¿Quién es quién?
Paulo Alvarado. Compositor, productor musical y violonchelista guatemalteco. Es licenciado en Música por la Universidad de San Carlos. Fundador e integrante del Cuarteto Contemporáneo, de la Sinfónica Juvenil de Guatemala y del grupo de rock Alux Nahual. Destaca su obra para orquesta sinfónica, música de cámara, canciones, instalaciones electroacústicas y de tipo experimental. Ha creado música para 30 obras de danza contemporánea y teatro dramático.
Gerardo Meza Sandoval. El costarricense estudió en el Conservatorio Castella. Es licenciado en Piano por la Escuela de Artes Musicales de la Universidad de Costa Rica. Obtuvo un doctorado en Letras y Artes por la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA). Por 20 años ha integrado un equipo de profesores que, en colaboración con la UNA y el Instituto Superior de Artes, impulsa un programa de alto nivel pianístico para jóvenes. Fue nombrado Extensionista distinguido 2015.
El repertorio
El disco incluye 17 obras guatemaltecas, algunas compuestas específicamente para violonchelo y piano, aunque la mayoría han sido transcritas y adaptadas para tales instrumentos. En total hay 23 pistas.
1 Pabanilla. Es del Repertorio de San Miguel Acatán (Huehuetenango, ca. 1582-1635), de autor anónimo. “Es una invocación; es como un llamado a la música”, expresa Alvarado.
2 Oygan una xacarilla. Esta pieza data de 1786 y fue escrita por Raphael A. Castellanos. Es un villancico para una voz con dos instrumentos de tesitura alta y bajo continuo.
3 La estatua ridícula. Es original de José Eulalio Samayoa. El título está inspirado en un molde de yeso que fue empleado como tiro al blanco por los opositores de Francisco Morazán.
4 Bella Guatemala. Es una de las mazurcas mejor conocidas del país. Concebida para piano por Germán Alcántara, se ajusta a la música de salón que estaba de moda durante la segunda mitad del siglo XIX.
5 Canción de cuna. Fue escrita en 1949 por José María Alvarado. Sigue un patrón sencillo, pero diestramente logrado en su armonía. Es significativa la versión compuesta para violonchelo y piano.
6 Canción de cuna (1939). Es una pieza de arrullo de Ricardo Castillo, original para piano.
7 La estampa ritual. Fue compuesta en 1950 por Benigno Mejía Cruz. Busca recrear un ambiente campestre, con el canto de un pajarillo, con diversas secciones que se asemejan a danzas ceremoniales con percusión y flauta de caña.
8 Sarabanda. Es de Óscar Castellanos. Su melodía inicial exhibe la inclinación del compositor por la música morisca; pasa a una sección más movida para luego regresar al ritmo del principio.
9-10 Dos piezas (Preludio y Arioso). Originales de Enrique Solares. Su tendencia internacionalista revela su sólido conocimiento del piano, que interviene de igual a igual con el violonchelo.
11 Var. de la Var. K (2007). El título es una abreviación de Variación de la Variación K de “Ante-Par III”, para que pueda leerse como Bar de la barca. Es un estreno de Joaquín Orellana.
12 Scherzino. También del maestro Orellana. Esta versión pertenece al Poenimio para violonchelo y orquesta, estrenado por Alvarado como solista, con la Sinfónica Nacional de Guatemala en el 2012, ocasión en que fue terminada la partitura, cuyo origen data de 1962.
13-15 Tres cantos: Canto de tristeza, Romance vestal y Danza del nahual. Son de Jorge Sarmientos. Forman parte de sus Seis cantos de esperanza. El manuscrito original no lleva la indicación estricta del instrumento cantante. Su lenguaje musical es típico de la mitad del siglo XX.
16-17 Dos piezas breves: Poco moderato-animato y Canción vasca. Originales de Enrique Anleu Díaz. Tienen influencia sefardí e ibérica.
18-19 Son pa’ mi viejo y Preludio III. La primera pieza es para chelo solo y se muestra como parte del “nuevo son” guatemalteco. La segunda es para piano solo. Ambas fueron escritas por Paulo Alvarado.
20 A Luz Elena. Fue compuesta como un ofertorio. Su expresión tiene el minimalismo propio de Sergio Reyes Mendoza, el autor.
21-23 Tres canciones: Por un caminito así, Pájaro y The Man with the Blue Guitar. Son de Isabel Ciudad-Real. “Hacen un recorrido desde un procedimiento casi diatónico, con matices del himno religioso, hasta un cromatismo assai rubato”, comenta Alvarado.