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Obras suntuosas
Se hablaba de crisis económica. Un despilfarro por obras suntuosas para un país pobre. Se afirma que el Estado casi colapsó en su Gobierno, especialmente en los últimos años de su mandato. Tanta fue la crisis que tuvo que cerrar las escuelas públicas, hecho que posteriormente aprovechó Estrada Cabrera, reabriendo dichos centros, por la exigencia popular. De allí que Estrada Cabrera haya recibido denominaciones exageradas como Pericles, Benemérito de la Patria y hasta “el más puro de la raza aria”.
Mientras, Reinita embellecía la ciudad con un paseo monumental, con carriles para los primeros automóviles, carruajes, bicicletas, caballos y gente de a pie. Mandó a construir el Bulevar 30 de Junio, hoy Avenida de La Reforma. Asimismo, ordenó edificar el Palacio Presidencial y el Palacio de La Reforma, ambos destruidos por los terremotos que asolaron Guatemala entre 1917 y 1918.
En esta época también se levantó el edificio del Registro de la Propiedad Inmueble, hoy, Museo de Historia de Guatemala. Su sueño por contar con el ferrocarril del Norte, lo llevó a invertir en dicha línea, construyéndose de Puerto Barrios hasta la aldea El Rancho, así como el ramal de Ocós, en occidente.
A pesar de ello, la situación de explotación de la población desprotegida era grande. Los campesinos acudían a las fincas de café a desgastar sus cuerpos y a ganarse el pan diario. Reinita erogó mucho dinero en la Exposición Centroamericana donde participaron varios países.
Atrocidades políticas
Reina Barrios fue asesinado por un joven británico de origen suizo llamado Édgar August James Zollinger (1876-1898). Se han manejado varias hipótesis sobre el hecho; sin embargo, nada se ha probado, más que la lógica que indica que, Zollinger trabajaba en fincas de la familia Aparicio y que, quiso vengar la muerte de José, el fusilado en Quetzaltenango. Zollinger también sucumbió en el instante, pues fue asesinado a garrotazos por un policía y otro agente, Emilio Ubico, lo remató con un balazo en la cabeza, por lo que recibió el mote de El Matamuertos.
En río revuelto, ganancia de pescadores y, siendo el primer designado a la presidencia, Estrada Cabrera asumió el puesto. Su llegada no fue fácil, pues hubo un intento de derrocarlo. Quién iba a creer que el tímido abogado quetzalteco, que había sido ayudado por religiosos a estudiar, pues era hijo de doña Joaquina, una señora que fue sirvienta en casa de los Aparicio y vendía dulces, iba a alcanzar la Presidencia de la República y por 22 años consecutivos.
Se convirtió en el presidente guatemalteco que más años se ha mantenido en el poder, otro gobernante que hizo gastar a los guatemaltecos y extranjeros con sus fastuosas Fiestas de Minerva, las que escondían la realidad de represión y pobreza que atravesó el país.
Varios escritores lo han retratado muy bien, entre ellos, Miguel Ángel Asturias, en El Señor Presidente; Rafael Arévalo Martínez en Ecce Pericles; Carlos Wyld Ospina en El Autócrata, así como los panegíricos: Jacinto Capella, La ciudad tranquila; Eliseo Díaz, Bosquejo biográfico del señor licenciado don Manuel Estrada Cabrera, o Manuel Estrada Cabrera de Enrique Gómez Carrillo.
Han transcurrido 120 años de estos acontecimientos y Guatemala continúa experimentando atrocidades políticas en un país que sigue siendo pobre.