Muchos viajeros, sobre todo los que ingresan por la vía aérea, toman como “centro de operaciones” esta urbe, para luego emprender el trayecto hacia otros bellos destinos que ofrece el país.
Emplear cajeros automáticos instalados en lugares concurridos y con iluminación.
Evitar llevar objetos de valor a la vista. Es mejor no desviarse de la Sexta Avenida.
Otros sitios de interés en la capital son el paseo de Cuatro Grados Norte, el sitio arqueológico Kaminaljuyú, el Mercado de Artesanías y los museos Nacional de Historia —zona 1—, de Arte Moderno Carlos Mérida, Nacional de Historia Natural Jorge Ibarra, de Arqueología y Etnología —zona 13— y Bodegas del Siglo XIX —de la Cervecería Centroamericana, zona 2—.
En automóvil se puede observar el bulevar La Reforma y sus monumentos, el Centro Cívico —vale la pena hacer una parada en el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias— la Torre del Reformador, el Reloj de Flores y el Obelisco —que en diciembre se engalana con un enorme árbol navideño—.
Al salir del Aeropuerto Internacional La Aurora se debe abordar un taxi para ir, por ejemplo, al Centro Histórico, con una tarifa de US$10, la que podría considerarse caro si se toma en cuenta la corta distancia y el precio actual de los combustibles. Ahora, si se cuenta con un paquete turístico con traslados, el asunto será mucho más fácil.
Fuera de eso, la capital ofrece bienes y servicios aptos para todo tipo de presupuestos.
Caminata
En la llamada Zona Viva —zona 10— operan muchos hoteles de tres estrellas para arriba. Asimismo, hay cafés y numerosos bares donde muchos jóvenes guatemaltecos llegan a divertirse, por lo regular los jueves, viernes y sábados por la noche.
¿Para satisfacer el apetito? Bueno, la oferta es variada, pues se encuentra cocina japonesa, china, mexicana, parrilladas argentinas o comida rápida. Por supuesto, no falta la deliciosa gastronomía guatemalteca.
Pero, para probar nuestros platillos, es mejor dirigirse al Centro Histórico, que está a tan solo 20 minutos en automóvil.
Una vez allí, se debe visitar el Mercado Central, donde, casi desde la entrada, se observan varios puestos que ofrecen caldo de gallina, enchiladas, chojín, picado con chicharrón, revolcado o tortillas con buche y chicharrón; como postre, tortitas de yuca con miel o rellenitos de plátano. Uno de los más famosos es el comedor de Doña Mela, que tiene más de 50 años de historia.
El turista extranjero, eso sí, debe tener un “estómago duro”, ya que la comida podría estar muy condimentada para su gusto. Sin embargo, no se arrepentirá, ya que el sabor es exquisito.
Luego, es recomendable caminar hacia la Plaza de la Constitución —está a solo una cuadra—, donde se observará una hermosa fuente y la enorme bandera nacional. En uno de sus costados está la Catedral Metropolitana, cuya construcción empezó en 1782 y finalizó alrededor de 30 años después. Es una joya.
En otro costado de la plaza se localiza el Palacio Nacional de la Cultura, inaugurado el 10 de noviembre de 1943 por el entonces presidente Jorge Ubico. Es de estilo ecléctico, muy al gusto del gobernante.
Es posible fotografiarlo desde afuera o adentro —se ofrecen visitas guiadas—.
Al lado está el Parque Centenario y su bonita Concha Acústica. Justo frente al Palacio Nacional se ubica el Portal del Comercio, donde hay almacenes de todo tipo. En su interior —conocido como Pasaje Rubio— abundan las joyerías; destaca, asimismo, un puesto de lotería situado al lado del restaurante El Portal, un clásico bar fundado en 1932 cuya especialidad es la cerveza de barril y que, entre sus múltiples anécdotas, están las visitas de personajes como el maestro Efraín Recinos o de los escritores Miguel Ángel Asturias y Augusto Monterroso. Incluso, se dice que fue visitado por Ernesto el Ché Guevara.
Al lado está otra histórica construcción, el Pasaje Aycinena, con bulliciosos bares. El que no puede escapar de la visita es Las Cien Puertas, cuyas paredes están tapizadas con los recuerdos de sus clientes.
A sextear
La caminata puede seguir por la famosísima Sexta Avenida, la cual se empezó a formar en 1776, cuando la capital se trasladó al Valle de la Ermita. Este paseo ofrece aires renovados desde diciembre del 2010.
El turista podrá ver los hermosos edificios, entre ellos los que ocupan los hoteles Pan American y Royal Palace, o bien, la Perla, Engel y Lux.
A lo largo de la avenida hay diversos artistas itinerantes y comercios variados, entre ellos tiendas de ropa, zapatos, teléfonos móviles, bares, cafés y restaurantes —entre estos últimos, el Fu Lu Sho, cuyo nombre significa felicidad, prosperidad y longevidad—.
Cerca —sobre la 7ª avenida y 12 calle— está el edificio de Correos, que constituye otra de las postales de la capital.
Con esto, básicamente, se conoce el centro de la capital guatemalteca. Por supuesto, es un recorrido exprés, ya que hay muchísimas cosas qué ver y qué hacer. Después de esto, ya podrá emprender un trayecto hacia Antigua Guatemala, las Verapaces, Sololá, Petén, Izabal u otros de los diversos destinos de nuestro bello país. ¡Buen viaje!