IMAGEN ES PERCEPCIÓN
Si la palabra de moda es corrupción, cambiémosla
Desde hace algunas semanas se ha estado convocando en las redes sociales, bajo la etiqueta #YoSíMeAtrevo, para integrarse al Frente Ciudadano contra la Corrupción. Este movimiento invita a todos los guatemaltecos a unirse al esfuerzo que está realizando el Ministerio Público y la Cicig para combatir el cáncer de la corrupción e impunidad en Guatemala.
Esta es una buena iniciativa porque, siendo realistas, no hay un solo sector que no haya sido alcanzado por este flagelo, por lo que organizaciones de la sociedad civil, el sector empresarial, autoridades indígenas, sector religioso y académico, entre otros, se unieron para formar un frente contra la corrupción.
Este movimiento heterogéneo es inclusivo porque aglutina a muchos grupos diferentes que, sin importar ideología, el gremio al que se pertenezca, la clase social, o cualquier otro factor que se le ocurra, es bienvenido todo aquel que quiera unirse en “la lucha contra la corrupción”, para exigir rendición de cuentas a los gobernantes; es decir, dejar de lado la polarización y que caminemos todos hacia una sola dirección para que el país cambie.
Ya hay que atreverse a salir de las redes sociales para entrar a la vida real y participar activamente en los cambios políticos que necesita nuestra nación. Participación no solo significa protestar, denunciar, proponer cambios, vigilar a los funcionarios públicos, etcétera, sino también ser parte activa del grupo de cambio en Guatemala. Es decir, empezar por nosotros mismos, dando el ejemplo de rectitud. ¿Cómo? cumpliendo las leyes y los reglamentos establecidos en el país, pagando los impuestos, no siendo agresivos en el tráfico, no pasarse el semáforo en rojo, no transar en nada, etcétera. Ser correctos no solo de palabra, sino también de acción, para poder exigir a otros que también lo sean. Esto significa estar inmersos en la “Cultura de la Legalidad”.
Porque, aunque duela reconocerlo, los políticos corruptos e inmorales que tenemos en el gobierno —Léase muchos de quienes integran el Ejecutivo, Legislativo y Judicial— son el reflejo y fruto de nuestra sociedad y costumbres. De nada sirve cambiar nombres, rostros y partidos políticos cada cuatro años, si la esencia que llevan dentro esas personas es la misma. Imagine usted, Jimmy Morales se atrevió a afirmar ante una televisora internacional que la “corrupción es normal”. ¿Por qué lo dijo?, porque esa había sido su experiencia de vida.
Entonces el compromiso para los guatemaltecos es empezar a cambiar ya su forma de actuar, esas pequeñas faltas, impuntualidades, mentirillas blancas y todo ese tipo de cosas que empiezan en un pequeño grado a vulnerar los valores y principios, después lo terminarán corrompiendo y luego se convertirán en grandes delitos de robos, estafas, asesinatos, etcétera.
Robar es un delito y no importa si usted sustrae diez quetzales o veinte millones —es lo mismo—, y no solo no hay que hacerlo, sino tampoco tolerar que otros lo hagan, sobre todo si es dinero público. Porque la corrupción nos ha afectado a todos y siendo un país riquísimo, por la corrupción existente la mayoría de los habitantes vive en extrema pobreza e ignorancia, y esto genera violencia. Al final a todos nos afecta y compete, lo que ocurra en nuestro país. Por lo cual hay que dejar los intereses personales de lado y dirigirnos a un objetivo común, “dar un paso al frente” a favor de Guatemala y que se tenga un país libre de impunidad.
Es el momento para comprometernos todos al combate de la impunidad y corrupción en el país y a consolidar la Cultura de la Legalidad –“Actitud que tiene una sociedad respecto de las normas, leyes y reglas que rigen el Estado al que pertenece”—.