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La violencia contra la mujer persiste y sucede en casa como fuera de ella
Un estudio del Instituto Nacional de Estadística muestra los tipos de violencia hacia las mujeres en entornos públicos y privados en todo el país, lo cual evidencia que sigue siendo un problema social.
En Guatemala 49 de cada cien mujeres han sufrido algún incidente de violencia a lo largo de su vida en cualquier ámbito y de cualquier tipo. (Foto Prensa Libre: Freepik)
¿Cómo se expresa la violencia hacia las mujeres en Guatemala? ¿Qué edades son las que presentan mayor prevalencia? Estos son algunos datos obtenidos en la primera Encuesta Nacional de Calidad y Bienestar de los Hogares (Encabih), cuyos resultados principales se dieron a conocer recientemente.
Pasaron cerca de nueve años desde que se iniciaron las primeras reuniones en las cuales se planteó la necesidad de contar con información sobre la situación de violencia que afronta la mujer guatemalteca. El estudio se efectuó guardando la confidencialidad de los datos proporcionados por las entrevistadas, a fin de evitar represalias de un potencial agresor, tanto en su ámbito privado como en el público.
La encuesta, efectuada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en el último trimestre de 2023, recogió la información a escala nacional, pero por lo sensible de las respuestas proporcionadas por las entrevistadas, fue necesario que la recolección de datos quedara a cargo de mujeres profesionales en Ciencias Psicológicas o Trabajo Social, ante un posible escenario de crisis emocional.
La metodología solo incluyó los tipos de violencia hacia mujeres sobrevivientes o a víctimas en cualquiera de sus ámbitos, que puede ser sexual, psicológica, física y económica. Además, buscaba conocer la situación de las sobrevivientes. No se entró a conocer casos de femicidios en el país.
El estudio confirma que 49 de cada cien mujeres han sufrido algún incidente de violencia a lo largo de su vida en cualquier ámbito y de cualquier tipo, aunque hace también un desglose de los espacios —comunitarios, la escuela, el trabajo, su relación de pareja y su núcleo de familia— donde pudo haber sucedido.
La violencia hacia la mujer es más frecuente en el ámbito comunitario, con una incidencia del 28.7%. Esta comprende la que se manifiesta en lugares públicos como calles, parques o plazas, así como en los medios de transporte público o áreas sociales en las que interactúan mujeres.
"El estudio confirma que 49 de cada cien mujeres han sufrido algún incidente de violencia a lo largo de su vida en cualquier ámbito y de cualquier tipo"
Informe Encabih
La encuesta indica que la violencia en la familia es del 13.5%; la más baja de incidencia reportada.
“La violencia en la comunidad es la prevalencia más alta y la más baja en el ámbito familiar. Ahí hay un contraste, porque un ámbito familiar es privado, que pudo haber sido por un hermano, un tío u otro familiar. La agresión tuvo que haber venido del sexo opuesto para ser considerada violencia contra la mujer”, expusieron Anabella de la Cruz y Jean Danae Pernilla Taylor, técnica de censos y encuestas y analista de base de datos del INE, respectivamente.
Que la prevalencia de la violencia en la familia tenga el porcentaje más bajo en la muestra crea dudas sobre que las denuncias decrecen porque las víctimas pudieron haberse abstenido de hacerlo o bien de proporcionar la información porque el agresor se encuentra en el círculo cercano y temen ser objeto de represalias.
Los tipos de violencia
En Guatemala, el tipo de violencia hacia las mujeres que presenta mayor incidencia es la sexual, con 34.48%, y la psicológica, con 31.67%, que en su conjunto representan el 66.15%.
Este tipo de violencia va desde una ofensa sexual hasta la intención con que se manifieste, los tocamientos y las palabras. El estudio contempla incluso los hechos mayores como haber sido víctima de una violación, que es el caso más extremo. Esta puede ocurrir en cualquier ámbito.
La violencia psicológica incluye desde insultos hasta comentarios que denigran a la mujer, entre otras manifestaciones.
En tercer lugar, aparece la violencia física, con un 18.14%, y la económica, 14.93%.
Como violencia económica se puede mencionar la diferenciación salarial respecto de lo que percibe un hombre, destrucción de objetos y la resistencia a asignar ciertas tareas en el trabajo por el hecho de ser mujer.
Población afectada
El estudio determinó que el 54.2% de entrevistadas comprendidas entre las edades de 40 a 44 años son las que mayor violencia han sufrido en el transcurso de su vida, y las de 55 y más reportaron menos agresiones con 42.6%.
Las mujeres de 25 a 29 años han sufrido manifestaciones de violencia en 52.1%, y las de 45 a 49, en 51.8%.
El perfil de una mujer que ha sufrido violencia ponderado por la Encabih es de una adulta, sin importar su estado civil o conyugal, que pudo haber sido víctima de su esposo, un familiar, un amigo o conocido, compañero de trabajo o de escuela.
“La violencia en la comunidad es la prevalencia más alta y la más baja en el ámbito familiar. Ahí hay un contraste, porque un ámbito familiar es privado, que pudo haber sido por un hermano, un tío u otro familiar"
Anabella de la Cruz y Jean Danae Pernilla Taylor, especialista del INE
Además, se determinó que en la región I, que comprende el departamento de Guatemala, es donde existe mayor prevalencia de casos, con 67.4%, lo cual se traduce en que 67 de cada cien mujeres han sufrido por lo menos una manifestación de violencia a lo largo de su vida en dicha porción territorial.
Aunque la investigación no revisó el nivel socioeconómico, abarcó el de escolaridad de las entrevistadas, y algunos indicadores aún se están procesando. Incluso, según nivel de escolaridad, la violencia se observa con mayor incidencia en el clasificador de educación y formación superior alta, que agrupa licenciaturas, maestrías y doctorados, 66.3%.
Esto se puede explicar en que, a mayor conocimiento de sus derechos, más denuncias.
Al agrupar el estudio por estado conyugal, las mujeres separadas son las que mayor violencia padecen. Este rango incluye a quienes han salido de una relación, las divorciadas y las viudas, y a las que rompieron con la pareja por causa de la violencia, pero siguen siendo víctimas aún fuera de ese vínculo.
Análisis
Ana Silvia Monzón, coordinadora del Programa de Género, Diversidad Sexual y Feminismo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), cree que es un buen aporte contar con datos específicos sobre la violencia contra las mujeres, aunque deben analizarse y contrastarse con los criterios que se establecieron para llegar a los actuales resultados.
“Llama la atención la baja prevalencia de violencia en regiones como las Verapaces, específicamente Alta Verapaz, el cual, según datos del Observatorio en Salud Sexual y Reproductiva (Osar), es uno de los departamentos, junto con Huehuetenango, Quiché y Guatemala, donde más embarazos en niñas de entre 10 y 14 años se reportan, y en adolescentes de entre 15 y 19 años. Y como se sabe, los embarazos en menores de edad se consideran resultado de una violación sexual”, explicó.
“Otro dato que llama la atención, porque no está explicado en el boletín difundido, es que en el ámbito donde se registra violencia, la familia sea con la escala más baja, contrario a hipótesis que se han manejado de que ese es el espacio donde hay más violencia. No sé si es porque se separó familia de pareja”, comentó Monzón.
La especialista considera curioso que la mayor prevalencia de violencia en la escuela sea en mujeres de entre 40 a 44 años. “Nos preguntamos si la escuela como variable incluye el nivel universitario”, cuestionó. A la pregunta de ¿qué es lo más sensible que muestra la encuesta? Monzón responde que la prevalencia de la violencia a lo largo de la vida de las mujeres; es decir, con variaciones en todos los grupos de edad, las féminas reportan violencia.
"Llama la atención la baja prevalencia de violencia en regiones como las Verapaces, específicamente Alta Verapaz, el cual, según datos del Osar, es uno de los departamentos, junto con Huehuetenango, Quiché y Guatemala, donde más embarazos en niñas de entre 10 y 14 años se reportan"
Ana Silvia Monzón, Flacso
“Que la violencia contra las mujeres se registre en todos los ámbitos, con énfasis en la escuela y el lugar de trabajo; que la violencia sexual sea la de mayor prevalencia, seguida de la violencia psicológica. Aunque insisto, habrá que conocer un poco más los criterios, las dificultades para registrar este tipo de información que suele negarse, incluso por las propias víctimas”, afirmó
¿Qué significan los resultados?
Para Claudia Hernández, directora ejecutiva de la Fundación Sobrevivientes, los resultados que arrojó la encuesta tienen una interpretación y brindan una secuencia de lo que en realidad vive este sector de la sociedad en Guatemala respecto de la violencia.
En primer lugar, expuso, confirma lo que se sabe y que se ha dicho en reiteradas ocasiones, que las mujeres sufren violencia en los diferentes espacios de su interacción social, pero lo más relevante es que indica que han sufrido diferentes tipos de agresiones en su vida, aunque en diferente medida, dependiendo la región.
Al analizar de manera profunda las causas por las que se infligen los tipos de violencia que expone el INE, Hernández indica que el informe no presenta un análisis que ayude a comprender mejor los datos, pero permite identificar que la violencia contra la mujer es generacional y continúa dándose en diferentes espacios.
“La normalización del uso de la violencia para ejercer el control y someter a las mujeres se ve reflejado cuando vemos la afectación en las diferentes edades de las encuestadas. Dentro del imaginario social se sigue viendo a las mujeres como objetos y somos seres inferiores; por lo tanto, se permite el uso de la violencia en sus diferentes manifestaciones”, subrayó.
Violencia sexual
La encuesta reveló un dato muy sensible, y para Hernández lo más preocupante son las cifras que indican que el mayor porcentaje de violencia hacia las mujeres ha sido sexual.
En el pliego de gráficas que presenta el estudio, según la directora de la Fundación, se ve poca diferencia en edad, lo que indica que el riesgo de ser víctima de violencia sexual es alto, y por eso es importante que el Gobierno adopte medidas para prevenir ese flagelo.
A su juicio, es posible que muchas de las víctimas no denunciaron, y es una lástima que no se cuente con esa información porque ayudaría al análisis de la problemática y a determinar un pliego de acciones necesarias para acabar con esas prácticas.