Let it be
Aunque fue grabado antes que Abbey Road -el disco con la foto más icónica de Los Beatles, aquella en la que cruzan un paso de cebra londinense-, el álbum Let it be fue el último que salió al mercado, el 8 de mayo de 1970. Se cerraba así el ciclo de una de las bandas más influyentes del planeta. Sus integrantes tenían entonces nueve meses de no grabar juntos a causa de sus rencillas. Habían pasado ocho años desde aquel 1962 en que alcanzaron fama inmediata en un mundo que buscaba aires de libertad en el contexto de la Guerra Fría.
John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr eran cuatro muchachos de Liverpool, Inglaterra. A partir de 1962 se integraron como Los Beatles con un sonido y actitud en paulatina disrupción. Se desarrollaron como banda y ampliaron su audiencia más allá de The Cavern Club, la taberna en la que realizaron sus primeros conciertos. Sus canciones abordaban la cotidianidad, las emociones, el amor, la pérdida y los dramas humanos. Los Beatles flecharon a la juventud sesentera en búsqueda de un nuevo mañana. Su primer disco, Please Please Me (1963), los catapultó.
En el ensayo Los años 60: la década de The Beatles, la historiadora Diana Gutiérrez, de la Universidad de Querétaro, atribuye la inmediata popularidad a que eran “portavoces de un discurso revolucionario” con sus voces “en contra del statu quo y el establishment”.
“Para que sus voces se levantaran con tanta seguridad, fue necesario un ambiente de revolución cultural, proporcionado entre otras cosas por la música.”, concluye Gutiérrez. Vendrían otros 12 memorables álbumes de estudio.
La Beatlemanía
La revuelta cultural que supuso el auge de la banda evolucionó a lo largo del ascenso de los cuatro ingleses. Fue una multitudinaria reacción de jóvenes (en especial mujeres) de los países donde los ingleses aterrizaban con su música y magia. Gritos y lágrimas; deseo y pasión.
“¡Los amo! ¡No me importa lo que los demás piensen! ¡Aunque llegue a ser una abuela de 105 años seguiré amando a Los Beatles!” dice una joven en un video grabado por la cadena CBS en 1965. El concepto “beatlemanía” nació en presentación de Los Beatles en Glasgow, en 1963. Andi Lothian, productor de conciertos, fue consultado por un reportero sobre la histeria generada por la banda. Jóvenes asistentes gritaban, otras saltaban y algunas se desmayaban. Lothian respondió: “No te preocupes, es solo la beatlemanía”.
El influjo ha sido tal que en 2019 la Academia de la Lengua aceptó el término “beatlemanía”, definido como “afición acusada por la música y la estética de Los Beatles”.
La académica Madeline McCullough, de la Universidad Estatal de Wichita, en su publicación Mass Hysteria Case Study: Don’t Worry it’s Just Beatlemania, propone que el fenómeno fue detonado por la cobertura de los medios de comunicación, pues en 1964 había en Estados Unidos pocas cadenas, pero con un espectro de difusión amplio: ABC, NBC y CBS que cubrían de manera escasa -15 minutos- noticias acerca de Los Beatles. La información que recibía la audiencia estaba más enfocada al efecto de la beatlemanía, que en la propia música de los liverpulianos, pues esta era más un área de las emisoras de radio.
“Los fanáticos tenían menos información y aprendían sobre Los Beatles extrapolando las imágenes de periódicos y revistas. Lo que el público vio con frecuencia fue beatlemanía más que a Los Beatles mismos”, sintetiza McCullough.
En Guatemala
Los Beatles no conocieron Guatemala, pero Guatemala sí los conoció a ellos. La “llegada” de la música de estos ingleses, a través de las radios, tuvo similar impacto. “Un sábado de marzo de 1964, el mismo mes en que los Fab Four se presentaron por primera vez en Estados Unidos, los locutores Rogelio Rivera y Rafael Del Cid, de Radio 9-80 AM, estrenaron al aire un disco con las canciones I Want to hold your hand y I Saw her standing there. La primicia se logró gracias a Lottie Frenner, una amiga que trajo el disco del extranjero”, relata Gabriel Fuentes, uno de los seguidores guatemaltecos de la banda. Así aterrizaron en Guatemala. El gusto hacia su música comenzó a acrecentarse. Con ello, la prensa guatemalteca comenzaba a abordar el fenómeno cultural. Prensa Libre publicó un primer artículo referido a la banda en junio de 1964.
La tesis Historia del Rock en Guatemala. La Música Rock como expresión social en la ciudad de Guatemala 1960- 1976, del historiador Mario Castañeda, refiere que el extinto diario El Gráfico también abordó la existencia de la banda. El 25 de noviembre de 1965, la periodista Isabel de los Ángeles Ruano escribió acerca de los 4 liverpulianos y su relación con la juventud. Un día después de la nota de Ruano se publicó un sondeo entre jóvenes sobre Los Beatles. El resultado mostró que a 178 les gustaba su música y a 36, no. Castañeda explica que la expansión de la beatlemanía se dio en círculos urbanos, con mediano poder adquisitivo y acceso a medios.
Castañeda concluye: “La atracción hacia un artista es emocional” y esa premisa se cumple en el país donde, a 56 años de la primera reproducción de Los Beatles en radio nacional, aún hay fervientes seguidores, que hoy acceden a su música por internet, grabaciones digitales y discos de vinilo.
Beatlemaltecos
El 10 de julio del 2010 comenzó en Guatemala una tradición para los fanáticos: Beatles Day, ocasión que reúne anualmente a seguidores y músicos en un festejo de covers y objetos de colección. Acuden bandas tributo con distintos géneros y ensambles. Hay espacio para diseñadores, desarrolladores de videojuegos y artistas conceptuales. Es una cita cuya décima edición será en línea este mes -mayo- y cuya fanpage tiene 25 mil seguidores. Alejandra Morales, pionera del evento, aseguró a Prensa Libre en 2018 que “Los Beatles son un estilo de vida”. Comentó que no había día en que en su casa no se escuchara la banda. Su hijo Gabriel se convirtió en el mejor aliado en la gestión del Beatles Day.
Con su banda The Rubber Souls, Gabriel hace covers de los de Liverpool desde 2015. La alineación del grupo ha variado y en la actualidad el ensamble se completa con cinco vocalistas, dos tecladistas, tres baterías y un bajista (Gabriel).
Uno de los acontecimientos más importantes para Morales y The Rubber Souls aconteció a finales de 2018 en la 18a. Semana Beatle de Latinoamérica, celebrada en Buenos Aires, Argentina. Se convirtieron en la primera banda guatemalteca en ser parte del evento continental de homenaje a Los Beatles y fueron finalistas. Para este año fueron invitados junto a la cantante Fabiola Roudha a participar en la International Beatleweek, programada del 26 de agosto al 1 de septiembre próximos en Liverpool. Sin embargo, el covid-19 tiene tal cita por confirmar. Dicho festival reúne a bandas de todo el mundo que rinden tributo a la música de Lennon, McCartney, Harrison y Starr.
El vocalista Chazz Rollazz conoce la emoción de estar en el Beatleweek. Junto a su banda The Tefeatles formó parte del evento en 2019. Para él fue un sueño pues cantó en el Cavern Club. Desde que oyó la canción Help! no pudo apartarse de su sonido.
Cantó con McArtney
Cuando el ex-Beatle Paul McCartney se presentó en Costa Rica en 2014, Chazz no quiso perdérselo. Viajó junto a su hermano y tío, viajó para asistir al concierto. Lograron colarse a las pruebas de sonido del artista. Tenían un cartel con el logo de The Tefeatles, que Paul notó y a micrófono abierto los invitó a subir al escenario. McCartney le dijo a Rollazz que cantarían Get Back acompañados de su banda. “Fue una mezcla entre shock e incredulidad. Lo único que pensaba era que tenía que cantar bien. Eso fue todo”, relata el músico, seis años después de aquel acontecimiento. Pero aún tiene un sueño pendiente: grabar en el estudio londinense donde se produjo el disco Abbey Road.
The Beatles Forever!
En Costa Rica, el fervor beatlemaniaco también existe. The Beagirls es un ensamble costarricense de mujeres que, como muchas otras bandas, rinde honor al legado musical de los cuatro de Liverpool. Iriabelle González integró The Beagirls de 2012 a 2017. Llegó al grupo por el amor a Los Beatles que empezó en su casa, con sus padres. Pero terminó por empaparse de la discografía de los ingleses al ingresar al conjunto musical, afirma.
“Me enamoré de su música una vez pude interiorizarla e interpretarla, así como conocer y transmitir sus mensajes y vivir una pequeña fracción de todo ese legado que nos dejaron”, dice González sobre los Fab Four.
Mientras fue parte de The Beagirls, Iriabelle, que era vocalista, estuvo presente en el Beatles Day de Guatemala y la Semana Beatle en Argentina. Asegura que aquellas fueron experiencias que la hicieron crecer “enormemente”. Aunque ya no forma parte de aquel ensamble costarricense, Iriabelle comparte que su mayor sueño en torno a la beatlemanía es asistir al Beatleweek en Liverpool. En El Salvador, Eduardo Canale sintetiza su afición por Los Beatles. Su amor por la banda surgió después de leer un libro que narra la historia del asesinato de John Lennon. “Empecé a leer, conocer e investigar y me apasioné”, cuenta.
De la banda le interesó en particular la historia de George Harrison. A partir de la investigación incursionó en el hinduismo, la meditación y el vegetarianismo como lo hizo Harrison. “Para alguien como yo, Los Beatles no son solo un gusto musical; son un estilo de vida”, afirma.
Su devoción lo ha llevado hasta Nueva York, a la esquina donde John Lennon fue asesinado, y también a una banqueta inglesa frente a la mansión en la que habitó George Harrison. Su fervor se consolidó en 1993 con la creación del Club Beatlemaniaco de El Salvador, lo cual evidencia que el gusto por esta legendaria banda quizá no sea generalizado pero sí ha perdurado a 50 años de la salida de una de las últimas y más legendarias canciones: Let it be.