No se ve
más grande de nuestra historia. La improvisada sustitución de las leyes del IVA, impuesto sobre la renta (ISR) y aduanas, entre otras, no solo aumentó las tasas de impuesto, sino que creó una nueva maraña de requerimientos legales, agregando incertidumbre en su interpretación. Quienes gustan de los aumentos de impuestos celebran que la ley ha sido un “éxito”. Sin embargo, literalmente frenó la economía y fue un fracaso. El crecimiento total de impuestos en 2013 será de 8%; similar al del 2012, sin “actualización tributaria”.
Al mes de noviembre de 2013, la recaudación del ISR creció a un ritmo cercano al 20% anual. Una cifra que es significativamente más alta que el crecimiento de 8% del 2012; sin embargo, es significativamente más baja que el crecimiento presupuestado de 47%. Considerando que subieron la tasas de 5% a 6% —un 20% de incremento—, está claro que las expectativas del Ministerio de Finanzas estaban infladísimas. Se nota que los técnicos creen que basta con subir las tasas para aumentar la recaudación. Se equivocan.
El año 2013 pudo haber sido un año de un mejor crecimiento económico y recaudación. Sin embargo no lo fue. En mi opinión, la incertidumbre y el aumento de tasas fueron decisivos para que nuestro crecimiento económico siga siendo mediocre. La recaudación del IVA aumentará un magro 3.4% en 2013 vs. un 9% en 2012. El impuesto a la distribución de cemento caerá un 2%, reflejo de los nefastos cambios fiscales que contrajeron la industria por segundo año consecutivo. La miopía de las autoridades fiscales y sus porristas es preocupante. Poco les importa porque, al fin y al cabo, sus ingresos no están relacionados al desempeño económico, como es el caso del resto de ciudadanos.
¿Hay luz al final del túnel? No mucha. El 2014 arrancará con un segundo aumento al régimen simplificado del ISR, pasando de 6% a 7%. Con ello se consumará un aumento total de 40% en dos años. Veremos si se cumple con bajar la tasa del otro régimen de ISR del 31% al 28%. También habrán entrado en vigencia algunos cambios para intentar destrabar la industria de la construcción. Sin embargo, el daño provocado por las complicaciones de las leyes y las facultades discrecionales otorgadas a la SAT persiste.
Todo esto no formará parte del informe de segundo año de gobierno porque “no se ve”. Pero no por ello deja de ser un daño real deliberadamente introducido en nuestra economía. Son los lastres que estúpidamente nos imponemos y que secretamente nos mantienen en la pobreza. Por ello es tanto más importante que se conozcan.
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