La campaña global del secretario general de las Naciones Unidas “Únete de aquí al 2030 para poner fin a la violencia contra las mujeres” hace un llamado a la concientización y la movilización para poner fin a la violencia de género. Tiene una duración de 16 días y se realiza anualmente, empezando el 25 de noviembre, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y finalizando el 10 de diciembre, el Día de los Derechos Humanos. El tema de este año es “Pinta el mundo de naranja: ¡Pongamos fin a la violencia contra las mujeres YA!”.

La violencia de género es un fenómeno que trasciende límites de edad, estatus socioeconómico, nivel educativo y situación geográfica. Repercute gravemente en la vida de las mujeres, tanto en el ámbito privado como público, y les impide participar plenamente en la sociedad, en el corto, mediano y largo plazo.

Según información del estudio regional de PNUD/InfoSegura sobre juventudes expuestas a violencia en el norte de Centroamérica, la violencia tiene rostro de mujer joven. En Guatemala, cada hora del 2020, 8 mujeres o niñas fueron víctimas de algún tipo de violencia. Durante el mismo año, 30 mujeres fueron asesinadas por mes. Es decir, una por día. Según el Observatorio de las Mujeres del Ministerio Público, en 2021 se ha recibido un promedio de 230 denuncias diarias por delitos en contra de las mujeres y niñas.

Pero la violencia contra las mujeres no hace referencia únicamente a la violencia física que se ejerce en su contra, sino a sus distintas manifestaciones, que incluyen, entre otras, la violencia psicológica, económica y sexual. Guatemala se sitúa con uno de los índices de desarrollo humano respecto a la desigualdad de género más alto de la región (0.479), posicionándose en el número 119 de 162 países. Por otro lado, solo el 19% de las congresistas actualmente son mujeres. Además, la participación en los ingresos es mucho menor en los hombres: por cada 100 quetzales que percibe un hombre, las mujeres perciben 47.

Asimismo, la pandemia por covid-19 exacerbó globalmente todos los factores de riesgo de la violencia contra las mujeres, incluidos el desempleo y la pobreza. La crisis interrumpió los servicios de apoyo vitales y ha agravado los factores de riesgo, como el estrés económico, la pérdida del empleo y el aislamiento social debido a los confinamientos y otras medidas adoptadas durante la pandemia.

Guatemala ha avanzado en ratificar importantes convenciones e instrumentos internacionales orientados a erradicar la violencia contra la mujer; incluyendo la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible; en específico el ODS 5, sobre Igualdad de Género, que establece que es una prioridad eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado.

A pesar de estos avances, aún persisten elevados niveles de invisibilidad y naturalización de múltiples manifestaciones de violencia. Desde el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) nos sumamos a la campaña global Únete y hacemos un llamado a la sociedad para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas. Nos comprometemos a trabajar en todas las áreas del desarrollo como la reducción de la pobreza, desigualdad, construcción de resiliencia ante desastres, gobernabilidad, cambio climático y desarrollo sostenible, incluyendo acciones concretas para eliminar las barreras estructurales que promueven la violencia: porque nada justifica la violencia contra las mujeres y las niñas.

Representante Residente del PNUD en Guatemala