¿Qué opina de los atentados terroristas en el aeropuerto y el metro?
Es un asunto muy delicado en esta parte del mundo, sin embargo, las personas continúan viajando, debido a que acá el trajín de los vuelos es diferente a lo que estamos acostumbrados en América. No obstante, afectan psicológicamente a los pasajeros y a nosotros los pilotos.
¿Qué sentimientos le despiertan estos hechos?
Son sucesos a los que, aunque no es lo correcto, me he tenido que acostumbrar. Desde que comencé en la aviación en Guatemala (1989) muchos amigos han fallecido en esta profesión, por ejemplo, mi primer instructor, el Negro Alvarado, se accidentó en un vuelo entre Bananera y Guatemala, hace muchos años. La aviación, y todo lo relacionado con ella, es tan delicado que en cualquier momento suceden problemas. Estos hechos me afectan, me duelen, me conmueven, pero sé que hay un Dios que todo lo está viendo y que debo seguir adelante por mi familia y Guatemala.
¿Por qué la aviación?
Fue mi sueño desde que tenía siete u ocho años. No se me olvida el día que mi papá —César Bustamante— me llevó al aeropuerto La Aurora para conocer los hangares y me obsesioné por los aviones. Quise ser aviador militar, pero no lo logré, sin embargo, lo alcancé en el área civil. Comencé a volar en 1989, en la empresa Servicios Aéreos Nacionales, que lamentablemente ya no opera, con Alvarado, quien fue mi gran instructor.
¿En qué aerolíneas trabajó en Guatemala?
Tuve la bendición de conocer a Ricardo Prado Ayau, quien es un amigo y excelente piloto aviador, y me dio la oportunidad de trabajar en Traslados S.A. donde laboré durante seis años (1990-1996). Después me fui a la empresa Mayan Word Airlines, donde estuve un año y volé un ATR 42-500 (1996-1997). En 1997 me abrieron las puertas en Aviateca, donde tripulé el Boeing 737 200; posteriormente esta empresa pasó a formar parte de Taca, donde trabajé durante nueve años volando el Airbus A320; fui ascendido a capitán en el 2004.
¿Cuándo y cómo se le dio la oportunidad para trabajar fuera del país?
En el 2006, la situación económica en Guatemala comenzó a ponerse difícil, especialmente para nosotros los pilotos aviadores, debido a los ataques del 2001 en los Estados Unidos. Vi una oportunidad en Singapur, en una aerolínea que se llama Star Jet y envié mi solicitud, fui a la entrevista y valoraron mi currículum, mis horas de vuelo y mi experiencia.
Ahí tuve la oportunidad de llegar de capitán del Airbus 320 y después de un año me dieron la oportunidad de ser instructor de ese modelo de avión. Esto sucedió en el 2007.
En el 2008 me fui a Etihad Airways, donde fui capitán del Airbus A330 que es un avión más grande. Luego el A340 que es parecido a los de la aerolínea Iberia que llegan a Guatemala, y me estoy preparado porque pronto voy a tripular un Airbus 380, de lo cual me siento muy orgulloso y contento. Soy el primer guatemalteco en comandar este tipo de nave. Para ello me estoy capacitando, acabo de terminar mi etapa con simulador de vuelo.
¿Cuál es la capacidad de esta nave?
Depende de las configuraciones, pero la compañía lo tiene para 500 pasajeros.
O sea más grande que los modelos de Iberia que vienen a Guatemala.
Sí, el tipo de avión que está volando Iberia no excede los 350 pasajeros.
¿Qué siente saber que tendrá bajo su responsabilidad la vida de 500 personas?
Cada vez que me preparo para comenzar un vuelo me encomiendo a Dios, porque estoy consciente de mi responsabilidad. Toda la gente que viaja espera lo mejor de mí, por lo cual debo estar en óptimas condiciones físicas, psicológicas, morales y espirituales, a pesar de los problemas de la vida.
Cada vez que viajo me siento parte de los 16 millones de guatemaltecos. A veces me preguntan de dónde soy originario, debido a que me escuchan hablar en español, creen que soy de España, pero les digo: no, soy guatemalteco, de lo cual me siento muy orgulloso.
Su profesión lo ha llevado a conocer el mundo.
Gracias a esta compañía, y a las otras, he conocido casi todo el planeta, por la diversidad de rutas. En el que voy a volar pronto son un poco más reducidas, debido a que es un avión muy grande y no se puede aterrizar en cualquier aeropuerto, pero estaré yendo a Nueva York, Londres, India, Australia, posiblemente Los Ángeles y otros destinos de Asia y Europa. En las otras flotas donde estuve viajé a lugares que nunca imaginé como Rusia, China, Japón, Singapur, Australia, Islas Mauricio y Sao Paulo.
¿Cuál es su experiencia más agradable?
Tener la oportunidad de conocer muchos países, especialmente sus culturas. A veces uno cree que porque son personas de otras nacionalidades son distintos a nosotros, pero no, al final todos somos parecidos, tenemos las mismas debilidades y alegrías.
Y lo más desagradable.
No llevar a cabo lo que hago en Guatemala; extraño mucho mi tierra, por eso la visito una vez cada uno o dos años.
¿Dónde transcurrió su infancia?
Nací en Jardines de la Asunción Sur, zona 5. Vengo de una familia de clase media donde mi papá César y mi mamá —Mirza— debieron trabajar para vivir. Por cuestiones laborales de mi padre, debimos trasladarnos a la zona 14. Luego tuve la oportunidad de construir una casa en carretera a El Salvador.
En este punto quiero hacer una reflexión para todos los guatemaltecos. Los invito para que luchen por sus sueños, que confíen en sí mismos, y que sus pensamientos siempre sean positivos a pesar de los pesares. Que sean honestos consigo mismos porque al serlo con uno mismo también lo es con los demás. Al luchar se alcanzan los sueños que tanto hemos deseado desde niños.
En su adolescencia, ¿qué clase de estudiante fue?
No fui brillante, es más no me gustaba ir al colegio, pero tampoco fui el peor. Me gradué del colegio Jefferson, en la zona 1, pero también estuve en otros. El que más recuerdo es el Inglés Americano, zona 15. Mis padres siempre hicieron el esfuerzo con su salario para que, junto a mi hermano César (QEPD) tuviéramos un buen colegio, dentro de sus posibilidades.
Ingresé a la Escuela Politécnica porque uno de mis sueños era ser piloto militar, pero no di la talla para ser oficial, tampoco me llamaba la atención la universidad, así que me preparé en la Escuela en Servicios Aéreos Nacionales, en la capital.
Ahora me doy cuenta de que la profesión de aviador es una de las carreras que más estudio requiere, mucha preparación, lo acabo de comprobar durante el curso del Airbus 380, he tenido que comerme un montón de libros y lo he hecho con mucho entusiasmo porque hay muchos avance en la tecnología.