CATALEJO
Una fecha lejana e incomprendida
Hoy se cumplen 73 años de la Revolución de Octubre. Quienes eran veinteañeros en ese tiempo andan ahora por los noventas y a causa de ello esta fecha histórica es recordada como una experiencia personal para un puñado de ciudadanos. En realidad, como ocurre con la mayoría de fechas históricas de Guatemala, son desconocidas para casi todos y por ello corren el riesgo de ser cooptadas o secuestradas por grupos con tendencias y motivaciones ideológicas actuales dentro de Guatemala, pero superadas en otras latitudes. El análisis del 20 de Octubre debe girar en la comparación de cómo estaba el país antes y después, además de tomar en cuenta el factor de la Segunda Guerra Mundial como problema de todo el mundo, dividido entre los aliados y el Eje.
Por esta división, los “malos” eran Japón, Alemania e Italia, y los “buenos” eran Estados Unidos, la Unión Soviética, Inglaterra, Francia Canadá y Australia. Existían las colonias, sobre todo inglesas, y América Latina era considerada como una región poco importante, productora de materias, con algunos países sobresalientes como México, Argentina y Brasil, quienes aún así no podían aspirar a ser tomados en cuenta en el escenario internacional, y los dictadores otorgaban estabilidad por donde estuvieran. Dentro de ese escenario histórico, Centroamérica ocupaba un lugar de mucha menor importancia, considerada como una región productora de bananos.
La juventud de este país actuó fuera del esquema. La generación de jóvenes de ese tiempo estaban enterados, vía la propaganda de guerra, de la lucha de los ciudadanos europeos por eliminar a los dictadores fascistas y comunistas, en una guerra dentro de la guerra: la resistencia francesa, por ejemplo. Luchar por sacudirse una tiranía era positivo, digno de admiración y ese hecho sin duda influyó en el espíritu de la revuelta popular. La Revolución, período histórico desde el 20 de octubre hasta la llegada al poder de Juan José Arévalo, en marzo de 1945, cuando comienza el primero de los dos gobiernos revolucionarios, el segundo abortado por Carlos Castillo Armas a causa de haberse salido de cauce los anhelos y principios de una juventud bien intencionada pero a veces ingenua.
Así como el hecho foráneo de la Segunda Guerra Mundial influyó en la revolución guatemalteca, la Guerra Fría, otro factor extranjero, influyó en el fin de esos diez años. Los demás factores son otro asunto. La Revolución guatemalteca lo fue porque hizo un cambio en la forma de gobernar y el país tuvo la suerte de ser dirigido por un humanista en ese primer gobierno, cuya figura se aumenta imparablemente al hacer comparaciones de su manera de gobernar con la de los subsiguientes, pero en especial los casos de los tres últimos gobiernos: algunos dirigentes en la cárcel, otros preocupados porque les caiga el largo brazo de la ley y con el estigma de representar el símbolo de la corrupción, cuyo combate está tan reforzado en Guatemala, a causa del interés internacional debido al efecto global de esta lacra.
Conmemorar esta fecha debe tener este fin de conocimiento histórico. Los llamados al pueblo para salir a las calles están condenados al fracaso, porque muchos de los logros de ese gobierno fueron perdiendo fuerza y ahora hay una corriente en contra de ellos. La situación actual de retroceso del país en prácticamente todos los órdenes, así como la falta de ninguna figura con la imagen de representar un símbolo de lucha para beneficio de Guatemala, en cierta forma convierte a la Revolución de Octubre en una fuente de conocimiento y de ideas de cómo realizar acciones urgentes en este momento. La tarea dirigida al abrumador porcentaje de la población desconocedora del 20 de Octubre, es explicarle la importancia de lo sucedido y sus consecuencias y avances.