Al general Rafael Carrera —conservador— sus adversarios —liberales— lo trataban en tono despectivo. Se difundió la historia de que su origen era indígena y cuando estuvo en la montaña librando batallas se referían a él como el indio Carrera, así como también se hablaba mucho de sus caites y su gran ignorancia. Sin embargo, cuando gobernó, para hacer rabiar a los liberales, en 1844, decretó que todo aquel que llegara a ser presidente debía ser llamado Excelentísimo.
Entonces, el jefe del Ejecutivo lanzó el siguiente decreto:
Guatemala, octubre 15 de 1844
Conviniendo a la responsabilidad de las autoridades que en los actos públicos y oficiales sean tratados los funcionarios que las representan con la distinción que exige el buen orden social, conforme se practica en todas las naciones: en uso de las facultades que competen al Gobierno, y mientras se da una ley que arregle este particular, ha tenido a bien acordar:
1o. Que en todos los actos oficiales, al Presidente de Estado se le dé el tratamiento de Excelencia.
2o. Que el teniente general señor Rafael Carrera, por su empleo de tal teniente general, se le dé el mismo tratamiento.
3o. Que a los magistrados de la Suprema Corte, a los generales jefes superiores del Ejército de Coronel arriba, y a los demás funcionarios y dignidades eclesiásticas, se les dé el mismo tratamiento que tenían antes de la ley que los abolió, entendiéndose que esta ya no rige en el Estado….
Fuente: El libro de las efemérides.
Tomo IV. F. Hernández de León (1959)