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Copernicus, el servicio satelital de la Unión Europea que ya opera en Guatemala
Desde el 2023, la plataforma es utilizada para monitorear la superficie geográfica y rastrear posibles emergencias medioambientales en Guatemala.
Una mirada sobre el lago de Izabal, generada con el sistema Copernicus, permite ver con claridad la formación geográfica alrededor de la zona. ((Foto Prensa Libre: Cortesía oficina de soporte EUSSO/Copernicus))
Fueron 52 los días que tuvieron que transcurrir para que concluyera el incendio forestal que consumió más de 600 hectáreas en el Volcán de Agua a principios de este año. La noticia sobre el cese total del fuego se conoció en la segunda semana de abril, tras una gigante misión que llevó a apagar las llamas luego de casi dos meses.
Para mitigar la emergencia forestal, la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) se valió de distintas alianzas. El incendió, que empezó el 21 de febrero, logró apagarse luego de varias jornadas de mitigación que procuró Conred, junto al apoyo vecinos de las zonas aledañas al volcán, instituciones privadas, así como de cooperación nacional e internacional.
Aunque es cierto que las llamas del incendio fueron evidentes a lo largo de varios kilómetros a la redonda, fue el sistema de satélites del programa europeo Copernicus el que permitió determinar en gran medida hacia dónde se dirigía el fuego en el bosque. Los datos enviados por un grupo de siete satélites orbitando sobre la atmósfera centroamericana, permitieron que las autoridades de Conred observaran en el tiempo más rápido posible las imágenes cenitales de la tragedia forestal.
En estos casos, Conred tiene la potestad de hacer llamados a varias instancias internacionales, entre ellas la Unión Europea, que desde el 2014 impulsa el sistema de monitoreo Copernicus. Desde entonces, el programa de observación ofrece reportes visuales y digitales con información sobre los cambios en la superficie terrestre. A partir del resguardo de esa información, los Estados europeos ponen al servicio de la sociedad y de gobiernos internacionales datos abiertos sobre las las exploraciones satelitales, así como ocurrió con Guatemala a principios de año.
La emergencia ocurrida en el volcán de Agua no es la única que se ha atendido en el país con apoyo de Copernicus. Claudia Barillas, oficial de programas en la sección de cooperación de la Delegación de la Unión Europea en Guatemala, señala que eventos como los incendios ocurridos en Petén e incluso el huracán Beryl han sido rastreados por Conred desde la información satelital que escanean y mandan las naves de la misión Sentinel.
“Los satélites tienen ondas de radar que permiten pasar incluso por el incendio. También permiten medir puntos de calor o niveles de fotosíntesis. Eso, por ejemplo, sería útil en la planificación de una cuenca, porque se logra ver cómo se va moviendo el suelo”, ejemplifica Barillas, también ingeniera agrónoma.
Su entrada al país
Nacido en 1998, luego del encuentro de un grupo de expertos e investigadores europeos que querían desarrollar un programa de monitoreo ambiental, Copernicus ha logrado establecerse como un ambicioso observador de la Tierra, que se vale de un grupo de satélites en órbita llamado Sentinel. Las naves operan a lo largo del globo y sobre Guatemala en lo que Jorge Cabrera, coordinador de grupos de interés en la oficina de soporte de Copernicus, llama una constelación.
El entrevistado cuenta que, desde arriba, los siete satélites envían imágenes dentro del espectro visual electromagnético que permiten observar la cobertura de la Tierra, así como generan información más detallada sobre la superficie, dada su variedad de frecuencias. Cabrera añade que las observaciones se hacen a partir de las lecturas realizadas por las naves que transitan en órbitas polares y ecuatoriales. Según explica el oficial, los satélites que orbitan en sentido ecuatorial son los que proveen información de forma más constante.
“Tienen la capacidad de hacer lecturas incluso aunque haya nubosidad”, subraya Cabrera. El especialista señala que la operación de los satélites del grupo Sentinel ocurre en dos sentidos: el primero, “de obtención directa”, ofrece imágenes sobre la Tierra que pueden ser consultadas por todas las personas y de forma gratuita en una sección de la plataforma web de Copernicus, donde periódicamente se actualizan imágenes de todo el mundo.
La segunda forma de procesar la información surge a partir de una reunión de datos que se concentran en distintos servicios informáticos como vigilancia atmosférica, vigilancia marina, vigilancia terrestre, cambio climático, seguridad o emergencias. Cada uno de estos servicios despliega información en distintos formatos. Aunque no se trata específicamente de imágenes, estos otros canales suelen estar destinados a investigadores y expertos en temas referidos a la ciencia.
Diez años después de la implementación de Copernicus, a partir del lanzamiento del satélite Sentinel-1A, el programa de observación de la Tierra ha llegado a Guatemala, ofreciendo datos para estudios, así como para el desarrollo de oportunidades de prevención en cuanto al cambio climático o la protección medioambiental desde la zona atmosférica guatemalteca.
Jorge Cabrera explica que, en Guatemala, la iniciativa empezó con varios diálogos que se realizaron desde hace tres años y medio con el apoyo de la Unión Europea en Guatemala. Claudia Barillas agrega que la llegada de la plataforma al país es relativamente nueva, ya que empezó en el 2023 y este 2024 ha tenido más atención, luego de una alianza con la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senacyt).
Tipos de imágenes satelitales
Los satélites del grupo Sentinel permiten observar distintas imágenes y cualidades de la superficie. Algunas de sus aplicaciones son:
Sentinel-1: Rastreo de hielo ártico y marino, vigilancia de barcos en mar abierto, monitorización de vertidos de crudo, vientos marinos, olas marinas, inundaciones, bosques, análisis de terremotos, deslizamientos, etc.
Sentinel-2: Observa agricultura, gestión de bosques, deforestación, calidad de agua, sequías, humedales, incendios, actividad volcánica, etc.
Sentinel-3: Monitorea temperaturas de la superficie terrestre, altura de superficie de mar y lagos, entre otras aplicaciones de los primeros dos Sentinel.
Yuri Castro, directora de Tecnologías de la Información de la mencionada Secretaría, expone que esta operación junto a Copernicus busca no solo tener apoyo de los centros de monitoreo del programa, sino también aprovechar su información para atender problemáticas. “Es entender la riqueza de los datos. Si no fuera por esto, tendríamos que pagar licencias de otros satélites”, señala Castro.
En ese sentido, la información que brindan los satélites de Guatemala permite monitorear “cualquier amenaza que esté presente” sobre la cobertura, señala Jorge Cabrera. Incendios, inundaciones, deslizamientos o erupciones son algunos ejemplos de los eventos que puede seguir vigilando la constelación de satélites, indica el representante de la oficina de soporte de Copernicus.
Usos comunitarios
Una de las iniciativas que se han desarrollado a través de Copernicus es el Proyecto de Mancomunidades de la Unión Europea, en alianza con la organización italiana CISP (Comité Internacional para el Desarrollo de los Pueblos, en español). Actualmente, esta apuesta ha procurado iniciativas a través de Copernicus en cuatro mancomunidades, con dos de Huehuetenango: una al sur –dentro del corredor seco– y otra en la frontera norte –en la zona de los Cuchumatanes, Santa Eulalia y San Pedro Soloma–, y otras dos el departamento de Quiché –en el corredor seco del departamento y en municipios del norte, como Cotzal, Chajul, Nebaj, Cunén y Uspantán–.
Melvin Teni, agrónomo y coordinador de país de Cisp, comenta que los proyectos en Huehuetenango y Quiché están enfocados en abordar el cambio climático y la seguridad alimentaria a través de herramientas digitales y de geoposicionamiento, como Copernicus, para así poder monitorear zonas de cobertura forestal donde se pueda, por un lado, prevenir incendios forestales, y también identificar la salud de los ecosistemas a través de la actividad fotosintética.
“En las mancomunidades hemos capacitado a personal para que ellos mismos puedan generar mapas que les permita monitorear sus territorios, ya que hay un componente de producción de planes de reforestación y de manejo forestal junto al Instituto Nacional de Bosques”, explica.
El representante de Cisp a nivel local explica que este tipo de misiones pueden lograrse a través del monitoreo tanto físico como por imágenes satelitales. En ese sentido, desde el Proyecto de Mancomunidades se ha logrado capacitar técnicamente a 16 personas que forman parte de las mancomunidades y también, en casos específicos, a encargados de oficinas forestales municipales.
A partir de tres etapas de formación en talleres donde se dio a conocer el uso de Copernicus, cada comunidad generó un análisis sobre una temática que querían entender, ya fuera en temas como cuidado de cuencas o bien, de cobertura, explica Melvin Teni.
La operación de CISP en alianza con la Unión Europea y otras comunidades locales también ha abarcado Izabal, donde se desarrolla una iniciativa en Punta de Manabique, junto al apoyo del Ministerio de Ambiente, la asociación de programa de gestión ambiental local y el Centro Universitario de Izabal (Cunizab).
“Queremos demostrar que esto funcionó aun sabiendo que tenemos desafíos de tecnología a largo plazo”.
Yuri Castro, directora de Tecnologías de la Información en Senacyt
“Aquí el énfasis es apoyar iniciativas dirigidas a la conservación de biodiversidad en el territorio y apoyar el manejo de áreas protegidas, luego de haberse realizado un estudio que identificó la necesidad de definir un corredor biológico que garantizara parches de bosques, ya que el bosque no tiene continuidad y el trabajo de conexión puede garantizar la existencia de fauna”, explica Melvin Teni.
De esa cuenta, agrega el experto de Cisp, sería viable pensar en la recuperación de especies como el jaguar o el loro cabeza amarilla que han ido peligrando durante los últimos años. Por otro lado, las observaciones a través del monitoreo satelital permitirían que se desarrollaran nuevos planes de reforestación en alianza con propietarios privados y comunitarios.
La apuesta alrededor de ese tipo de investigaciones tecnológicas propone también una mirada al surgimiento de nuevos actores. “De alguna manera, es la gente joven la que se está metiendo más al sistema de información. En los talleres de formación sobre Copernicus, las personas tenían edades entre los 25 y los 30 años, en su mayoría”, comparte Teni.
Sectores en alianza
El pasado 9 de julio se llevó a cabo el lanzamiento de Academia Copernicus en Guatemala, una iniciativa que procura generar alianzas entre desarrolladores de la plataforma satelital europea con sectores públicos y privados del país. “La idea es tener datos abiertos y que cualquier ciudadano pueda utilizarlos”, refiere Claudia Barillas.
De acuerdo con Yuri Castro de Senacyt, la Academia Copernicus tiene como objetivo reunir a actores clave de diferentes sectores como Estado, sociedad civil, academia e industria para establecer soluciones colaborativas. La metodología incluye la identificación de prioridades nacionales.
El primer evento de la Academia consistió en la presentación del Comité Nacional que de momento será integrado por la Red Nacional de Investigación y Educación de Guatemala, Senacyt Universidad del Valle de Guatemala, Delegación de la Unión Europea en Guatemala y la RedCLARA (Cooperación Latinoamericana de Redes Avanzadas).
“El siguiente paso y uno de los resultados de la primera mesa es definir cuáles serán nuestras prioridades y cómo coincidirán. El segundo paso será crear un plan piloto para ver cómo nos funciona. Con base en esto definiremos la temporalidad del proyecto y cuáles actores serán parte”, explica Castro.
De acuerdo con la directora de Tecnologías de la Información de Senacyt, la elección de los actores dentro de la academia responde a organizaciones y personas particulares que muestren voluntad y quienes están trabajando en temas referidos a cambio climático e investigación medioambiental. La idea de esta reunión de personas es cocrear de forma constante y transparente para presentar soluciones a problemáticas sociales, comenta la entrevistada.
“Hay que ser realistas y empezar por algo pequeño que nos permita trabajar a corto plazo siguiendo un método científico. Más que una academia tipo escuela, queremos verlo como una mesa de trabajo colaborativa”, menciona la funcionaria.
Aunque los proyectos apenas empiezan a vislumbrarse de Academia Copernicus, sus bases han estado siendo creadas desde hace cerca de siete años, comenta Barillas. La delegada de la Unión Europea en Guatemala señala que es el mismo país y su orden gubernamental que dicta la ruta para ese tipo de proyectos.