Hoy, cuatro meses después de la celebración, los pasillos están vacíos, solo habitados por las más de 18 mil cintas de video que permanecen en el lugar desde la década de 1970, en la unidad ubicada en el Paraninfo Universitario, zona 1 capitalina.
Las piezas audiovisuales que se encuentran allí son testimonios audiovisuales de la imaginación y documentación de distintas personas que plasmaron universos desde las cámaras y los negativos hacia el final del siglo XIX y durante el siglo XX.
Walter Figueroa, director de la unidad cinematográfica desde 1998, detalla que las temáticas del archivo abarcan un amplio catálogo de ficción, documentales y películas históricas. De estas, un 80 por ciento son obras guatemaltecas. El restante son producciones realizadas con otros países, entre ellos, México.
Figueroa expone los propósitos detrás de la Cinemateca: rescatar, preservar, digitalizar y difundir las obras cinematográficas nacionales. Entre dramas, comedias, aventuras, problemas sociales, amorosos y naturales, el acervo de esta unidad es ecléctica y particular. A continuación, mostramos 15 de las piezas más representativas de la colección Enrique Torres.
Los tesoros audiovisuales
Cuatro vidas (1949)
Este melodrama presenta la historia de una familia conformada por una madre y sus cuatro hijos, quienes viven en el altiplano guatemalteco. Ahí, se enfrentan a distintos acontecimientos donde se remarca la subsistencia y el amor. La película fue rodada en espacios de Atitlán, Antigua Guatemala y Tikal.
Dirección: José Giaccardi
Naskará (1951)
Una mujer en Santiago Atitlán sufre una violación por parte de un hombre acaudalado. Después del embarazo y del parto, la víctima fallece. Por esta razón, su hermana busca justicia. Empieza en su localidad, y al no recibir apoyo se dirige hacia las autoridades departamentales donde tampoco la ayudan. Guiada por su convicción, viaja hasta la capital donde se enfrenta con una sociedad convulsa que empieza a prepararse para la revolución de 1944.
Director: Juan Miguel De Mora
El Sombrerón (1950)
El guion narra cómo un ladrón y asesino se enamora de una mujer a quien intenta conquistar, pero esta no le corresponde. Luego de saberlo, el hombre la asesina y cae una maldición sobre él. La historia se torna en una persecución y el fatídico destino del criminal, quien utilizaba un sombrero grande a la hora de cometer la atrocidad.
Dirección: Guillermo Andreu Corzo
Una corona para mi madre (1952)
Esta película aborda el crudo recorrido de un joven en extrema pobreza que busca trabajo en los alrededores de la capital como la Sexta Avenida, la Plaza de la Constitución, el Parque Colón y otros espacios confluidos. El propósito del joven es ayudar a su madre, quien se encuentra en estado critico de salud.
Dirección: Rafael Lanuza
Caribeña (1955)
Un joven desentendido se enamora de una mujer de alta sociedad. Posteriormente los padres de la muchacha la envían a México. En Guatemala, el hombre se queda decepcionado y viaja hasta el caribe donde volverá a encontrarse con el amor. Allí conoce a Caribeña, una joven encantadora que le presenta una nueva realidad idílica y ajena al caos moderno de la capital.
Dirección: José Baviera y Salvador Abularach
El Cristo Negro (1955)
El relato presenta a un ingeniero que labora en una estación de radio, y que se enamora de una joven con novio. Al enterarse del amor del ingeniero, la mujer cae en una encrucijada y no se decide por estar con alguno de los dos. La historia da un giro cuando se delata que la prima de la muchacha es hija del dueño de la estación de radio, a quien el ingeniero también pretende. Durante el drama, se narran las tradiciones alrededor de la celebración por el Cristo Negro.
Dirección: José Baviera y Carlos Véjar
Paloma Herida (1963)
Coproducción mexicana-guatemalteca, dirigida por el mexicano Emilio Fernández y producida por el guatemalteco Manuel Zeceña. Está basado en un guion de Juan Rulfo con argumento de Fernández. En esta película, una joven indígena llamada Paloma narra a dos personas su historia luego de ser encarcelada por el asesinato que cometió en la costa del pacífico guatemalteco.
Guion: Manuel Zeceña
Dios Existe (1965)
Este relato presenta el sueño de fama y éxito de un campesino, quien desea convertirse en cantante. Por ello, decide viajar desde el departamento de San Marcos, hacia la ciudad capital, donde hace lo posible por concretar sus anhelos.
Dirección: Herminio Muñoz Robledo
Los domingos pasarán (1967)
En esta pieza, el cantautor Carlos del Llano interpreta a un cantante de Quetzaltenango quien es entrevistado por un ejecutivo de una disquera para formalizar la grabación de un disco. En el transcurso de la historia, el músico conoce a una joven de la cual se enamora, pero quien está comprometida con un hombre privilegiado. La película aborda cómo la pareja supera distintos obstáculos hasta constatar que el verdadero amor espera.
Dirección: Alberto Serra
Superzan y El niño del espacio (1972)
Un joven poderoso de otro planeta aterriza en la Tierra para traer a los habitantes un mensaje de armonía. Sin embargo, su misión es entorpecida por un científico quien lo engaña para sacar provecho de su conocimiento y así dominar el mundo.
Director: Rafael Lanuza
La Princesa Ixquic (1973)
Concebida como una película de drama, la historia narra la historia de la princesa que aparece en los relatos del Popol Vuh.
Dirección: Herminio Muñoz Robledo
El Cristo de los milagros (1975)
Tres hombres llegan a Esquipulas para intentar robar, no sin la ayuda de un niño de quien pretenden sacar información para lograr su cometido. El pequeño relata de manera inocente a una turista el plan de los bandidos. Al enterarse de ello, los rufianes secuestran a la mujer. La historia da un giro cuando uno de los tres se enfrenta a su moral.
Dirección: Rafael Lanuza
Terremoto en Guatemala (1978)
Una pareja de jóvenes recién casados ven cómo su primera noche conyugal se ve afectada por el desastroso terremoto de 1976 en Guatemala. Pensado originalmente como un documental, la historia cae en un drama que plasma los miedos de toda una generación de guatemaltecos.
Dirección: Rafael Lanuza
Candelaria (1978)
Harto de la difícil situación económica que enfrenta en el campo, un hombre deja su tierra y familia para buscar mejores ingresos en la capital. Su esposa, Candelaria, queda abandonada junto a sus hijos. En la ciudad, el hombre no logra encajar. Aún así, se empeña en sobrevivir en ese espacio bajo cualquier circunstancia, incluida la delincuencia. Candelaria llega a la ciudad para buscar a su esposo; sin embargo, el destino de ella resulta ser el mismo que el del cónyuge.
Dirección: Rafael Lanuza
Tahuanca, el Gran Señor de la Selva (1986)
Tahuanca es un protector de la selva quien, durante su misión de vida, se enfrenta a un grupo de saqueadores que pretenden arrasar con expresiones de la cultura y cosmogonía maya.
Dirección: Herminio Muñoz Robledo
Orígenes de la Cinemateca
La historia del relicario audiovisual se vincula con el periodista Enrique Torres, quien fue parte del círculo de intelectuales llamado Grupo Saker-Ti, hacia 1946. Las situaciones y réplicas de la contrarrevolución obligaron a Torres a exiliarse en Buenos Aires (Argentina), donde siguió ejerciendo el periodismo.
Durante su estancia en el país sudamericano, conoció a Guillermo Jurado, quien fuera presidente de la Fundación Cinemateca Argentina. Entablaron conversaciones, de manera que Torres se acercó a un cine “propio y no comercial”, según cuenta Walter Figueroa.
Hacia finales de la década de 1960, Enrique volvió a Guatemala convertido en un cinéfilo y se decidió a crear un club de cine en la Facultad de Derecho de la Universidad de San Carlos. Con el tiempo, el espacio evolucionó y por acuerdo del Consejo Superior se dictó la fundación de la Cinemateca Universitaria el 9 de marzo de 1970.
Un año después del inicio de la unidad, Enrique Torres falleció de un ataque al corazón mientras impartía clases. Debido a sus méritos como pionero del espacio, se le concedió su nombre a la Cinemateca.
Las primeras obras albergadas en el lugar fueron donadas por la Embajada de Argentina en Guatemala. Algunas de estas eran producciones internacionales como Vivir su vida o El ladrón de bicicletas. Posteriormente se recibieron 500 rollos provenientes del departamento de cinematografía, fundado durante el mandato de Jorge Ubico.
De esa cuenta, las primeras obras eran vídeos de actividades presidenciales como inauguraciones de tramos carreteros o visitas departamentales. Una de las producciones que destacan de aquella época es Del Dictador al Maestro, que aborda los últimos días de Ubico al poder, hasta la llegada del triunvirato presidencial que le sucedió.
Además del archivo histórico audiovisual, la unidad cinematográfica en el Paraninfo Universitario tiene un museo en el que se exponen elementos del cine como proyectores y cintas. También se están realizando labores para gestar una fototeca en la que se tendrá a disposición piezas digitalizadas extraídas de 500 rollos de nitrato.
Otra de las joyas preservadas en la Cinemateca Universitaria es la réplica del proyector de películas creado por el antigüeño Florencio Godoy en 1913. Para su fabricación se basó en los conocimientos que tenía como relojero y forjador de hierro.
Debido a este acontecimiento, muchos productores y realizadores audiovisuales de aquella época visitaron la Antigua, durante los años siguientes a la creación del artefacto con sello nacional.