Aunque el hallazgo tuvo lugar en junio del año pasado, por las investigadoras Olivia Navarro, mexicana nacionalizada estadounidense, y la guatemalteca Griselda Pérez, el descubrimiento no fue divulgado hasta cuatro meses después.
Estos restos son de los más importantes encontrados sobre la antigua civilización maya, porque la osamenta estaba en una cámara, a dos metros y medio de profundidad, cubierta con lajas que se colocaron deliberadamente para cubrir el entierro, según Navarro.
“Para mí, que llevo 43 años trabajando en el mundo maya de Guatemala, este hallazgo es el más importante. Es un regalo de los dioses mayas”, destaca el estadounidense David Friedel, director del proyecto El Perú-Waka’, cuyas investigaciones arqueológicas se iniciaron en el 2003.
Friedel explica que los restos de la reina y única guerrera maya encontrada hasta ahora, estaban en un lugar “muy sagrado”.
El sitio Perú-Waka’ está cubierto por una seductora selva de un exuberante verde, literalmente abrazado por el caudal del río San Pedro, en donde destaca la guacamaya roja, como lo describe el director de la Fundación para el Patrimonio Cultural y Natural de Guatemala (Pacunam), José Pivaral.
Desde el 2006, cuando se encontró un conjunto de figurillas en la que aparece la efigie de la antigua reina maya guerrera, se advertía que “había algo importante”, comenta Friedel.
Fue el 9 de junio del 2012 cuando las investigadoras Navarro y Pérez dieron con la cámara, que se encontraba debajo de una gradas.
Las investigaciones arqueológicas se concentraron en la exploración de la estructura conocida como M13-1 para entender la cronología cerámica y arquitectónica, pero en la excavación se detectó el cuarto principal de la última etapa constructiva del edificio denominado como La Adosada.
Allí se descubrió una banca central que funcionaba como un centro ceremonial y de adoración de fuego de los mayas “casi único”, y debajo estaba la “espectacular tumba”, refiere Navarro.
“Lo que hallamos fue sorprendente, porque en varios monumentos esculpidos anteriormente no sabíamos de su existencia. Encontramos un conjunto muy importante e impactante de cabezas de estuco, entre las cuales sobresalen las de cinco personajes mayas, entre ellos reyes”, manifiesta.
La tumba estaba en un gran vacío donde ya había derrumbes, por la inestabilidad natural del lugar, y cuando se investigó el espacio “nos dimos cuenta que estábamos dentro de una cámara, una bóveda”.
Los restos de Kalomt’e K’abel, que según Friedel fue la esposa del rey de Wak, identificado como K’inich Bahlam II, quedaron totalmente al descubierto 10 días después del gran descubrimiento.
La tumba, cuenta Navarro, nunca fue alterada por los antiguos mayas, y lo confirman las evidencias arqueológicas.
En los alrededores de la cabeza, los expertos encontraron varias vasijas cilindradas, que serán analizadas para determinar si tenían algún contenido. A los pies había una concha, señal que solían tener las mujeres en la pelvis.
También se encontró en la cámara un plato del sitio Calakmul, ubicado en México, lo cual confirma que ambos lugares tenían nexos.
Además, en el pecho de los restos de la reina guerrera se localizó una joya similar a una efigie, que parece ser un retrato suyo de cuando era joven, así como piezas de jade que representan al árbol de la vida de los mayas. Una vasija que también tiene un retrato de una mujer ya de más edad confirma que es Kalomt’e K’abel, porque los glifos dicen que era de su propiedad, según anota Navarro.
Guerrera
“Fue una mujer guerrera, única en la historia de los mayas, en el sitio del Perú-Waka'”, asegura la investigadora.
Según Navarro, una de las ofrendas más importantes encontradas en la tumba es un pequeño vaso de alabastro, con tapadera, tallado en forma de caracol y del cual emerge un individuo de edad avanzada.
“Este ha sido la pieza clave para la identificación de la persona enterrada en la tumba”. El nombre de la dueña aparece en el vaso, en los dos últimos jeroglíficos. El primero es el nombre personal, que puede ser traducido como señora Lirio Acuático Mano, y al otro se le ha dado la lectura de Ix Kan Ajaw o Dama Serpiente Señor, que la identifica como una princesa de Calakmul, de acuerdo con la investigación.
Sin embargo, Friedel refiere que es casi seguro que esta era otra forma de escribir el nombre de la señora K’abel, la importante reina que aparece retratada en la estela 34, la cual se encuentra en el Museo de Cleveland, Estados Unidos.
El vaso de alabastro de una gran concha roja espinosa hallada sobre la pelvis hace probable que el Entierro 61, como le denominan los estudiosos, sea el de la misma reina K’abel.