Posteriormente, en vez de Zavala subieron a —Miguel— García Granados y a —Justo Rufino— Barrios. A la muerte de Barrios, el de mayores probabilidades era don Martín Barrundia, y no fue presidente porque … no quiso. Fue —Manuel Lizandro— Barillas. A Barillas le debió suceder don Francisco Lainfiesta o don Calixto Mendizábal por parte del Gobierno; o el doctor Montúfar, por parte de los liberales históricos. Sin embargo, salió el general —José María— Reyna Barrios, que se encontraba en Estados Unidos.
A Reyna Barrios le debió suceder Próspero Morales. Inevitablemente le sucedió Estrada Cabrera, que nadie había pensado en él. En los últimos días de Estrada Cabrera no se pensó en serio quién lo sustituiría, pero el que menos estaba llamado a heredar era don Carlos Herrera, y don Carlos fue presidente por obra y gracia de los unionistas. A Herrera lo sustituyó el general —José María— Orellana, que, estamos seguros, nunca entró en sus cálculos llegar a la primera magistratura. De estos casos, ya puede el lector sacar la consecuencia que se le antoje”, expresa Hernández De León.