Francis Fukuyama, en su libro El fin de la historia y el último hombre (1992) esperaba un avance incansable hacia una mayor libertad, luego de la caída del muro de Berlín (1989). Para lo que, pese al auge de la democracia liberal basada en un estado de Derecho, donde ninguna persona tiene por qué estar sujeta a la inconstante, desconocida y arbitraria voluntad de otro ser humano obrando en nombre del Estado, paradójicamente, en el año 1990 el Partido Comunista de Cuba estaba fundando el Foro de Sao Paulo para combatir las consecuencias del neoliberalismo. De esa cuenta, la humanidad hoy vive una regresión en la institucionalidad democrática a nivel mundial, donde la región centroamericana y particularmente en Guatemala no queda exentos.

Sin embargo, el deterioro democrático no necesariamente es tan evidente a primera vista, ya que identificar con precisión la vulnerabilidad de la democracia y sus instituciones no es tan simple como documentar un golpe de Estado o una revolución armada. El proceso de autocratización es paulatino y sucede dentro de los procesos eleccionarios. Contrario a lo que sucedía con anterioridad, cuando un colapso democrático era un evento único que además interrumpía cualquier proceso electoral. En la actualidad esta interrupción sucede en regímenes multipartidistas y, lentamente, la democracia liberal deja de ser significativa. Es más, la evidencia muestra que los procesos de autocratización son implementados por un gobernante que, además, llegó al poder por medio de un proceso electoral.

En consulta a índices comparativos internacionales del nivel de democracia liberal, se tienen: a) Los del Fraser Institute y Cato Institute (2021); b) Freedom House (2022); y c) V-Dem Institute de la Universidad de Gothemburg (2022). El primero hace una medición de la libertad personal y la económica en un comparativo entre 165 países desde el año 2008 al 2021. Para lo que observa una ligera disminución de la libertad global del 83% de la población mundial respecto al año 2008.

El segundo índice, el de “Freedom House: Encuesta de la Libertad del Mundo”, abarca 195 países, los que divide en libres, parcialmente libres y no libres, según el respeto de los derechos políticos y libertades civiles. De lo que concluye que por 16 años consecutivos la libertad del mundo ha mostrado una tendencia al deterioro, 60 países mostraron disminución en su calificación, mientras únicamente 25 mostraron mejora. Actualmente, 38% de la población mundial viven bajo regímenes no libres, la mayor proporción desde 1997. Finalmente, el V-Dem Institute cataloga en cuatro categorías los países (democracia liberal, democracia electoral, autocracia electoral y autocracia cerrada) y concluye que el nivel de democracia que goza el ciudadano global promedio en 2021 ha bajado a niveles de 1989. El número de autocracias cerradas aumentó de 25 a 30, abarcando un 26% de la población mundial y las autocracias electorales son mayoría, abarcan el 44% de la población global.

Finalmente, la encuesta del Barómetro de la Américas de 2021 para Guatemala, al medir variables como el apoyo y satisfacción con la democracia, las evaluaciones de las elecciones y las percepciones sobre el estado de Derecho, concluye que, en Guatemala, solamente la mitad de la población apoya la democracia, colocándolo dentro de los cinco peores lugares de la región latinoamericana. Es más, la satisfacción con la democracia también es débil. Tampoco existe mucha confianza en los procesos electorales.

Es prioritario hacer un estudio detallado sobre la situación de la democracia liberal en Guatemala, divulgarlo y discutirlo con la ciudadanía, especialmente con los jóvenes a efecto de entender su importancia y fortalecimiento, pues lamentablemente Guatemala tiene mucha historia de autoritarismo donde generacionalmente la mayoría de la población no conoció los esfuerzos pasados para construir la institucionalidad democrática, que hoy vuelve a estar en riesgo.