ENCRUCIJADA
Se necesitan partidos políticos
El financiamiento electoral ilícito es el más frecuente de los varios delitos que el juez Miguel Ángel Gálvez identificó como razón por la cual se ligó a proceso a 53 personas la semana pasada. Es ilustrativo del podrido sistema político guatemalteco. Aunque estos casos se refieren básicamente al financiamiento del Partido Patriota, ya la CICIG había informado hace un año sobre eventuales casos de financiamiento ilícito de otros partidos políticos, incluyendo a la UNE. Y a ello hay que agregar la cancelación del partido LIDER hace unos días, como resultado de haber superado el límite permitido de gasto electoral. Todos estos son indicios de un sistema de partidos políticos que por la vía del financiamiento ilícito, del clientelismo y de caciques locales han distorsionado el carácter de la política y reforzado en el imaginario social la idea de que la política es “sucia”.
No es casualidad que en el evento organizado la semana pasada por la Fundación Esquipulas sobre Reforma del Estado no hubiera en el debate dirigentes políticos sino empresarios, exfuncionarios y personas vinculadas a centros de pensamiento o a organismos no gubernamentales. Parece increíble que en un evento dirigido a discutir la reforma del Estado, que tendría que ser dirigida por líderes políticos, no cuente con ellos. Tiene que ver con los efectos de la primavera democrática del año pasado, que incluyen la muerte de algunos partidos, como el PP y LIDER, y la incertidumbre para otros, que podrían ser objeto de una lenta agonía que se podrá medir en las elecciones del 2019, probablemente con un panorama partidario totalmente diferente.
La historia del vínculo de la corrupción con los partidos políticos en Italia tiene analogías con lo ocurrido en Guatemala. En Italia la corrupción condujo a que el principal partido político de la historia de post guerra, la Democracia Cristiana, así como el tercero, el Partido Socialista, se disolvieran, y a que surgiera un sistema de partidos políticos totalmente nuevo. En este proceso de incertidumbre ascendió como un nuevo líder el empresario Silvio Berlusconi. Gobernó durante varios años apoyado por una coalición de centro-derecha, pero también fue acusado y condenado por corrupción posteriormente. Surgió después Giuseppe Grillo, comediante que fue una estrella política con un repentino pero efímero fulgor. Luego fue elegido como joven primer ministro Matteo Renzi, respaldado por una gran coalición de centro-izquierda. En síntesis, el combate a la corrupción introdujo una dinámica impredecible pero de definitiva renovación del sistema político italiano.
En Guatemala existen condiciones para que surjan nuevas fuerzas políticas. Conviene contemplar escenarios totalmente nuevos, aunque con una lucha entre las viejas y nuevas formas de hacer política. El énfasis en cambiar la Ley Electoral y de Partidos Políticos para favorecer este surgimiento de nuevas fuerzas políticas no es suficiente. Hay que reconocer que ya se dio un paso adelante al fortalecer el control del financiamiento político en las últimas reformas de la LEPP, y que habrá financiamiento público para cubrir gastos de propaganda electoral en los medios de comunicación nacionales.
Lo fundamental es que al menos parte de las fuerzas sociales muy plurales que se manifestaron durante la primavera democrática de 2015 se transformen en partidos políticos. Tendrán ideologías diversas, y deben estar dispuestos a entrar en la lucha política, incluyendo la lucha electoral. Le urge a Guatemala.
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