CATALEJO
Posible momento de algunos cambios
PARECE HABER LLEGADO el momento de realizar cambios fundamentales en los conceptos de la participación política. Las más recientes sorpresas fueron la decisión de los votantes británicos acerca de la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, así como el resultado de las elecciones en España, donde Mariano Rajoy obtuvo un 11% más de los votos favorables logrados en los comicios de hace pocas semanas, pero no fueron suficientes para hacer a un lado la necesidad de coaliciones. A eso se agrega la mínima diferencia de 0.12% entre el nuevo presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, y su adversaria Keiko Fujimori y antes la apretada salida en Argentina de Cristina Kirchner frente a Mauricio Macri.
EN EL FUTURO CERCANO, la nominación de Donald Trump como candidato presidencial republicano para las elecciones de Estados Unidos afianzará las preocupaciones mundiales de un país de esa magnitud del cargo por tener en su presidencia a alguien con las lamentables características personales de semejante personaje, peligroso y pintoresco. Estos hechos, todos diferentes, tienen en común el abrir la puerta a la incertidumbre, por un lado, pero por otro a la necesidad de cuestionar si pueden mantenerse algunas consideraciones democráticas con la misma libertad de hoy en día, y conjuntarlos con la necesidad de mantener principios y valores de respeto al derecho humano intrínseco de opinar y de recibir respeto a esa opinión.
LA PREGUNTA BÁSICA PUEDE ser planteada en varias maneras, pero todas en referencia a cómo hacer para impedir o al menos dificultar la posibilidad de masas de electores engañadas por grupos irresponsables, la compra de votos gracias a la entrega de playeras o de gorras, o el simple uso de la mentira, la descalificación, el insulto y el engaño. Un ejemplo de esto lo constituye el resultado de las elecciones británicas, porque la reacción a favor de la salida de la Unión Europea, si bien no puede ser cuestionada en su legalidad, evidencia poco o nulo conocimiento de las complicadas y variadas interrelaciones de los distintos factores políticos y económicos, cuya ruptura abre la puerta a cambios inesperados, y también al caos y la anarquía.
EN EUROPA, EL EXISTENTE sistema de partidos políticos, no de tribus electoreras, de hecho ayuda a eliminar la participación de gente advenediza o autonombrada “salvadora de la patria”. Pero los sucesos comentados hoy pueden provocar un afianzamiento de las posiciones de aquellos partidos de extrema derecha, de quienes apoyan el separatismo en tiempos de la unificación. La reacción de los votantes, tanto en Inglaterra como en España, no constituye una sorpresa y por ello, una de las tareas primordiales debe ser entonces pensar en las causas de ese voto de una protesta cuyas serias consecuencias eran temidas y ahora son evidentes. Ello explica por qué ya varios millones de personas están exigiendo realizar un nuevo referéndum.
LOS CASOS DE PERÚ Y DE Argentina se parecen con el de Inglaterra en cuanto a los efectos de tener un empate causante de división aún más profunda entre los países. En España, a mi criterio, el resultado inglés fue factor para la pérdida de un millón de votos en el partido Podemos, y esto puede manifestarse en una división entre los nuevos partidos y los tradicionales, de la misma manera como los jóvenes británicos, partidarios mayoritariamente de la permanencia, se sienten ahora traicionados por sus compatriotas de mayor edad. Lejos de este escenario, en Guatemala se comienza a manifestar el resultado negativo de un voto también inesperado, mayoritario y de protesta. Todos esos casos obligan, creo yo, a pensar seriamente en cambios.