PRESTO NON TROPPO
Un mundo paralelo, un mundo invisible
Como una cuerda de resonancia, una semana después de concluido el festival de arte de pueblos originarios (que comentábamos en la entrega anterior), el día 26 del pasado mes de noviembre se llevó a cabo un evento en el que nuevamente se congregaron poetas, cantautoras, músicos y tres generaciones de atentos espectadores. Esta vez, el objetivo era rendir un homenaje artístico a las tejedoras mayas de Guatemala; un tributo a esas mujeres que no solamente tejen huipiles, chales y perrajes, sino la historia y la tradición de los pueblos; un reconocimiento a una cultura y a una sabiduría que se plasman y se transmiten por medio de hilos de colores intensos, multiplicidad de imágenes en tela y una simbología tan poderosa como hermética.
Fue un momento muy particular en la historia de este país: el anuncio público del establecimiento y la institución legal del Consejo de Tejedoras de San Juan Comalapa – Aj Kem Chixot. Este momento, que duró un domingo pero que deberá prolongarse durante mucho tiempo más, representó el proceso gradual que ha conllevado el empoderamiento de la mujer, la tejedora y la artista, tanto como la abogada, la doctora, la empresaria o la alcaldesa. Es una plusmarca en el camino que ha sido preciso comenzar a recorrer para visibilizar a las abuelas, a las madres y a las hijas que siempre han articulado un discurso y una visión del mundo a partir de un telar. No basta con una consideración turística de prendas de vestir que, a pesar del tiempo y la pericia que están implicadas en su diseño y su confección, escasamente se pagan a precios de subsistencia mínima para sus fabricantes, mientras los intermediarios y los comerciantes aprovechan para negociarlas como las piezas artísticas que son en realidad. Aún menos puede seguirse concibiendo un tocoyal, una faja o un corte como un mero resabio ancestral destinado a desaparecer arrollado por la modernidad.
De este modo y en derredor de todo eso, la plaza central de Comalapa se transformó a lo largo de la jornada, en un espacio de convivencia y de alegría. Desde las cantoras que se acompañaban de una sencilla guitarra, pasando por ensambles de marimba que se apersonaron desde diversas regiones de la República para hacer danzar durante un buen par de horas a la concurrencia, hasta los grupos de rock que contribuyeron a ahuyentar el frío de la noche con el calor de su música, aquello se constituyó en una fiesta popular. También en derredor de todo eso, la acción, a la vez voluntaria y concertada, de muchachas y muchachos entregados a la coordinación del programa de actividades. Acá, quien merece un encomio especial es Ch’umilkaj Nicho, cuya juventud nunca limitó la extraordinaria labor que ella desplegó en la preparación, el cabildeo y el consenso necesarios para que esta iniciativa no se quedara en entusiasmo nada más.
En ese contexto, resultó surrealista que a media tarde de pronto se viera invadida la plaza por un desfile que tenía muy poco que ver con exaltar las tradiciones de Comalapa. Seres intergalácticos con dragones, piratas, conejos, perros, gorilas, osos, la Chilindrina, Mickey Mouse, Cantinflas, Thor, Charlie Brown –e incluso Iron Man sosteniendo el estandarte de la Hermandad de la Medalla Milagrosa…– al compás de cumbias y merengues. Una cacofonía indescriptible, pues simultáneamente se efectuaba un concierto de evangelización al otro extremo de la explanada… Al final del día, la incoherente bufonada no pudo más que resaltar el valor de un mundo paralelo, tantas veces invisible y negado, pero profundamente arraigado en la entraña de un pueblo. Larga vida a Aj Kem Chixot.o