PLUMA INVITADA
El extraño panorama de la segunda vuelta
Por primera vez, desde que empecé a votar en 1974, me enfrento a una elección de presidente que no solo es extraña, sino que, además, podría presentar un oscuro futuro para Guatemala. De acuerdo con mi ideología política, ninguna de las propuestas es la que necesita Guatemala.
Por un lado tenemos un partido de centro izquierda que parece alinearse con el oficialismo y la cúpula empresarial actual. Piensa implementar programas de apoyo social que todos pagaremos con nuestros impuestos. Es posible que los programas y obras que se realicen bajo esta alternativa electoral corran el riesgo de mantener e incluso incrementar la corrupción. Es una alternativa que no me atrae.
Por el otro lado tenemos un partido de centro izquierda que actualmente representa un cambio. Algunos piensan que el cambio será positivo. Por mi lado, me preocupan las declaraciones de sus dirigentes, expresando ideas que considero casi de extrema izquierda. Los programas sociales de apoyo impulsados por esta alternativa son caros y serán seguramente financiados a través de un incremento de los impuestos. El cambio me atrae, pero mantengo mis reservas.
Mi experiencia de vida es que los partidos de izquierda rara vez dicen la verdad. Se posicionan gracias a un convincente discurso populista, diciéndole a la gente lo que desea escuchar. Son muy organizados y poseen un amplio equipo de apoyo. Si en alguna conferencia se presenta una pregunta “embarazosa”, de inmediato su equipo dispersado entre el público se pone en acción planteando múltiples preguntas que ahogan la inicial y esta se queda sin ser contestada. Una vez en el poder, su discurso puede cambiar radicalmente.
' Un congreso contrario al presidente solo es indicativo de cuatro años difíciles para Guatemala.
Carlos R. Paredes
Sin embargo, luego del gobierno de la UNE vimos que ni fue de izquierda ni representó el cambio esperado por todos. En esta ocasión, un congreso contrario al presidente solo es indicativo de cuatro años difíciles para Guatemala. Este es, en mi opinión, el mayor riesgo, ya que no importa si el partido Semilla es cancelado luego de las elecciones, porque sus diputados electos permanecerán como independientes.
En el mundo hay muy pocos países comunistas: Corea del Norte, y todos conocemos cuál es su situación económica debido a la política totalitaria de su gobierno; Vietnam, cuya economía crece al ofrecer oportunidades seguras de inversión extranjera proveyendo mano de obra barata; China, que ha crecido de una manera sostenida luego de adoptar medidas de libre empresa; Nicaragua y Venezuela, que tienen gobiernos totalitarios y socialistas, pero que no son comunistas. Los países nórdicos de Europa podrían ser socialistas por el gran apoyo a su población, sin tener absolutamente nada de totalitarismo ni de comunismo.
Por lo anterior, sostengo que la izquierda y la derecha actuales ya no son ni representan lo que fueron durante la Guerra Fría. Actualmente todos los países caminan hacia una posición más del centro, con una clara tendencia de libre empresa acompañada de programas sociales sostenibles. No me refiero a programas de Responsabilidad Social Empresarial o programas de apoyo como “mi familia progresa” o las “bolsas solidarias”, sino de verdaderas iniciativas de apoyo en donde el beneficiado trabaja por lo que recibe. Son iniciativas bien diseñadas y su implementación no permite la corrupción. ¿Será que Semilla busca el modelo de gobierno nórdico o un modelo totalitario más parecido al de Cuba o Corea del Norte?
En lo personal, pienso que las posiciones de ambos partidos son claras y en esta ocasión temo que la votación no será por “el menos peor”, sino por “el que menos temor infunda”.