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“Muchos y patrióticos esfuerzos se habían hecho por mis antecesores para llevar a cabo esta grande obra, que no es ni debe ser exclusiva gloria de un partido… muchos sacrificios costó iniciarla y continuarla, pudiéndose decir que casi no ha habido calamidad nacional desde 1883 hasta ahora que no haya obedecido al intento de estorbarla y destuirla”, expresó el señor presidente Manuel Estrada Cabrera en su discurso aquel 19 de enero de 1908, ante autoridades y diplomáticos.
Por fin se conectaba el Ferrocarril Interoceánico, aunque ya para aquel momento la obra no pertenecía a Guatemala: debido a la falta de recursos para completar el último tramo desde El Rancho hasta la capital —ya se había construido lo más difícil—, el Gobierno firmó un contrato mediante el cual cedía todas las instalaciones, por 99 años, a una compañía estadounidense que construiría el trayecto faltante.
Largo esfuerzo
La primera propuesta de un ferrocarril surgió en 1849, del ingeniero inglés A. F. Campbell, quien propuso un tren desde el Lago de Izabal hasta el puerto de Iztapa, el único del Pacífico en aquel entonces, porque el de San José no se establecería sino hasta 1851. La idea fue desechada por su alto precio.
En 1873, el general Justo Rufino Barrios firmó un decreto para recibir propuestas nacionales y extranjeras para construir vías férreas de Guatemala al Puerto de San José; del puerto de Champerico, en el Pacífico, que debía conectar con México, vía Retalhuleu; de Guatemala a Salamá y de Guatemala hacia el Atlántico.
En 1878 comenzó la construcción de la línea entre Puerto San José y la capital, que entró en operación el 18 de junio de 1880, aunque no se inauguró oficialmente sino hasta el 19 de julio, fecha de cumpleaños de Justo Rufino Barrios.
En 1883 se ponen a la venta bonos para financiar el Ferrocarril del Atlántico o del Norte. En 1884 se contrata a la empresa Shea Cornick para construir 99 km entre Puerto Barrios y Los Amates. El territorio agreste, clima inclemente, mosquitos y escasez de obreros dificultan el avance.
En febrero de 1885, el presidente rescinde el contrato. Barrios muere en batalla dos meses después y todo queda en un limbo. En 1887 se contrata a otra empresa, que no construye ni un solo km. En 1892, el presidente Reina Barrios retoma el proyecto, emite bonos obligatorios y establece tributos adicionales para la sal y el café.
Mientras tanto, el 1 de noviembre de 1903, se inaugura la línea férrea entre Escuintla, Cocales, Retalhuleu y Champerico, llamada Occidental, que conectaba con México.
En ese 1903, el tren del norte llegaba hasta El Rancho: faltaban 90 km para la capital. No había recursos públicos y el presidente Manuel Estrada Cabrera firma un acuerdo con la empresa estadounidense United Fruit Company, que se compromete a concluirlo, aportando el capital necesario a cambio del usufructo de toda la línea férrea e instalaciones ya construidas.
La Asamblea aprobó el acuerdo el 12 de abril y ese mismo día se traspasaron los derechos adquiridos a la Guatemala Railway Company, cuyo principal accionista es la United Fruit Company. Entonces, aquel día de fiesta por la llegada del ferrocarril resultaba ser también un día de pérdida.
Con información de revista La Locomotora (19o8), Hemeroteca PL e Historia General de Guatemala.
Serie histórica (67)