La Segunda Guerra Mundial (1939-1945), en la que se vieron implicados la mayoría de países del mundo, incluidas todas las grandes potencias, también tuvo que ver.
Otro factor fue “la consecuente lucha de los aliados contra el fascismo alemán, la que, además, fue acompañada de una campaña ideológica en los discursos del presidente Roosevelt a favor de la libertad, el progreso y la democracia y fueron ampliamente divulgados y tuvieron eco en la población, especialmente en los intelectuales de la clase media los estudiantes y los maestros del país, a quienes se les había negado por tanto tiempo la libertad de expresión”, cita el documento La revolución guatemalteca de 1944-1954, de Beatriz Barrera y Ariel Batres.
Lo que realmente provocó la renuncia de Ubico fue la depresión que sufría tras haber leído el Memorial y otra carta firmada por 52 médicos, porque en ella iba la firma de Wunderlich, se cita en la segunda edición del Diccionario Histórico Biográfico de Guatemala.
De acuerdo con Paul Dozal y Óscar Peláez Almergor en el libro Jorge Ubico (1931-1944) Dictadura, economía y la tacita de plata, la “oligarquía guatemalteca fue clave para herir el orgullo del gobernante y obligarlo a renunciar”.
A la salida del general Ubico, fue designado un triunvirato militar integrado por los generales Federico Ponce Vaides, Eduardo Villagrán Ariza y Buenaventura Pineda, el cual se desintegró a las 48 horas. Ponce Vaides asumió la presidencia durante 108 días, anota el historiador Héctor Gaitán en su libro Los presidentes de Guatemala, aún en imprenta.
Ubico se exilió a Nueva Orleáns, Estados Unidos, donde murió el 14 de junio de 1946. En 1963 sus restos fueron repatriados e inhumados en el panteón familiar, en el Cementerio General.
Obra pública
A la fecha, su larga dictadura desata las más encontradas posturas. Son muchos los que recuerdan su legado, a pesar del despotismo con que gobernó.
Durante su administración se desarrolló la red de caminos, edificios gubernamentales y las radiocomunicaciones. “…se dedicó a enderezar las condiciones materiales de la administración pública y su eficiencia (…) Para lograrlo forzó a la población indígena y a los pobres de las ciudades a trabajar por salarios de hambre, se lee en el libro de Dozal y Peláez Almengor.
Según Gaitán, la obra física del presidente Ubico es incuestionable. La Torre del Reformador, el edificio de la Policía Nacional, el Palacio de Correos, el antiguo aeropuerto La Aurora y la construcción del Palacio Nacional, además de mercados, aduanas y puentes.
En su último mensaje a la Asamblea Nacional Legislativa, el 1 de marzo de 1944, Ubico resaltó unas finanzas sanas para el país. Por ejemplo, un superávit de los ingresos sobre los egresos en el balance exportaciones-importaciones de 1943. Para entonces Guatemala contaba con una población de tres millones 450 mil 732 habitantes, indica el documento.
Dos imágenes del dictador
Dozal y Peláez Almengor señalan que durante el mandato de Ubico se mejoró la eficiencia de la Policía para luchar contra la delincuencia común, pero también contra sus adversarios políticos. De esa cuenta predominan dos imágenes sobre él: la de sus adversarios y la de sus amigos y colaboradores.
Destacan en el primer grupo el trabajo Ubico, de Rafael Arévalo Martínez, (1948); Ombres contra hombres: drama de la vida real, de Efraín de los Ríos, (1945); El dictador y yo, de Carlos Samayoa Chinchilla (1950), y estudios como el de Eduardo Antonio Velásquez Carrera. (CEUR, 1994).
De sus amigos y colaboradores están los escritos de Federico Hernández de León, Guillermo Flores Avendaño y Enrique Ardón. Dos estudios de académicos estadounidenses sostienen esta visión positiva de su gobierno, el de Kenneth Grieb y Joseph Apolonio Pitti.
Tras dos intentos por alcanzar la primera magistratura de la Nación, primero en contienda con José María Orellana y luego ante el general Lázaro Chacón, Ubico ganó las elecciones con el apoyo del Partido Liberal. Asumió la presidencia el 14 de febrero de 1931.
Gobernó durante 13 años, tiempo durante el cual se reeligió en dos ocasiones (1935 y 1941). Esto lo convirtió en el segundo mandatario con el período presidencial más largo en la historia, después de Manuel Estrada Cabrera (1898-1920).