Revista D

¡No quiero ir al colegio! El  acoso escolar más frecuente  es de tipo psicológico o emocional

Comienzan las clases y también las quejas de muchos niños que se resisten a volver  a sus rutinas, horarios y obligaciones escolares, después de vivir una temporada de mucho ocio y libertad durante las vacaciones. 

En ocasiones, detrás de esta negativa hay un malestar con raíces mucho más serias que la difícil readaptación al colegio, ya que en lugar de tener la alegría de volver a jugar con sus amigos, por ejemplo, sienten el temor de sufrir el acoso constante de algunos de sus compañeros. 

“El bullying ocurre cuando una niña o niño sufre de forma reiterada un acoso físico o bien psicológico, en el segundo  caso en persona o también a través de las redes sociales o con las nuevas tecnológicas”, explica la psicóloga clínica Margarita García Marqués, especializada en abusos infantiles.

Este atropello suele suceder por lo general en las clases y en los patios del centro educativo, de acuerdo con García Marqués, quien además asegura que la forma más frecuente de acoso escolar es el psicológico o emocional, consistente en que el niño o niña sea humillado, ridiculizado o excluido por otro o por un grupo, cuando hay testigos que lo consienten e  incluso lo fomentan.

“El principal indicio de bullying que pueden advertir los padres en sus hijos suele ser la resistencia o negación del menor a ir al colegio, así como que experimente problemas de diarreas, cólicos o dolores de cabeza cuando llega el lunes por la mañana ”, destaca García Marqués.

Consultada  sobre qué deben preguntarle los padres a su hijo si detectan indicios de que estaría sufriendo acoso escolar, la profesional aconseja: “Hay que comenzar a hablar al niño de todo lo que está bien y de aquello que no”.

La psicóloga pone un ejemplo de cómo aplicar esta técnica, la que consiste en preguntarle al niño “¿Por qué los viernes te sientes muy bien, y sin embargo el domingo por la noche últimamente te empiezas a poner enfermo? ¿Quieres contarme lo que te pasa?”.

Otra forma de indagar al niño es: “Sabes, tengo la sensación de que algo difícil te debe de estar pasando los lunes por la mañana. ¿Te das cuenta de que siempre enfermas, tienes diarrea o te sube la fiebre en ese momento? ¿Quieres contarme lo que está pasando en el colegio? Me gustaría que entre los dos buscáramos una buena solución a lo que sea que está sucediendo”.

Si las respuestas del hijo confirman o sugieren con firmeza que está siendo acosado, García Marqués recomienda a los padres que hablen de inmediato sobre esta situación con las autoridades de la institución, con sus profesores y con el director.

“Si el menor está sufriendo psicológicamente, hay que llevarlo con algún especialista en acoso para que le ayude a fomentar su autoestima y para que aprenda  estrategias para protegerse”, señala.

Para García Marqués, “lo ideal sería que se pudiera trabajar el caso de bullying con la colaboración de un psicólogo y conjuntamente con la escuela, en la clase, con la presencia del menor acosado, del acosador o los acosadores, del grupo de quienes habitualmente observan el  acoso en silencio”.

“Los padres del niño puede informarse o buscar un psicólogo especializado para que les proporcione las pautas para trabajar con su hija o hijo”, señala García Marqués, haciendo especial hincapié en que nunca deben tratar a su hijo como una víctima ni decirle que es un cobarde, y siempre deben enfocarse en ayudarle, dándole herramientas para superar lo ocurrido.

Consejos

  • Los padres de familia tienen que hablar cada día con sus hijos, tomarse el tiempo necesario para escucharlos y observarlos, enterarse de los pormenores de sus actividades y sentimientos.
  • Tienen también que expresarles el amor que  sienten por ellos.
  • Hacer que el hijo o hija sepa  que sus padres los apoyan, alabando su franqueza, ya que los niños tienden a sentirse culpables de los abusos que sufren y hay que quitarles ese peso de encima.

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