UCHA´XIKEl paseador

Segun reporta el Congreso y lo señaló Siglo Veintiuno el domingo pasado, Alfonso Portillo ha realizado 56 viajes, ?ha estado fuera del país 218 días; es decir, el 21% de toda su administración?. Este porcentaje, según se aclara, ?no incluye fines de semana ni los feriados o asuetos?, asimismo que se duda que el reporte del Congreso sea completo.

Ante estos datos uno no puede más que opinar que sí es ?viajador? el señor y que utiliza una quinta parte de su tiempo laboral para pasearse por el mundo. Esto no tendría nada de malo si lo hiciera con su propio pisto y no estuviera tomando tiempo laboral a sus empleadores.

Pero no. Viaja con dinero de los contribuyentes, abandona irresponsablemente la representación que en mal momento se le depositó y literalmente huye cuando el país está en crisis, o ?se esconde?, como lo hizo la última vez ante los señalamientos de narcotráfico y poder paralelo enquistado en su gobierno.

El silencio que guarda ante estos temas no hace más que sumar sospechas de un compromiso con las fuerzas oscurantistas que realmente gobiernan el país. Relacionado a estas ausencias, Ríos Montt dijo que con Portillo ?o sin él? el Gobierno continúa trabajando.

Lástima que el general no reveló de una vez que Portillo está de sobra o que es un adorno de más. Tal vez así se podría negociar su ?despido directo?, y los contribuyentes, que al final son sus empleadores, se ahorrarían un jugoso salario hasta ahora desperdiciado.

Ya se sabe que quienes mandan aquí son el general y Reyes López. Portillo es un simple vocero que amenaza con ?pruebas de fuerza?, con revelar nombres de grandes evasores de impuestos, con aclarar muertes extrajudiciales, etcétera. Con excepción de lo primero, en que sí hay que creerle porque las PAC ya han dado prueba de lo que son capaces, lo demás es pura charlatanería.

Por eso y como premio, los otros dos lo ?sacan a pasear? constantemente y en esto es lo único en que Portillo sigue las palabras de Juan José Arévalo. Portillo cumple a cabalidad aquello de ?Viajar es vivir?, título de una de las obras de aquel ex presidente; cualquiera otra comparación sólo cabe en la mente calenturienta de algún pistolero de Chilpancingo.

Reconozcamos, entonces, y quizás en algunos hasta orgullo provoque, que el presidente de este pequeño país es un turista internacional que seguramente ha comido de lo mejor y bebido de lo más fino.

Que así como se ha paseado por el mundo también se ha ?paseado? en Guatemala, porque con ?él o sin él?, pero en nombre de la representación que ostenta, el país ha vuelto al pasado.

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