UCHA´XIKCueva de los vientos
Hace unos dias hablaba de la experiencia de escalar un volcán y un domo volcánico conforme la distinción hecha por el ingeniero Héctor Monzón, estudioso de los fenómenos geológicos y con quien hemos entablado una interesante comunicación sobre la historia y los mitos de algunos de los volcanes nombrados en el Popol Wuj y en el Memorial de Sololá.
Hoy, sin embargo, quiero compartir la experiencia de lo que es descender a lo que constituyen unos enormes cerros de agua. Se trata de la cueva de los vientos ubicada al pie de las cataratas donde sólo reinan viento y agua. Para bajar allí hay que ponerse unos zapatos especiales, vestir un impermeable y descender más de 50 metros por un ?descensor?, antes que elevador.
Al llegar al pie de las cataratas, el agua se apropia totalmente del ambiente, es un rugido incesante, una brisa permanente que como humo se eleva de regreso de donde viene el agua. Las enormes correntadas rebotan con violencia en contra de las piedras, salpican para todos lados y luego forman otra corriente que cae cincuenta y cinco metros más hacia abajo.
Un arco iris que cambia lentamente de posición conforme el sol camina, da la ilusión de que se le puede tocar en el punto donde comienza pero no donde termina, porque éste acaba en medio del abismo.
La emoción, admiración y belleza del lugar hacen que cada visitante quiera tomar una porción de esos cerros de agua que ha caído allí por siglos, o al menos tocar el arco iris, pero el intento es vano. El camino de madera por el cual hay que transitar está construido conforme la naturaleza lo ha permitido.
Abajo se ven las gaviotas tranquilas que sobrevuelan el río y más abajo aún los botes que llevan a otros visitantes.
La fuerza del viento y el rugido incesante de la caída de agua son las únicas voces que no se esfuerzan para ser escuchadas a distancia. Al llegar al punto más cercano por donde desembocan las corrientes, uno no puede más que recordar la fragilidad humana ante esa inmensa fuerza natural.
El tiempo parece correr más rápido porque cada quien quiere alargar su estancia en el lugar. Casi con un dejo de tristeza, los visitantes lo abandonan y suben a tierra firme. La cueva de los vientos está ubicada en la parte más accesible de toda la inmensidad que constituyen las cataratas del Niágara.
FELIZ DIA DE LA RAZA a aquellos que este 12 de octubre todavía proclaman su legitimidad de sangre hispana. Como diría un amigo, ellos son los verdaderos hijos de Abraham, Isaac y de Pedro de Alvarado.