana.

Uno a uno son dejados los comedores de la arteria principal, y así se encaminan hasta atravesar el viejo muelle de Champerico, en el que ellos mismos colocaron un colchón viejo, para no cortarse los pies con las púas oxidadas. Unos 300 metros los separan de las piedras que están colocadas para formar la dársena, sitio de reunión. Ahí los espera el grupo que tiene tablas propias.

(LEA EL REPORTAJE COMPLETO EN LA EDICIÓN IMPRESA)

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