Revista D

“Los jóvenes pierden el tiempo en asuntos sin importancia”

Josías Vásquez es invidente y vive entregado al deporte, a la motivación, al cultivo de hongos y a la ayuda de su gremio, entre otros asuntos.

Vásquez, de 22 años, tiene una agenda ocupada, porque en ella figuran reuniones con grupos que velan por los derechos de los ciegos, su cultivo  de hongos,  charlas motivacionales, el diseño de programas informáticos, la  lectura y la práctica de deportes —el ciclismo, la natación y  carreras de resistencia—. Pese a ello, considera que es muy poco lo que ha hecho  por su vida, porque aunque nació invidente, asegura que nada lo podrá limitar.
 “Mi edad no es corta, porque pude haber empezado antes. Creo que los jóvenes pierden muchos años haciendo cosas que al final no los beneficiarán. En mi caso, prefiero trabajar ahora y cuando tenga arriba de 40 años retirarme y dedicarme a algo  más tranquilo, pero con lo suficiente para decir: “Bueno ya hice lo que debía, ahora me retiro”, y no al revés. Estudian  y trabajan para alguien y cuando les dicen que se terminó el contrato, comienzan a  desarrollar una empresa, pero ya es tarde”.
Josías es el último de seis hermanos y es el único que nació sin el sentido de la vista. “Mis papás  ven y también mis hermanos, según los médicos mi ceguera es hereditaria, pero  en la familia no recuerdan que  haya habido un caso”, asevera.
A continuación, el resumen de una entrevista sostenida con Vásquez en un hotel del Centro Histórico, al finalizar una actividad en la que participaron personas invidentes.

¿Qué deportes practica?

En estos meses solo ciclismo, pero mi carrera deportiva la comencé corriendo 100, 200 y 400 metros planos, luego cinco  mil y 10 mil. Después aprendí natación, en piscina y aguas abiertas, y triatlón.

¿Cómo hace para guiarse en estas disciplinas?

Corro con un guía, unido  por una cinta; para nadar, cuando es en  piscina, por los carriles, y cuando es en aguas abiertas también voy con un guía. 

¿En qué lugares ha  practicado en aguas abiertas?

En la Base Naval del Pacífico he participado en dos travesías de tres km; en el Lago de Atitlán, una de tres km, y en el de Petén Itzá  en una de siete, pero solo aguante 4.5  km.

¿Qué opina de  que muchas personas no practiquen  algún  deporte?

Es porque no han disfrutado el  placer que se siente, no solo en lo competitivo, para decir llegué primero o segundo y gané una medalla, sino  terminar un reto. El deporte enseña disciplina y proporciona confianza en uno mismo, poco a poco uno se da cuenta de que puede hacer las cosas que nunca creyó que podría hacer.

¿A qué edad le nació el deseo por las actividades atléticas?

Empecé a competir  a los 10  años en la carrera de La Luz, que promueve el Comité Prociegos y Sordos de Guatemala. En el 2011 aprendí a nadar gracias a una beca que me otorgó un gimnasio, y Érick Madriz me enseñó este deporte.
Un día, junto a otro compañero ciego, haríamos  una travesía en el Lago de Atitlán. Era la primera vez que lo hacía mi colega, entonces mi entrenador me dijo: “Voy a acompañar a aquél para que tenga más confianza y a vos te voy a conseguir  alguien que te guíe”, entonces le habló a otro nadador, pero este no aceptó, porque dijo  que estaría ocupado  y,  además, no era bueno  para nadar y yo me podía ahogar, al final me ayudó un salvavidas. La persona que no me quiso apoyar  era ciclista, por lo después me dijo que me quería apoyar, pero en ese deporte. Con unos amigos promovimos y vendimos  playeras y con lo  recaudado  compramos una bicicleta tándem —para  dos personas—.

¿Ha competido fuera del país?

He participado en tres campeonatos centroamericanos de atletismo, y el año pasado  en el Panamericano, celebrado en Toronto. En la actualidad me  preparo para participar en  mundiales durante el 2017 y con ello espero empezar a subir en el ranking internacional y clasificar para Tokio 2020.

Al  practicar un  deporte ¿siente temor?

Cuando salgo a la calle tengo  miedo porque pienso que puedo chocar contra un poste o caer en un  agujero, pero cuando ya estoy afuera se me va. Lo mismo me sucede  en los deportes, cuando ya estoy en acción digo: “Estoy acá,  debo echarle ganas y terminar”.

¿Cuál ha sido su mayor carrera en ciclismo?

En marzo de este año participé en el  Reto del Quetzal, que es una competencia internacional de ciclismo  de montaña. La primera etapa fue de 11 km  y consistió en subir y bajar el cerro del Cucurucho, en Antigua Guatemala, Sacatepéquez. El  siguiente día fue  del parque central de Antigua al de Panajachel, Sololá, de 75 km; el tercero de Panajachel a Quetzaltenango de unos,  60 km, y la última competencia de Xela a Retalhuleu, aproximadamente, 50 km.

¿Cuál fue su plan de entrenamiento?

Desde enero, casi todos los días, unas dos horas,  y los fines de semana, de jueves a  domingo, cuatro horas para simular la duración de la  competencia. Mi compañero de bicicleta fue Charli Sánchez.

¿Ha diseñado algunos  programas informáticos?

No soy experto, porque nunca he estudiado Informática, todo lo que he aprendido ha sido de manera autodidacta, leyendo y siguiendo tutoriales que se encuentran en internet. Sé programar Windows y configurar una computadora, porque conozco un lenguaje de programación básico, útil para automatizar tareas.

¿Eso es para  invidentes o videntes?

Son para todas las personas, pero tiene adaptaciones para ciegos. Los he diseñado para resolver algunas necesidades personales, y después los comparto. Hace unos meses, por ejemplo, aprendí CrossFit —sistema de acondicionamiento físico— y desarrollé un programa al que le agregué  música y explicaba el ejercicio. Desarrollé una agenda para computadora que incluye correo y un parlante que dice la hora y lee  una  frase de motivación. La han descargado en varios países, porque todos lo  comparto en páginas internacionales.

¿Dónde aprendió esto?

En la Escuela San Lucía aprendí los principios básicos de la Computación y luego navegando en Google, también sé editar audios.

¿Promueve  beneficios para los  invidentes?

Como parte de la Asociación Guatemalteca de Personas con Discapacidad Visual estamos trabajando en un proyecto de ley de Perros Guías para que quienes los tienen  puedan ingresarlos a  los restaurantes y hoteles con libertad, aunque en la actualidad muy pocas personas pueden adquirirlos, porque son muy caros. Durante una tragedia cada  quien protege su vida y no ve al ciego que está a la par, en cambio, con un perro su usuario podría salir fácilmente. Este proyecto prohíbe que la gente  distraiga a estos animales, porque están educados para guíar y cuando alguien se acerca para  acariciarlos o les hace señas se distraen y se les  puede olvidar marcar una grada o un agujero, y el ciego caería.

En caso sea aprobada, ¿dónde se pueden adquirir estos  perros?

En Estados Unidos, México, Colombia y varios países de Europa, en América operan unas  cuatro o cinco escuelas. Los que emplean estos perros, por lo general, es porque una empresa  patrocina el perro y el viaje, porque hay que recibir entrenamiento durante un mes para conocer al can y aprender a manejarlo. En el país hay como cuatro o cinco no videntes  que usan perros guías, pero no forman parte de la Asociación. Usualmente son de razas pastor alemán, labrador o retriever.  En México los venden como a $20 mil (Q10 mil Q11 mil).

¿Qué otras actividades ocupan su vida?

Busco fomentar el emprendimiento a través de mi negocio de hongos comestibles —Fungi food—, porque me he dado cuenta de que hay muchos problemas para la inclusión laboral de las personas con discapacidad. Las empresas creen que al contratarlas van a ser  un estorbo, porque los demás trabajadores les van a tener que ayudar y por lo tanto a rendir menos, lo cual no es cierto. Obviamente, hay algunas acciones que no podemos desarrollar como el  diseño gráfico, pero nos desenvolvemos muy bien en otras áreas como contabilidad, administración y los call center, por ejemplo.
La plantación la tengo en Fraijanes y espero en el 2017 impulsar un proyecto para empezar a trabajar en la provincia y, a la vez, exportar el producto. Actualmente lo vendo a nivel de mercados orgánicos y con personas conocidas. Lo comercializo  en redes sociales. 

¿Le gusta  la lectura?

Leo unos seis libros a la semana, varios de autoayuda, que muchos critican, pero a mí me sirven; un poco de suspenso y de  ciencia ficción. Me gustan los de Dale Carnegie y Robert Kiyozaki, quien, junto con  Sharon Lechter, escribió, Padre rico, padre pobre, así como  las biografías, por ejemplo, las de Steve Jobs y Walt Disney.
Soy coaching certificado por la Federación Internacional de Coaching. Trabajo para una empresa que se llama Social Communication Skills, que proporciona capacitaciones empresariales como ventas, redes de contacto colaborativo e inteligencia emocional. Soy el único motivador invidente.

¿Cómo administra  su tiempo?

Trato de dividir la semana, por ejemplo, si vengo a la capital programo efectuar unas cuatro o cinco cosas. Si me quedo en la casa trabajo en los hongos y ejecuto otros proyectos, como editar documentos. Al deporte le dedico entre una y dos horas diarias, por lo general, después de las 18 horas.

ESCRITO POR:

ARCHIVADO EN: