REGISTRO AKÁSICO
Una franja, una ruta: nuevo camino de la seda
La tercera economía del mundo, China, ha propuesto un proyecto de colaboración internacional en materia de comercio. Se trata de una iniciativa del presidente chino Xi Jinping, consistente en renovar los vínculos comerciales que fueron rotos por los acontecimientos desafortunados de los siglos pasados. Las guerras de agresión imperialista y posteriormente las guerras mundiales dejaron un mundo fracturado durante el siglo XX. El gran sacrificio humano de esos acontecimientos ha convencido a una parte importante de los dirigentes mundiales a promover relaciones pacíficas y de cooperación entre los diversos pueblos.
En 1877, el geógrafo alemán Von Richthofen llamó ruta de la seda a la red de caminos que unía al viejo mundo; es decir, al lejano Oriente con África y Europa. El renacimiento de ese anhelo propuesto por Xi ha descubierto las obstrucciones que existen en el transporte internacional para sostener privilegios sin base económica. La Organización de Cooperación de Shanghái, en cuyo acuerdo participan Kazajistán, Kirguisia, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán, muestra una tendencia a mejorar las comunicaciones. De esa cuenta se generaría una ruta terrestre que alcanzaría Europa, de la misma manera que en el pasado lo hizo el afán de obtener seda.
Lo mismo sucede con la marina mercante. Los países de los mares de China, Índico, Caspio y Rojo han descubierto la oportunidad de negocios que se abre ante ellos. Un área de libre comercio de Asia Pacífico está a las puertas. Las nuevas industrias, muchas en sociedad, con inversión extranjera, posibilitan el intercambio de productos con mejores precios que los europeos y de EE. UU. El volumen de producción sostenido permitirá mejorar la calidad y desplazará a las mercancías de las naciones de antigua industrialización que se han negado a compartir la bonanza de sus economías.
Como se sabe, la riqueza de las naciones se mantiene cuando es conjunta. De la misma manera, el comercio internacional siempre tiene dos vías. Tal como mencionó Francisco Vitoria en el siglo XVI, a partir del libre intercambio de personas, bienes e ideas, la humanidad descubre el sentimiento de hermandad.
Recientemente, el trumpismo ha manifestado la derrota de la industria norteamericana frente a la competencia. En efecto, esta industria no ha podido hacer frente a los bienes producidos en México. La eficiencia de la producción mexicana frente a la incapacidad industrial de EE. UU. ha llevado a la potencia mundial a proclamar una política de encierro y proteccionismo. Al final, solo se aislará de los procesos mundiales, anuncio de su decadencia. No obstante, por su predominio geopolítico será larga en el tiempo y acompañada de la tentación de utilizar medios bélicos para mantener ventajas.
El reciente anuncio de Panamá de elevar los vínculos internacionales con China señala el futuro del comercio mundial. El canal de Panamá, sus rutas ferroviarias y carreteras, unirán la actividad económica que ocurre en el Pacífico con el Atlántico.
Dada la estatura geopolítica nacional, se debe abandonar todo afán oportunista. Sin embargo, las relaciones explicables históricamente con la isla de Taiwán, parte de China, deben dinamizarse para conseguir ingreso a la parte continental. No se debe caer en juegos animados por funcionarios que buscan ventajas personales, sino tener una visión de largo plazo, para evitar traumas por decisiones alocadas. De la misma forma, las relaciones económicas directas deben gozar de seguridad y protección jurídica, al evitar que estafadores busquen sabotear los intercambios con China.
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