El número de niños era considerable y habían llegado a la edad apropiada para iniciar la escuela. De acuerdo con la concepción educativa de la época, se les enseñaba a leer, escribir, a hacer cuentas y doctrina cristiana. Los métodos eran dogmáticos y la disciplina, muy rigurosa.
Más tarde la educación estuvo a cargo de los colegios conventuales y los mayores, adscritos a la Iglesia. Destacaron en esta obra las órdenes de dominicos, franciscanos, betlemitas y jesuitas. Estos colegios funcionaron desde la segunda mitad del siglo XVI, según se lee en la Historia de la Educación en Guatemala, de Carlos González Orellana (6a. edición, 2011).
Por ejemplo, en el convento de San Francisco hubo una casa de estudios desde 1575, en la cual se impartían cátedras de Teología, Cánones y Filosofía. Anexo al convento funcionó el colegio de San Buenaventura, en el cual, según Domingo Juarros, se seleccionaba a los jóvenes que mostraban mayor talento y aptitud para las ciencias. Este plantel cerró a mediados del siglo XVIII, pero resurgió en la Nueva Guatemala de la Asunción en 1798.
Las escuelas de primeras letras, dirigidas y sostenidas por la orden de los betlemitas, fundada en 1653, así como otras anexas a los conventos, no eran suficientes para atender las necesidades escolares.
Las de San Casiano —situada en el barrio de Candelaria— y San José de Calasanz —contigua al antiguo edificio del Ayuntamiento—, auspiciadas por el arzobispo Cayetano Francos y Monroy, abrieron en 1794 sus puertas, 27 años antes de que se declarara la Independencia. Se enseñaba a niños, pobres o ricos, a leer castellano y latín, a escribir, a contar, catecismo, doctrina cristiana y buenas costumbres. Su horario era de 8 a 11 y de 14 a 17 horas. Funcionó durante unos 80 años. Gracias a las gestiones de Francos y Monroy y a los fondos de su renta, se abrió también una casa de recogimiento de niñas desamparadas y el Colegio Seminario de San José de los Infantes, entre otros planteles.
El artículo 253 de la Constitución del Estado de Guatemala de 1825 establecía que “todo ciudadano puede formar establecimientos particulares de educación e instrucción para concurrir al progreso de las ciencias y de las artes”.
Durante el régimen conservador de 30 años (1839-1871), la educación particular adquirió mucho auge, tal vez estimulada por la carencia de oportunidades en las instituciones sostenidas por el gobierno.
Se recuerda así el Seminario de los Jesuitas, quienes llegaron al país en 1582, y él se educaba a 500 estudiantes provenientes de las familias influyentes de la ciudad. Se impartía en este centro una enseñanza media y preparatoria que comprendía el estudio de Física, Química, Latín, Humanidades, Gramática Castellana, Teología Dogmática y Moral. También creó en sus instalaciones el primer Gabinete de Física de Centroamérica, el cual disponía de varios aparatos, novedosos en ese tiempo, aunque seguía siendo de orientación religiosa.
También funcionó en esa época el Colegio de los Infantes de Nuestro Señor, fundado en 1781, cuyo rector era Manuel Cecilio Espinoza. A este asistían nueve becarios y 11 pensionistas.
Entre los colegios dirigidos por seglares tuvo relevancia el de San Buenaventura, que llegó a albergar a más de cien estudiantes. Estaba situado en la 10a. calle poniente. Su director era Santos Verdugo Toruño y adquirió mucha fama. Allí se impartía Francés, Geografía, Gramática Castellana, Moral y Urbanidad. También, se tiene noticia del Colegio de la Inmaculada Concepción, fundado y dirigido por el sacerdote José Mariano Andrade, en 1860.
En Antigua Guatemala floreció por esos años el Colegio de Velarde. Su adelanto y fama se debieron al espíritu moderno que supo imprimir su director.
Merecen especial mención el Colegio Santiago, dirigido por José María Fuentes; el de Alejandro Marure, que después de dar algunos frutos en la capital se trasladó a Antigua Guatemala; el de don J. Antonio Salazar; la Casa Central, dirigida por las Hermanas de la Caridad; el Asilo de las Hermanas de Nuestra Señora, que funcionó en el antiguo convento de Belén, después de la extinción de la orden betlemita; el Colegio de Señoritas, dirigido por la Hermanas del Sagrado Corazón, y el de Niñas de Mediana Condición, en Ciudad Vieja.
Según la Memoria de la Secretaría de Instrucción Pública, de 1901, había 50 escuelas primarias particulares de varones, niñas y mixtas, en las cuales se preparaban 4 mil 659 estudiantes. Las escuelas elementales nacionales de varones, niñas y mixtas eran mil 109 y asistían 48 mil 874 alumnos.
Ejemplos de cómo era la educación en los colegios a principios del siglo XX se encuentran en el Libro Azul (1915), en el cual se mencionan establecimientos como la Escuela Inglesa de Guatemala, que se encontraba en la 8a. calle poniente y 4a. avenida sur, “para niños y niñas, internos y externos —como era la costumbre en ese entonces—, bajo la dirección del profesor James A. Bodle”.
“La pensión es muy moderada. Los dormitorios son limpios, confortables y con higiene moderna. Los alimentos son sencillos, pero abundantes y de la mejor calidad del mercado. Alumnos externos que vivan retirado de la escuela pueden almorzar en el comedor de la escuela. Un departamento de kindergarten montado a la última, especialmente para los niños de muy corta edad, para la elementaria”, se describe.
Luego de esta reseña sobre el génesis del proceso educativo en el país, se expone el origen de los colegios más importantes fundados hace más de 90 años y que aún funcionan.
San José de los Infantes
Es el colegio más antiguo del país. Fue fundado el 10 de junio de 1781, por Francos y Monroy, como se explicó antes. Abrió sus puertas en una sección del Palacio Arzobispal, frente a la Plaza Mayor, cuando todavía no se había construido la actual Catedral Metropolitana. Su primer rector fue el canónigo Ignacio Fernández Álvarez. La finalidad del establecimiento era la formación de niños cantores al servicio de la Iglesia.
Los primeros alumnos eran 12, que representaban a los 12 apóstoles. Por eso se le llamaba coro de los “seises”.
Comenzó como una escuela de primeras letras para los hijos de criollos, consagrada a la protección de José de Calasanz. A partir de 1790 se convirtió en colegio de letras y, al finalizar esa década, se le nombró San José de los Infantes, en honor del padre putativo de Jesucristo.
En 1785 fue aumentando el número de estudiantes, que eran internos, indica el artículo Orígenes del Colegio San José de los Infantes, de Mauricio José Chaulón (2016). Solo estudiaban en ese lugar hijos de familias privilegiadas, pero desde mediados del siglo XX el número de alumnos de capas medias y medias bajas fue creciendo de manera paulatina.
La formación incluía Latín, Griego Antiguo, Anatomía, Zoología, Botánica, Aritmética, Geometría, Filosofía y Teología, así como canto y música. Se le considera un semillero para la vocación sacerdotal, pues a lo largo de 242 años de existencia han salido del plantel varios religiosos como el cardenal Rodolfo Quezada Toruño. Es el único colegio que depende de la Arquidiócesis y rinde cuentas al arzobispo.
A principios de la década del 2000 dejó sus instalaciones bicentenarias de la Catedral y estableció su campus actual, ubicado en la colonia El Rosario, Mixco. Por sus aulas han pasado personalidades como Juan Fermín Aycinena, Rafael Arévalo Martínez, Mariano Gálvez, Manuel José Arce, Ricardo Bressani y Álvaro Arzú.
Durante 23 años (1932-1955) el colegio estuvo a cargo de los Hermanos Maristas, quienes decidieron trasladarlo a la zona 5, lo cual no aceptó el obispo Mariano Rossell y Arellano. Entonces los maristas crearon el Liceo Guatemala, en la citada zona capitalina.
La Preparatoria
El 3 de junio de 1918, María Teresa Llardén de Molina fundó el Instituto Privado de Varones y Escuela Preparatoria anexa —Colegio La Preparatoria—. Al fallecer esta, sus hijas Elisa, Clara y Marta Molina Llardén continuaron con su labor educativa.
En octubre de 1924 se graduó la primera promoción de bachilleres del establecimiento. En un inicio, el edificio se encontraba en la 7a. avenida y 12 calle, zona 1. Después del terremoto de 1976 la institución fue trasladada a la zona 9 y a partir del 2000 funciona en la zona 16, en nuevas y modernas instalaciones. En 1998, dicho colegio fue condecorado con la Orden del Quetzal.
Entre sus exalumnos figuran los exvicepresidentes Eduardo Cáceres Lehnhoff y Rafael Espada, así como Ricardo Castillo Sinibaldi, presidente del Irtra.
Colegio Alemán
En 1896 se trasladó de Alta Verapaz a la capital el maestro alemán Augusto Rouge, contratado para ser tutor de los hijos de Moritz Thomas. Ese año anunció en el periódico El Imparcial del 10 de abril que abriría un colegio en el país.
Este inició clases para niños y niñas alemanes, por lo que se puede decir que este plantel, que estuvo abierto hasta 1898, fue el germen del Colegio Alemán actual, expresa Francisco Roberto Mayorga en su artículo Augusto Rouge, un maestro alemán en Guatemala (2015). En 1898, durante el gobierno de José María Reina Barrios, el representante del emperador alemán contrató maestros de ese país. El 1 de enero de 1901, tres de ellos formaron parte del claustro de la institución.
El colegio fue fundado hace 122 años, como alternativa educativa para los hijos de alemanes radicados en Guatemala, que hacia 1900 eran unos mil. En 1920 asistían al establecimiento aproximadamente 300 estudiantes. Un año después, se inauguró uno similar en Quetzaltenango y otro en Cobán, en 1935. En 1941 fue clausurado y sus instalaciones, confiscadas por el gobierno de Jorge Ubico, a raíz de la Segunda Guerra Mundial. En 1958 se reabrió y se instaló en la zona 13, para, en 1965, trasladarse a su sede actual, en la zona 11 de la capital.
Colegio Inglés Americano
El modelo pedagógico del English American School (Colegio Inglés Americano) se inspira en el sueño que el 30 de junio de 1930 tuvo Ayleen de Montmorency Zebadúa, de origen británico, de brindar a los guatemaltecos una educación bilingüe de alto nivel académico. Comenzó, hace 93 años, como internado, por lo que muchos de sus estudiantes eran originarios de Centroamérica, aunque también asistían hijos de estadounidenses residentes en el país.
Según anuarios de esa época, los primeros alumnos eran 28 y cuatro años más tarde —1934— aumentaron a 200. Su primer edificio funcionó en la zona 1 de la capital. Después del terremoto de 1976 se trasladó a la zona 15 y en la actualidad se encuentra en Fraijanes. De sus aulas egresaron Luis Flores Asturias y el historiador David Vela; María Eugenia Gordillo, exdirectora de la Hemeroteca Nacional; y María Mercedes Girón de Blank, presidenta del Consejo de Administración de Prensa Libre. En 1980, Montmorency fue galardonada con la Orden del Quetzal.
San Sebastián
Este colegio para varones nació el 7 de enero de 1930, por iniciativa del entonces párroco Mariano Rossell y Arellano, quien llegó a ser arzobispo. La institución empezó con párvulos, primero y segundo de primaria, con 49 estudiantes. Su objetivo inicial, hace 93 años, era atender a niños de escasos recursos del barrio San Sebastián, sobre la base de los principios católicos y científicos.
En 1933, Rossell confió la dirección del colegio a Josefina Alonzo Martínez, célebre educadora guatemalteca, quien ocupó el cargo hasta 1978, cuando falleció. Cinco días antes de su deceso se le otorgó la Orden del Quetzal, por su abnegada labor docente. En 1939 asistían 85 niños a párvulos y a los seis grados de primaria. En 1941 se fundó la Banda Marcial del colegio, declarada patrimonio cultural de la Nación, y en 1947 fue el primer colegio para varones en impartir Magisterio de Primaria Urbana. Fue galardonado con la Orden del Quetzal en 1981.
La Patria de Quetzaltenango
El Colegio La Patria de Quetzaltenango fue fundado en 1918, por Eleonor Morrison y Ella Williams, dos misioneras procedentes del Colegio La Patria capitalino. como miembro de la Iglesia Nacional Presbiteriana. Inició con una pequeña escuela, con 15 estudiantes, y al siguiente año aumentó el número de manera significativa, por lo que surgió la necesidad de comprar más terreno para construir dormitorios provisionales.
El colegio comenzó con alumnas internas y externas, pero al poco tiempo se admitieron varones pequeños. Se compró una manzana de terreno en el barrio La Democracia, para la ampliación del plantel, que se trasladó al nuevo edificio en 1928. En los últimos 105 años ha formado profesionales en el temor de Dios y con calidad educativa.
Liceo Francés
Fue fundado el 20 de enero de 1921, por Irene Oliveros de Peyré, un año después de que también esta educadora creara la Alianza Francesa para divulgar el idioma galo y la cultura europea. Obtuvo su autorización como colegio con el acuerdo 644. María Antonieta Peyré Oliveros, hija de la fundadora, se hizo cargo de la dirección en 1924.
Por su labor académica y humanitaria, el gobierno de Francia la premió con distinciones como la Legión de Honor y las Palmas Académicas. Irene Peyré de Asensio es nieta de la fundadora y fue nombrada directora general de la institución a partir de 1982. En 1963, el colegio recibió la distinción Pro eclesia et Pontifice, por su apoyo a la labor apostólica de la Iglesia Católica, y en 1995 fue galardonado con la Orden del Quetzal, por su trayectoria en la educación.
Está ubicado, desde sus inicios, en la casona solariega de la familia Asturias Taboada, construida en 1793, en la actual 5a. avenida y 10a. calle, zona 1. Fue declarada monumento nacional en 1966, por sus tesoros arquitectónicos.
Colegio La Patria
La historia del Colegio Evangélico Mixto La Patria, de Guatemala, comenzó en 1882, hace 141 años, durante el gobierno liberal de Justo Rufino Barrios, cuando llegó al país el primer misionero evangélico presbiteriano, John Hill, quien fundó el Colegio Americano, antecesor del Colegio La Patria, cuya directora era Annie E. Ottobay. Todas las clases se impartían en inglés, mediante un sistema americano.
Barrios les facilitó la casa, de gran amplitud, en la 8a. avenida y 11 calle, zona 1, precisa la administradora Claudia Maldonado, y se pagaban por ella 18 pesos de plata, como precio simbólico. Barrios inscribió a sus hijos en ese plantel y recomendó a sus ministros y oficiales que hicieran lo mismo con los suyos.
Luego de la llegada de varios misioneros, arribó Guillermo Allison, quien envió numerosas cartas a los directivos de la Misión Presbiteriana en las que pedía recursos para construir un edificio que albergara el colegio. Walter McDougall, hombre acaudalado y de espíritu cristiano, donó US$25 mil para tal fin. El edificio se encuentra en el sitio donde funciona el plantel actualmente, en la zona 2, y se llamó Colegio La Patria.
Inició labores en 1912 y de inmediato adquirió prestigio como escuela de primaria de primera categoría, aunque en sus comienzos se impartía clases solo a niñas. Grace Stevens asumió la dirección del establecimiento y le siguió Beaulah Love. El mobiliario fue donado y traído de Estados Unidos. Ahora el colegio es mixto. En el país funcionan varias instituciones educativas de la Iglesia Presbiteriana, como La Patria Occidente, La Patria Sur, La Patria Norte y Jerusalém, Coatepeque.
Sagrado Corazón de Jesús
En 1905, hace 118 años, la maestra Susana Illescas de Palomo fundó, con el nombre de Colegio La Concepción, una institución educativa para señoritas destinada a la formación integral de la mujer para que se convirtiera en un elemento de cambio en la sociedad. A partir de 1923 decidió consagrarlo al Sagrado Corazón y desde ese momento el establecimiento pasó a llamarse Colegio de Señoritas El Sagrado Corazón.
En 1943 funcionaba en la 9a. calle, entre 6a. y 7a. avenidas de la zona 1. Illescas de Palomo le vendió el colegio a la exalumna Elena Aparicio de González, quien se hizo cargo de la dirección. Sus hijas colaboraron en la educación de las estudiantes. En 1949 se trasladó a un local de la 9a. avenida 13-57, y allí funciona en la actualidad, con un gran complejo educativo.
Liceo Antigüeño
Fundado por el insigne maestro Adolfo Vides Urrutia, en 1919, quien lo dirigió hasta 1932, en sus inicios era una escuela práctica de enseñanza y después abarcó los niveles de primaria y secundaria. La administración del colegio pasó a Lázaro Marcus Guillén en 1933.
En 1991 dejó de ser el internado para varones del cual egresaron personalidades de talla internacional, y en 1997, el de mujeres. A lo largo de su historia de 104 años ha albergado a estudiantes de todo el país, Centroamérica y parte del Caribe, en especial durante el internado masculino.
La institución ha destacado en áreas deportivas y culturales, así como en la tradicional banda marcial, que tiene más de 70 años de existencia. Originalmente funcionaba en la 1a. avenida sur, esquina con la 7a. calle oriente, y en la actualidad se sitúa en la 3a. calle oriente No. 11. El Diario de Centro América de 1926 se refiere así al colegio: “Cuenta con un profesorado selecto y, sobre todo, con voluntad firme para preparar a la juventud”. Se consigna que asistían 83 alumnos, 47 de ellos, internos.
Casa Central
En 1862 llegaron al país seis religiosas de las Hijas de la Caridad de Francia, lideradas por sor Irma Broquedis, “para servir a los pacientes enfermos pobres del —hospital— San Juan de Dios”. En 1866, además de su labor en el hospital, alquilaron una pequeña casa para abrir un orfanato, en la 9a. calle, entre 1a. y 2a. avenidas, zona 1.
A través de donaciones privadas compraron una manzana de terreno, entre la 1a. y 2a. avenidas y 12 y 13 calles, de la misma zona, para ampliar el orfanato, y hoy funciona allí la Casa Central. Después de haber instaurado la primaria, comenzaron a impartir talleres para mujeres, de repostería, panadería, mecanografía, nutrición y costura, cuenta Carolina Matute, subdirectora del plantel. La formación de la Casa Central, colegio privado cuyo nombre oficial es Escuela Primaria Mixta Casa Central, siempre fue de alta calidad.
Por ejemplo, los libros escolares que escribieron las religiosas Genévieve Chardin, Ángela Lazo y Carmen Rincón fueron utilizados en otros establecimientos. Chardin, una persona brillante, diseñó el edificio, de estilo gótico francés. En la actualidad continúa impartiendo la educación primaria integral —humana, cristiana, científica y tecnológica—, afianzada en la espiritualidad del carisma vicentino,
Colegio Salesiano Don Bosco
Fue fundado en 1932 con el nombre de Colegio Santa Cecilia. Era una escuela primaria, situada en el punto más alto de la capital: colina de Santa Faz, en la 26 calle de la zona 1. En 1956 adoptó su nombre actual. Entre los egresados destacados de este centro educativo, cuya historia data de hace 91 años, se encuentra el obispo Óscar Julio Vian, el expresidente Vinicio Cerezo Arévalo, el escritor Dante Liano y el científico Julio Gallegos.
Su planta física es obra del arquitecto salvadoreño Benjamín Cañas. Destaca el gimnasio, de gran tamaño, y el Santuario Expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús, joya religiosa del país, inaugurado en 1963. El colegio tiene el mérito de haber desarrollado iniciativas pedagógicas innovadoras como el concepto de comunidad educativa, desde 1968, y Vía Crucis viviente, desde 1971.
En 1982 se le otorgó la Orden del Quetzal y en el 2007 el Organismo Legislativo le entregó la Orden del Soberano Congreso. Ese año se inició un proceso de reajustes educativos en la institución.