Misioneros
Al escuchar la denominación Testigos de Jehová casi de inmediato se piensa en los misioneros que van de casa en casa para predicar.
¿Por qué lo hacen? “Nos basamos en Mateo 28:19, 20, donde se dice que hay que ir a hacer discípulos a gente de todas las naciones”, comenta Rodas.
Algunos efectúan estas actividades a tiempo completo —a ellos se les llama precursores—. Otros son precursores regulares, quienes consiguen empleos de media jornada y dedican el resto a la obra misionera. Por último, los precursores especiales, quienes van a los sitios que consideran con mayor necesidad.
En 1943 se fundó la institución de formación para misioneros llamada Escuela Bíblica de Galaad, que pertenece a la WatchTower and Tract Society, con base en Pensilvania, que es una corporación no lucrativa en la que los Testigos de Jehová se valen legalmente para apoyarse mundialmente.
La obra misionera es quizás una de las cosas más difíciles, pues se exponen a muchas cosas. Carlos M, quien prefiere omitir su verdadero nombre, es un extestigo que recuerda aquellas jornadas al lado de su mamá. “Había gente que abría la puerta y nos daba agua y comida. Decían que no les importaba de qué religión fuéramos, siempre y cuando habláramos de Dios”.
Eso era cuando bien les iba, porque otros los insultaban o mandaban al infierno. “Esas cosas eran muy fuertes, y más para los niños”, confiesa. “A veces nos encontrábamos con unas de esas señoras hipercatólicas y, literalmente, nos tiraban agua o te sacaban al perro”, agrega.
El locutor Rolando Enrique Cordón también fue miembro de esta congregación, allá por la década de 1950. Recuerda que alguna vez le lanzaron piedras o se encontraba con curiosos letreros en las casas que decían: “Aquí somos católicos y no aceptamos a los Testigos de Jehová. Somos de María y no aceptamos ninguna influencia”.
Un alto porcentaje de personas abre la puerta, según Rodas, el 80 por ciento, aunque confiesa que ahora es más difícil por la inseguridad que afecta al país.
Prohibiciones
Entre lo controversial de esta comunidad impera la prohibición de recibir transfusiones de sangre, ya que indican que eso está escrito tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. “Para Dios, la sangre representa la vida; obedecemos el mandato bíblico de abstenernos de ella por respeto a Él”, comenta Rodas.
La base para esto es Génesis 9:4, Levítico 17:10, Deuteronomio 12:23, y Hechos 15:28, 29. En este último, por ejemplo, se lee: “Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardaréis, bien haréis”. (Versión Reina Valera 1960).
Ante esto, cada Testigo de Jehová guarda en su bolso o billetera un documento firmado donde indica que, bajo ninguna circunstancia, se le practique una transfusión, aún si fuera médicamente necesaria.
También tienen vedado celebrar cumpleaños porque están convencidos de que Dios no quiere que lo hagan. “La Biblia no lo prohíbe directamente, pero nos da algunas claves”, dice Rodas. “Para nosotros, los natalicios se basan en creencias religiosas falsas; además, los primeros cristianos no los celebraban y, sobre todo, la única conmemoración que se nos mandó a recordar es la muerte de Jesús —lo celebran cada 14 de nisán. El cálculo es complejo, pero coincide con uno de los días de la Semana Santa católica—”.
Para esa ocasión especial, los invitados se pasan uno a otro el pan sin levadura y el vino tinto, los cuales representan el cuerpo y la sangre de Cristo. Nadie lo come o bebe, salvo excepciones.
Carlos M. afirma que la prohibición de los cumpleaños, entre otras cosas, le afectó cuando era niño. “No se te permite ser parte de varias cosas; no se puede celebrar ni el cumpleaños de los amigos; tampoco la Navidad… Me perdí de muchas cosas”, narra. “Por eso, muchas veces cuesta encajar en la sociedad”.
Tanto así que a los 13 años empezó a tener graves problemas en el colegio. “Por lo regular sacaba buenas calificaciones, pero para mi papá no podía ser abanderado, ya que eso hubiera significado cargar una bandera, lo cual, entre los testigos, se considera idolatría”, comenta.
En efecto, los Testigos de Jehová no participan de actos cívicos. “No desfilaba ni cantaba el Himno Nacional ni hacía la jura a la bandera; hubiera sido fácil no hacerlo, pero luego los profesores no comprendían y me castigaban haciendo planas de debo respetar a la bandera o cosas similares; además, mis papás, cada vez que había una actividad de ese tipo, debían enviar una carta casi que a todos los profesores explicando los motivos”, expone Carlos M.
Para Cordón también fue complicado combinar el ser Testigo de Jehová con su inclinación por el arte y sus ideologías políticas. De esa cuenta, entre finales de la década de 1950 y principios de 1960, renunció a la congregación. “Participé de las Jornadas de marzo y abril de 1962, las cuales fueron de lucha estudiantil y popular en contra de la dictadura militar de Miguel Ydígoras Fuentes”, refiere. “Siendo testigo, no lo hubiera podido hacer”.
Tampoco participan en política ni en conflictos armados. Incluso, para las elecciones de cargos públicos, acuden a ejercer su derecho al voto pero lo anulan, ya que para ellos, el único gobernante es Dios.
“Lo que no se puede negar es que cada testigo trata de ser ejemplar en su vida, desde no pasarse los semáforos en rojo hasta pagar sus impuestos a tiempo”, admite Carlos M. “Al César lo que es del César; a Dios lo que es de Dios”, destaca Rodas.
Reuniones
Se congregan en los Salones del Reino los fines de semana. Los primeros 30 minutos son para escuchar un discurso bíblico que muestra cómo se relacionan las Escrituras con la vida diaria. Los siguientes 60 minutos se dedican al llamado Estudio de La Atalaya, donde participan todos, hombres, mujeres y niños.
Asimismo, se reúnen una vez entre semana, por la noche, para llevar a cabo el programa Vida y Ministerios Cristianos, el cual, básicamente, brinda enseñanzas y consejos basados en la Biblia, y muestra cómo hablar de las Escrituras ante los demás.
Una de las creencias que tienen es que solo 144 mil personas resucitarán para gobernar con Cristo en el cielo, según dice el Apocalipsis.
Pero, ¿solo los Testigos de Jehová encontrarán la salvación? Para Rodas, no basta con serlo. “Lo que hay que hacer es poner en práctica las enseñanzas de Cristo”, indica. Eso, básicamente, es hacer el bien, tal y como lo indican el resto de las religiones, cristianas o no.
Polémica en Rusia
En abril de este año, la justicia de Rusia prohibió a los Testigos de Jehová (TJ) porque considera que su organización es extremista, por lo cual deberá cesar todas sus actividades en ese país. El fallo, además, contempla la incautación de todas sus propiedades.
El Servicio Europeo de Acción Exterior de la Unión Europea defendió en un comunicado el derecho a la libertad de unión. “Al igual que otros grupos religiosos, deben poder disfrutar pacíficamente de su libertad de reunión sin intromisión, tal y como garantiza la Constitución de Rusia y sus compromisos internacionales de Derechos Humanos”, se lee en el documento.
La congregación, a través de David Semonian, uno de los portavoces de su sede central, dijo que “tomar acción judicial contra ciudadanos pacíficos que respetan la ley y tratarlos como terroristas es una aplicación indebida de las leyes contra el extremismo. Dicha acción se fundamenta en acusaciones falsas”.
Este grupo religioso también enfrenta problemas en otros países, en especial por algunas de sus prescripciones que prohíben, por ejemplo, las transfusiones de sangre, lo que a veces ha provocado la muerte de menores por la negativa de sus padres a recibirlas.
Asimismo, se ha denunciado la existencia de una justicia interna que juzga a los que cometen delitos como abusos de menores, ocultándolos a la justicia ordinaria.