Revista D

El  ingrediente secreto de las mixtas  más antiguas de la ciudad

Los clientes que visitan Mixtas Frankfurt tienen, por lo regular, un recuerdo en este lugar de su infancia y juventud, que no dudan en contar a Édgar Asturias, su propietario.

El establecimiento está próximo a cumplir nueve décadas de trayectoria. (Foto Prensa Libre: Esbin García).

El establecimiento está próximo a cumplir nueve décadas de trayectoria. (Foto Prensa Libre: Esbin García).

“Estamos por llegar a 90 años de servicio. Pocos negocios en Guatemala que no pertenezcan a las grandes industrias pueden decir esto”, indica Édgar Asturias, al frente de Mixtas Frankfurt, un restaurante que abrió sus puertas el siglo pasado para ofrecer mixtas, un plato creado por su familia y que hoy es representativo de la gastronomía nacional.
Los recuerdos, comenta, son prácticamente un ingrediente más de la receta y los escucha casi a diario en el local, que sigue administrado por parientes del fundador. “Es muy raro el día que no venga un cliente y cuente acerca de los momentos que de niño vivió  junto con su familia o amigos en alguno de nuestras sedes, particularmente la primera que tuvimos, en el actual Paseo La Sexta, en la 12 calle de la zona 1 capitalina”, refiere Asturias, de 85 años.
 

Cuénteme una de esas historias

Hace unos cuatro años entró un señor, eran las 11 de la mañana, y me preguntó si servíamos las mismas mixtas del local que hubo en el Centro Histórico. Le respondí que sí pero él se quedó con la duda. Con cierta desconfianza pidió una. Al poco tiempo de que se la sirvieron noté que comenzó a llorar y me acerqué para preguntarle si estaba bien.
 

¿Qué le pasaba?

Me respondió: “Sí son las mixtas de Frankfurt, no sabe todo lo que estoy recordando. Estoy bien, gracias”. Y comenzó a contarme acerca de las visitas que hacía al restaurante del centro, cuando iba acompañando a su abuelo, quien acostumbraba pasar por una cerveza. Antes, con esa bebida, dábamos de boquita media mixta, y el cliente tenía presente que su abuelo le daba esa ración. Después, me contó que siguió llegando pero con su papá, y en la actualidad ha regresado al sitio que tenemos en zona 9, con sus hijos.
 

¿Es cierto que Frankfurt introdujo las mixtas a la gastronomía nacional?

Sí, mi antepasado, quien fundó el comercial, trajo en 1929 la idea de vender hot dogs, pues había estado en Nueva York. Cuando su mamá le preguntó cómo iba con el negocio le respondió que ya estaba viendo algunos sitios para alquilar. “Apúrese, porque ya tengo lo que va a vender”, contestó ella. “Panes con salchicha”, le dijo él. “Sí, vas a vender tus panes, pero además otro plato. Vaya a comprar unas tortillas y se lo preparo”.
El origen de la mixta es una adaptación del famoso platillo estadounidense que, para hacerlo más acorde a la comida nacional, se le cambió el pan por tortilla y se le agregó guacamol.
 

¿Por qué escogieron Frankfurt para nombrar al restaurante?

Es algo que nos preguntan mucho. Varios creen que hay una conexión de la familia con Alemania y no es así. Esta es una empresa familiar y muy guatemalteca. La idea fue del fundador, quien halló una relación en el tipo de embutido que se emplea para las mixtas pues a las salchichas se le conocen como estilo Frankfurt. Esa fue la razón del nombre.
 

Se ha convertido en un local de encuentro para varias generaciones.

Sí. Sucede a menudo que los padres traen a sus hijos para que conozcan el lugar y degusten un plato que fue significativo para ellos en su infancia o juventud. Esa nostalgia la buscan también los guatemaltecos a quienes la vida los ha llevado a otros países. Hay clientes que nos comentan del entusiasmo de saber que aún tenemos abiertas nuestras puertas después de tanto tiempo, porque ellos dejaron Guatemala por 15, 20 o más años, y la mixta es un vínculo que inmediatamente los transporta a la tierra que dejaron.
 

¿Se topa a menudo con casos así?

Es muy frecuente escuchar esa historia de los viajeros. Me viene a la mente un connacional que pidió dos órdenes más después de la primera orden. Me dijo que hacía 18 años había dejado Guatemala y que ahora vivía en Suiza. Era un hombre como de 55 años,  y me contó que le quedaban dos noches antes de volver, diciendo que al día siguiente regresaría por otro par de mixtas, pues seguían siendo como las que recordaba de joven. Como él, son varios los que se sorprenden que sigamos operando.
 

Su vida está ligada a la trayectoria del restaurante.

Tengo 85 años y el establecimiento 87, cumplidos el pasado 14 de febrero. Desde 1979 me involucré a tiempo completo con el lugar, pero desde que soy niño tengo relación con el sitio.
Sí, sin duda hay muchos momentos ligados, como la ocasión en que mi tío, el fundador, me mostró la imagen que se convirtió en el logo de la empresa. Yo tenía 11 años y los asientos de la barra aún eran muy altos para mí; usaba las gradas que del ambiente principal conducían al segundo, y así podía sentarme correctamente.
Estábamos en la zona 1, y aquella vez me mostró la estampa de tres personas: el retrato de un hombre mayor colgado en una pared y, en frente, otro mucho más joven junto a su pequeño hijo. “¿Qué te parece?”, me pregunto. Y yo, muy sincero e ingenuo, le respondí: “Horrible”. Y eso me valió una gran regañada.
Mi tío fue un hombre con mucha visión empresarial. Al pasarle el enojo me explicó lo que significaba. “Estas son tres generaciones de guatemaltecos comiendo en Frankfurt”. El restaurante tenía unos 15 años de operar y él ya visualizaba su alcance. Hoy no son tres sino cuatro o más las generaciones que han conocido el restaurante.
 

¿Cuántos locales llegaron a tener?

Tuvimos 23 hasta comienzos del 2000. En 1979 concedimos la primera franquicia,  y las hubo por toda la ciudad, principalmente en las zonas 1, 4, 6 y 19, en La Florida.
Empezamos a recortar el número debido al valor de los alquileres y porque nos dimos cuenta de que no podríamos mantener los compromisos económicos sin trasladar la carga al cliente, eso contravenía nuestro servicio, pues nos hemos caracterizado por ser una empresa de precios populares. Otro factor que influyó fue que en algunos de esos restaurantes, contraviniendo lo acordado, comenzaron a alterar la receta original de las mixtas.
 

¿Qué caracteriza a sus mixtas?

Las seguimos elaborando como las primeras servidas en 1930. Empleamos procesos sencillos, pero tenemos nuestro secreto para la sazón del repollo. Un elemento distinto es que nuestro guacamol no se pone negro y el picante que utilizamos, también es un secreto de familia y parte esencial del plato.
 

¿Llegará el día en que deba pasar ese secreto a alguien más?

Así fue como ocurrió conmigo. Siendo joven le pregunté a mi tío cuál era. No me respondió, se limitó a decir: “Aún no es el momento”. Tiempo después, y le estoy hablando de casi 30 años, me llamó y dijo: “Ahora sí es el momento de que te lo revele”. Yo hasta había olvidado a qué se refería.
 

¿Qué otros platillos son distintivos?

En Frankfurt siguen siendo solicitadas nuestras versiones de hamburguesa clásica y la doble, que respectivamente en nuestro menú son Frank Burger y la Doble Frank. Se distinguen porque no llevan pan redondo, sino uno ovalado, casi rectangular. Antes el pan se cocinaba en nuestros hornos, ahora una panadería los hornea bajo nuestras especificaciones.
 

¿Hace cuántos años dejaron la zona 1?

Tenemos cerca de 25 años de estar en la Plaza Tívoli, en la zona 9.  Salimos de ahí porque desde la mitad de la década de 1980 se volvió un sitio complicado, eran tantas las ventas callejeras que ni se podía entrar al restaurante, tampoco se podía ver su fachada.
 

¿Volverían al Centro Histórico?

Si una suma de factores lo permite, claro. Considero que es algo que muchos de nuestros clientes piden, pero hay que analizarlo muy bien pues diferentes circunstancias han frenado esa idea, la renta es una de ellas, pues ahora cobran hasta US$3mil al mes por un local. Pero sí, es un pensamiento latente regresar a la zona 1.
 

¿Tiene alguna otra anécdota para compartir?

(Ríe muy fuerte). Para hablar de historias de un lugar, con casi 90 años de existencia, imagínese, podríamos pasar varios días. No son solo de las vivencias personales, están también las que cuentan los clientes y, como le digo, es rarísimo el día que alguien cruce esa puerta sin hablarnos algo de sus recuerdos.
Pero sí, tengo otra memoria ahora que veo enfrente los recipientes del picante. Los frascos de estos chileros que se usaban cuando se abrió el restaurante, eran de una marca de cerveza que había en esa época, la cual eventualmente dejó de fabricarse.
Por ser de vidrio, uno a uno se fueron perdiendo hasta que no quedó ninguno. Pasaron muchos años hasta que en una bodega hallamos un saco con varios. Mi tío tuvo la previsión de conservarlos y son los que hoy usamos.
 

Frankfurt

  • Édgar Asturias y su esposa están al frente del restaurante, fundado en 1930 por Carlos Dorión.
  • El primer local  abrió en la Sexta Avenida y 12 calle de la zona 1, donde operó casi 60 años. En la actualidad una zapatería ocupa el lugar.
  • La mixta original se sirve sin salsa dulce ni mayonesa, solo lleva: tortilla, salchicha, repollo, mostaza y picante.
  • Llegó a tener más de 20 franquicias, ahora el único comercio está ubicado en Plaza Tívoli, en la zona 9 capitalina.

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