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Job Sis: Un investigador musical explorando el sonido autóctono de Guatemala

El artista habla de la importancia —y la ausencia— de un sonido propio en Guatemala, a la vez que reflexiona sobre la necesidad de una educación musical más crítica, exhaustiva y profunda.

El instrumentalista Job Sis cuenta con una licenciatura en música por la Usac. Además de haber participado en grupos como Sobrevivencia 
y Batz Marimba, Job Sis también ha formado parte de coros.(Foto Prensa Libre: Marco Ortiz, Cortesía Job Sis)

El instrumentalista Job Sis cuenta con una licenciatura en música por la Usac. Además de haber participado en grupos como Sobrevivencia y Batz Marimba, Job Sis también ha formado parte de coros.(Foto Prensa Libre: Marco Ortiz, Cortesía Job Sis)

El compositor y orquestador Job Sis dice que interpretar géneros tan disonantes entre sí, que van desde el rock hasta el reggae pasando por la música popular, significa para él una estrategia de supervivencia en el país.

“Muchos músicos nos movemos de esa forma, porque, aunque domines muy bien la música académica, no puedes vivir de ella en Guatemala”, admite. Agrega que esto es efecto de un limitado acceso al conocimiento de las composiciones autóctonas en el país.

Sis hace ver que considerarse compositor en Guatemala es una tarea ardua, no solo por la especificidad y trabajo que exige, sino también porque la historia de la educación musical ha instalado sus propias barreras al momento de experimentar el sonido, y dicha limitación proviene, en muchas ocasiones, de los propios maestros de esta rama del arte, en distintos niveles.

“En las escuelas no nos enseñan el poder de escuchar música. Un problema por parte de los profesores es que exigen mucho, en vez de enseñar a amar la música. Hay otro fallo que consiste en que se establece cuáles son los gustos que deben desarrollar los alumnos. En realidad deberíamos enfocarnos en dar a conocer la historia de la música e invitar a apreciarla”, reflexiona el también productor y arreglista musical.

Originario de San Miguel Chicaj, Baja Verapaz, y nacido en una casa de cofrades donde la música estaba presente, Sis ha experimentado con varios cánones a causa de la melomanía que le acompañó desde temprana edad. Luego de aprender marimba cuando era niño, y después de adquirir técnicas en el Conservatorio Nacional de Música y la Escuela Superior de Arte de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac), llegó a componer piezas de naturaleza autóctona en las cuales, hasta la fecha, continúa mezclando instrumentos prehispánicos con notas y elementos de Occidente.

Además de hacer sus búsquedas personales en la música, ha formado parte de proyectos colectivos como Batz Marimba. Estas exploraciones le han llevado a salones de distintos niveles académicos y a la Marimba de Bellas Artes del Ministerio de Cultura y Deportes —donde en la actualidad interpreta de forma orquestal— y a producciones de cine nacional dirigidas por Luis Argueta, Jayro Bustamante o Elías Jiménez. Dentro de la variedad de proyectos procura insistir en la herencia ancestral de la música y situarla en un plano de exploración sonora contemporánea.

¿De qué manera influyó el hogar en su creación musical?

Mis inicios fueron con la música tradicional y autóctona. Por ser hijo de cofrades, en mi casa siempre se mantenían las cofradías. Recuerdo que me acercaba mucho a los músicos que ponían cercos para evitar que las personas ebrias dañaran la marimba. Uno se podía trepar esa fila y ver la interpretación.

Yo me mantenía ahí y ese fue mi sistema de enseñanza musical. Me pegaba a los músicos y ellos se daban cuenta de eso. Luego, en la capital, ingresé al Conservatorio y a la Escuela Superior de Arte de la Usac. Cerré todos los ciclos de enseñanza musical, pero nunca perdí el amor por lo autóctono y el respeto por la música tradicional.

Job Sis -tercero, de derecha a izquierda- fue presidente de la Estudiantina del Instituto Indígena Santiago. Este conjunto acompañó a Rigoberta Menchú a recibir el Premio Nobel de la Paz. (Foto Prensa Libre: Cortesía Job Sis)

También es maestro musical. ¿Cómo cree que se puede traspasar el conocimiento sin imposición?

a música se mueve por sonido y vibraciones. Por eso, hay que educar auditivamente al alumno. Explicarle: esta es la música de tal país, de tal lugar. ¡Cuán interesante sería que los niños aprendan la música de los continentes que hay! Con eso ya se busca contar una historia o conocer términos fundamentales de la música. Sería muy bueno pensar un espacio en el cual, con los estudiantes, se pueda estar escuchando, por ejemplo, reggae, después ponerles a escuchar blues y preguntarles cuál es la diferencia. Al alumno no se le va a exigir que esté sufriendo con una flauta. Muchos sufren. Lo he visto incluso con familiares a quienes les ponen esas tareas. Los maestros no tienen una preparación de sus contenidos y en ese sentido, creo que es mejor crear generaciones de melómanos, verdaderos amantes de la música.

¿Qué matices encuentra en el término música autóctona?

Hablo de música tradicional, autóctona y maya, y aunque están relacionadas, no son lo mismo. La música tradicional es la que se recrea y se repite en los pueblos, como los barriletes de Sumpango, que aunque forman parte de la tradición local, tienen origen en China. La música autóctona es creación propia de un pueblo, si bien puede contener elementos de otras culturas. Un ejemplo es la marimba, que es una expresión propia de varias comunidades mayas, pese a que tiene influencias árabes, africanas y españolas.

La música maya es lo más antiguo, anterior a la colonización, y aunque sus elementos persisten en la música autóctona, aún no se han estudiado por completo. Estos elementos prehispánicos incluyen técnicas como los glissandos, los sonidos microtonales y el “quintillo” maya, un motivo rítmico fundamental que no fue identificado por los musicólogos.

Además, existen variaciones en la escala diatónica occidental, donde el séptimo grado no es sensible y las composiciones tienden a finalizar en el tercero o segundo grado, a diferencia de la música occidental, que termina en primero o quinto.

¿Qué le falta a Guatemala para explorar la música autóctona?

Creo que estamos “invadidos” de música mexicana. Los mexicanos tienen su nacionalismo musical con el mariachi, la banda y sus tumbados. Entre ellos se lo crean y se lo viven. Guatemala solo cuenta con un género propio que es la guarimba y que no ha sido explotada. ¿Qué tal si un músico guatemalteco, a través de la fórmula de la guarimba, toma su guitarra y su piano y empieza a cantar y crear encima de ella?

Usted es productor musical, compositor, orquestador y arreglista. ¿Cómo varía la práctica en estos ámbitos?

Uno debe conocer los elementos de la música, conocerlos bien para poder hacer un trabajo serio, bien hecho. Por eso defino que primero uno es un intérprete, luego un instrumentista, después pasa a ser arreglista y por último puede ser que uno utilice alguno de los dos caminos, el de la orquestación o de la composición, que son trabajos más grandes. En mi caso se podría decir que venía componiendo de forma empírica, no tenía conocimiento, pero ya hacía mis primeras canciones antes de conocer la armonía como como un estudio serio.

Ahora me puedo considerar un productor musical que puede abarcar o trabajar diferentes géneros de música, desde lo más popular con una marimba, hasta música bailable. Música de orquesta, para películas, comerciales, o celebraciones de 15 años o casamientos.

Durante los últimos años, Job Sis se ha dedicado a producir junto a artistas de distintas ramas musicales. Entre sus próximos planes está lanzar su propia plataforma de producción independiente. (Foto Prensa Libre: Cortesía Job Sis)

¿Cuáles son algunas de las investigaciones en las que está trabajando?

Hay pocos estudios de la música maya. De ahí nace una de mis metas y tareas que llevo a las espaldas, con la cual quisiera rescatar el sonido maya a través de nuevos estudios. Más que una curiosidad, busco dar a conocer estos estudios al mundo y explicar cómo es que funcionan. Creo que es algo que puedo hacer porque tengo estudios musicales. Además, siendo maya entiendo la música de mis ancestros. Ese es el punto principal.

Considero que me queda buen tiempo para poder hacerlo. Tengo varios ensayos que he escrito con elementos muy reales. Lo que sucede es que, aunque se ha trabajado el tema, los musicólogos, que no son mayas, todavía no logran descifrar de todo este bagaje. Ya habrá un momento de poder compartir estos ensayos al mundo y a mi propia gente. Esto también lo haré para que se pueda crear nueva música a partir de elementos mayas y autóctonos.

En cuanto a la producción musical, he estado grabando a varios artistas independientes, trabajos que voy a empezar a publicar muy pronto. Muchos de ellos son músicos académicos, pero además voy a empezar a tener este mismo tipo de trabajo con artistas de música popular.

ESCRITO POR:

Alejandro Ortiz

Periodista de Prensa Libre especializado en temas sobre cultura y bienestar, con 5 años de experiencia.