PUNTO DE ENCUENTRO
¿Quién dijo que todo está perdido?
A partir de los antejuicios presentados en contra de Jimmy Morales y del alcalde capitalino, Alvaro Arzú, y de la multitudinaria movilización ciudadana que los hizo retroceder en su intento por blindarse a través de una reforma a la legislación penal que se autorecetaron, el pelotón proimpunidad arreció la contraofensiva.
No solamente tomó fuerza la campaña de desinformación y calumnias a través de redes sociales y medios masivos de comunicación que les son afines, se intensificó la estrategia de bloqueo para evitar que los procesos penales avancen (litigio malicioso, que le dicen), sino que se concretó la primera etapa para retomar el control en instituciones clave que les den amplio margen de maniobra para lograr un solo objetivo: detener de una vez y por todas la lucha contra la impunidad que ha golpeado el corazón de las mafias de las que forman parte. Y no cabe ninguna duda de que lo de Odebrecht y Manuel Baldizón reforzará su alianza.
Pero a pesar de que en las últimas dos semanas lograron concretar la conformación de una junta directiva del Congreso espejo de las mafias y sacar de la SAT a Juan Francisco Solórzano Foppa del puesto de superintendente, estas jugadas muestran el tamaño de sus miedos.
Detrás del enorme poder que ostentan y están haciendo valer también se esconde su debilidad: como nunca antes, los verdaderos dueños del poder han debido mostrar su rostro y explicitar sus métodos. Ya no les alcanzan sus operadores políticos y mediáticos, se han visto forzados a salir ellos mismos a jugar y eso es lo que los hace débiles.
Es cierto, se unieron y van por todo: están buscando la forma más rápida y eficaz de deshacerse del procurador de Derechos Humanos, quieren colocar en el MP un fiscal general pro impunidad que les garantice el fin de las investigaciones y procesos penales en su contra (esta vez le apuestan a uno de los suyos), intentarán por todos los medios sacar a la Cicig de Guatemala y desbaratar la desarticulación de las redes político-económicas ilícitas (que son la base sobre la que se sustenta el actual sistema corrupto) y no cejarán en su intento por influir en la elección de la Contraloría General de Cuentas y la Rectoría de la Usac, para que quienes las dirijan estén alineados con sus intereses. Y, por supuesto, seguirán utilizando todo su poder de injerencia en las cortes para que no haya justicia.
De ese tamaño es la contraofensiva y de ese tamaño debe ser nuestra respuesta. La unidad de todas las personas y sectores en la concreción de un movimiento ciudadano, político y social capaz de sostener la transformación iniciada y detener el avance de las mafias.
La alianza perversa entre individuos y redes con poder político, militar, económico, mediático y criminal tiene que ser derrotada por una alianza que los supere y los haga retroceder. Mal hacemos en caer en su juego siendo presas de la indiferencia, la desesperanza, el sectarismo y la descalificación entre nosotros, eso solo nos desmoviliza y nos divide. Y es precisamente en nuestra división donde radica su fortaleza.
La fuerza de tarea Mariscal Zavala, sus satélites y aliados, sus socios en los tres organismos del Estado, y los señorones/as del poder real (económico, político y criminal) están en la cancha dispuestos a ganar, hace falta completar el equipo para hacerles frente y retomar la movilización ciudadana —como supimos hacerlo—, esa es la única forma de obligarlos a recular o, de lo contrario, vamos a perder por goleada.
marielosmonzon@gmail.com